España antes del Covid-19: la economía crece un 2% en 2019

La economía española avanza antes del coronavirus. El Producto Interior Bruto (PIB) del país cerró 2019 con un incremento anual del 2%, frente al avance del 2,4% que la economía española registró en 2018, según los datos definitivos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La subida de la economía española es la menor registrada desde 2014. A precios corrientes, el valor del PIB en 2019 se situó en 1.245.331 millones de euros, un 3,6% más que en el año anterior.

En el último trimestre de 2019, la economía española registró un crecimiento interanual del 1,8%. En términos intertrimestrales, el alza fue del 0,4%, una décima inferior a los datos provisionales de enero.

La demanda nacional contribuyó al crecimiento del PIB en 1,3 puntos en el cuarto trimestre, mientras que la demanda externa aportó 0,5 puntos a la economía española en los últimos tres meses de 2019.

El empleo, medido en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, aumentó a un ritmo interanual del 2% en el cuarto trimestre del año, dos décimas más que el trimestre anterior.

El coronavirus golpea también al online: Zalando prevé un impacto “significativo”

El online también llora. La compañía alemana de ecommerce Zalando prevé que su resultado en el primer trimestre esté “significativamente” por debajo de lo previsto, según ha explicado hoy en un comunicado.

La empresa ha señalado que las previsiones realizadas el pasado 11 de marzo se reducirán como consecuencia “del menor gasto de los consumidores europeos como resultado de las medidas tomadas por los gobiernos contra la propagación del coronavirus”.

El grupo preveía elevar sus ingresos un 19% y engordar un 23% el denominado gross merchandise value, las ventas que se realizan a través de su plataforma. En cambio, la empresa anticipaba que su beneficio bruto (ebit) se redujera en veintiocho millones de euros.

Zalando finalizó 2019 con un crecimiento del 20,3%, hasta 6.482,5 millones de euros. El beneficio de la compañía se disparó un 94% durante el periodo, hasta 99,7 millones de euros. Los planes de la compañía para 2020 pasaban por volcarse en el lujo ampliando su segmento de marcas premium.

Pompeii da un giro al online: acerca la tienda a la Red tras el cierre del comercio

Las tiendas cierran, pero la vida sigue. Una semana después de publicar una carta que se hizo viral en la que explicaba un expediente de regulación de empleo (Erte), Pompeii da una vuelta de tuerca a su ecommerce con un nuevo servicio de atención al cliente.

Jaime Garrastazu, cofundador de la empresa, explica que desde que comenzó la crisis del coronavirus la empresa ha estado trabajando en dos puntos: por un lado, cómo llevar la tienda física al online y, por otro, cómo seguir construyendo la marca “cuando la gente no necesita el producto”.

En este sentido, la compañía acaba de lanzar una prueba piloto de atención por videollamada que denomina live room, con la que el cliente puede hablar en directo con un asistente de ventas de la empresa, un departamento que en Pompeii denominan happiness. “La tienda aportaba atención más personalizada y poder ver la zapatilla, y es lo que hemos querido trasladar al canal online”, explica Garrastazu.

 

El proyecto, que aún está en fase inicial, se ha lanzado mediante la plataforma Octane, que ya gestionaba el chat online de la web de Pompeii. El objetivo es poder replicar las tiendas en casa de los empleados, ampliar el servicio para llegar a más clientes y permitir agendar citas.

Pese a la paralización general del comercio, Pompeii ha cerrado marzo con ventas por encima de las del mismo mes del año pasado, aunque a corto plazo no descarta escenarios de fuertes caídas.

La nueva herramienta pretende dar un nuevo impulso a la empresa después de que el coronavirus impactara de lleno en su negocio. En una carta publicada la semana pasada en sus redes sociales y titulada Joder, la empresa relataba que “hace una semana estábamos creciendo al 40% con cuatro tiendas abiertas, cincuenta personas en el barco y dos tiendas más en obras”.

“Hoy, una semana después, nos sentamos delante del ordenador en nuestras casas habiendo hecho un Erte al 100% de la plantilla, por maldito Skype, y nuestras tiendas, cerradas, sin saber por cuánto tiempo”, proseguía la empresa.

 

Tras el cierre de toda la actividad no esencial decretado ayer, la compañía continúa operando su canal online, aunque podrá servir únicamente el stock que se encuentra ya en el almacén de la compañía. Además, Pompeii da la opción de recibir los pedidos una vez finalice el estado de alarma.

Otras start ups de moda, como Laagam, están también teniendo buena acogida online en las primeras semanas de confinamiento. La compañía está enfocando su estrategia en la creación de contenido y en impulsar su suscripción anual Laagam Prime, con la que se obtienen descuentos especiales.

En su web, la empresa da la opción de recibir los pedidos en el plazo habitual o una vez que se reestablezca la situación habitual, por la que se inclinan la mayoría de clientas. “Tenemos muchas referencias pero poco stock, y parece que eso sigue animando a nuestra clientas a comprar; estamos muy agradecidos por todo el apoyo”, dice Inés Arroyo, cofundadora de la compañía.  La empresa mantiene también las ventas a través de WhatsApp y conserva a toda su plantilla fija, unas diez personas.

Cisnes negros, rinocerontes grises y otros animales de la jungla: las incógnitas de la moda después del coronavirus

“Tanto si esperamos otra invasión como si no, nuestras opiniones sobre el futuro humano deben modificarse mucho a raíz de estos sucesos. Ahora sabemos que no podemos considerar que este planeta esté protegido y asegurado para el hombre, pues eso nos impediría anticiparnos al bien o al mal desconocido que pueda sobrevenirnos de repente del espacio exterior”. Este extracto de La guerra de los mundos, obra cumbre de la ciencia ficción escrita por H. G. Wells en 1898, recoge una de las reflexiones finales del narrador y protagonista de la historia, en la que unos alienígenas intentan infructuosamente invadir la Tierra.

El aprendizaje del personaje de Wells tiene hoy, más de un siglo después, completa vigencia. El enemigo inesperado de la especie no es un extraterrestre hostil y genocida, pero obliga sin duda a toda la humanidad a iniciar una fase de reflexión sobre sí misma, su futuro y su relación con el medio ambiente. Tal es el efecto que produce este Godzilla invisible que impactará en las normas de la actividad económica, la economía de consumo y, por supuesto, la industria internacional de la moda.

Accede al número especial de la Revista Modaes.es 
Cisnes negros, rinocerontes grises y otros animales de la jungla: 
las incógnitas de la moda después del coronavirus

Como cisne negro, el Covid-19 es incluso más transformador que los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001, la Primavera Árabe o incluso la caída del Muro de Berlín. La diferencia con los anteriores sucesos inesperados es que su origen no está en la acción de los hombres, y además es un fenómeno que el propio ser humano no puede controlar. El Covid-19 advierte al hombre de su fugacidad en el universo: al cierre de este reportaje, un tercio de la humanidad se encontraba confinada en sus casas.

De nuevo se pone en entredicho El fin de la historia y el último hombre, de Francis Fukuyama, en el que vaticinaba que, tras la caída de la Unión Soviética, la historia humana como lucha entre ideologías ha concluido en favor de la economía. Muy al contrario, la crisis del coronavirus tiene que ver precisamente con el modelo económico, con el movimiento ecologista y la transformación de la economía hacia la circularidad, con la posverdad y con el nuevo orden geopolítico mundial.

 

Pero sobre todo tiene que ver con el dominio, nuevamente refutado, del hombre sobre la naturaleza y con la sociedad del riesgo de Ulrich Beck, en la que los riesgos sociales, políticos, económicos e industriales tienden cada vez más a escapar de las instituciones de control y protección de la sociedad industrial.

“El suelo ha desaparecido bajo nuestros pies, todo punto de apoyo ha desaparecido de golpe y porrazo y no se ve ni el final del abismo”, decía tras una semana de confinamiento un empresario vinculado al sector de la moda. ¿Qué incógnitas deja la crisis del coronavirus sobre el futuro de la humanidad y la economía? ¿A qué debe atenerse en el arranque de la tercera década del siglo XXI un sector como el de la moda?

En mitad de una crisis de final todavía incierto resulta imposible ofrecer una perspectiva clara sobre lo que va a ocurrir: ni siquiera los analistas habituales del sector y del mundo económico en general se atreven a trazar la hoja de ruta que deberá seguir la economía, y menos aún la moda el día después de. Pero sí es posible formular las preguntas y posibles respuestas de lo que, tal vez, pueda conllevar el coronavirus.

Igual que algunas guerras fueron un acelerador del progreso tecnológico e industrial de países como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, por no hablar de su efecto en antiguas civilizaciones, el crack del Covid-19 puede acelerar transformaciones que ya estaban en marcha. Un acontecimiento que representa como ningún otro la definición de cisne negro de Nassim Taleb azuza el fuego del cambio en el planeta. Rinocerontes grises como la sostenibilidad, la desigualdad o la desglobalización, entre otros, se hacen más visibles que nunca para un sector que juega como pocos otros en la economía del consumo (o hiperconsumo) y en el sistema económico global, tanto en las cadenas de suministro como en las comerciales.

La incertidumbre ya se había impuesto en los últimos años como una realidad con la que debían lidiar las empresas de moda y de todos los sectores. Pero después de la crisis del coronavirus la percepción del riesgo adquiere una nueva dimensión: cuando se ha presenciado lo imprevisible de una forma tan brutal y violenta (a cierre de esta edición se contabilizaban más de 32.000 fallecidos por este virus en todo el mundo), es más natural pensar que algo semejante puede volver a ocurrir. Ahora que la percepción del riesgo ha cambiado, ¿cuáles son los cisnes negros, rinocerontes grises y otros animales de la jungla para la moda?

Desglobalización

Del America First de Donald Trump al Brexit, de Jail Bolsonaro a Santiago Abascal, el nacionalismo y un movimiento retrógrado en torno a la globalización y la multilateralidad ya estaba muy presente en el escenario político global antes de la llegada de la pandemia, que se ha erigido como un nuevo actor en la geopolítica global. Precisamente, una crisis que se ha hecho mundial gracias en buena medida a la globalización se ha convertido en un elemento desglobalizador.

Si en los últimos años se cerraban fronteras a la inmigración de países pobres, en los últimos meses se han cerrado para evitar la entrada de contagios de otros países. A esto le ha sucedido la intervención sobre cadenas de suministro globales de determinados productos para hacer frente a la crisis sanitaria: el 13 de marzo, Alemania restringió o prohibió las exportaciones de hasta 1.324 productos, incluido el paracetamol y aparatos médicos, que el país quería conservar para consumo propio.

Emergen las voces en favor de la industria local, en contra de una ineficiente Unión Europea o incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras las macropotencias, Estados Unidos y China, se acusan mutuamente de provocar la pandemia.

La Unión Europea, el experimento más avanzado de integración multinacional política, económica y hasta monetaria desde la Segunda Guerra Mundial, puede salir de la crisis tocada de muerte tras el Brexit, o reforzada y más integrada con iniciativas que ya se van esbozando, como un Plan Marshall europeo o los llamados coronabonos. De momento, Francia, Portugal, Italia y España se enfrentan a países como Alemania y Holanda lanzándose calificativos como “repugnante”.

China gana posiciones en el nuevo orden mundial

“Aunque los océanos nos separen, nos une la misma luna”. Es la llamativa frase que lucía escrita en castellano y en chino en los palés de material sanitario que Inditex donó a la sanidad pública española para hacer frente al coronavirus y que, por supuesto, venía de China.

Otra posible consecuencia de la crisis es el aumento de la influencia económica de China en el mundo. A pesar de que comenzó ocultando la epidemia, la China de Xi Jinping ha demostrado una gran eficacia en la lucha contra el virus gracias en buena medida a un férreo control de la población con la ayuda de la tecnología. Además, mientras la pandemia se expande y Estados Unidos, buena parte de Europa, Lationamérica y África empiezan a enfermar, China ya se ha curado.

A finales de marzo, mientras el número de contagios se disparaba en Estados Unidos, convertido en el nuevo epicentro mundial de la pandemia, China aprovechaba la ocasión para elevar su influencia internacional. El día 17, Jinping y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, mantuvieron una charla telefónica con un contenido elocuente: por un lado, China ayudará a España a superar el virus, y, tras la crisis, China propone aumentar los intercambios y la cooperación en muchos ámbitos. El gigante asiático estaría dispuesto, por ejemplo, a aumentar las importaciones de productos de alta calidad procedentes de España.

La actuación de China con Italia ha sido muy semejante, instalando una idea inequívoca en el imaginario colectivo del país: mientras la Unión Europea desatiende las peticiones de los países mas afectados del sur del continente, la ayuda tiene que llegar del Lejano Oriente.

Sostenibilidad ambiental

El Covid-19 ha dejado repentinamente en stand by la que era hasta la fecha la mayor preocupación del planeta: el calentamiento global y la protección del medio ambiente. Confinados en sus casas, los habitantes del mundo han dejado de lado la preocupación por la ecología y la sostenibilidad para preocuparse por no enfermar. La activista Greta Thunberg, persona del año en 2019 según la revista Time, ha salido del mapa de la actualidad tan rápido como ha entrado en escena el coronavirius.

Sin embargo, un enemigo letal y terrorífico como el coronavirus no hace sino volver más real una amenaza a menudo lejana como la del agotamiento de los recursos o el aumento del nivel del mar.

¿Por qué? En el imaginario colectivo, y son varios los empresarios que lo han repetido durante las últimas semanas, empieza a calar la idea de que la pandemia es una suerte de “venganza” de la naturaleza. Además, el fin del mundo (por un hipotético agotamiento de los recursos naturales) era visto hasta ahora como algo lejano, mientras ahora el mundo ha bajado su listón del riesgo.

La paralización de la economía mundial, con fábricas cerradas y nula movilidad, tendrá un impacto, como ya empieza a demostrarse, en la contaminación del planeta. La Agencia Espacial Europea mostraba el pasado 27 de marzo imágenes del continente con una reducción significativa de las concentraciones de dióxido de nitrógeno en grandes ciudades como París, Milán o Madrid entre el 14 al 25 de marzo de 2020, coincidiendo con el inicio de la cuarentena en España.

Cuando la crisis del coronavirus esté superada, estos datos pueden dar alas a la sostenibilidad y el Covid-19 puede ser el gran impulsor de la transformación de la economía hacia la circularidad y, particularmente, hacia un descenso del hiperconsumo imperante en Occidente.

Desigualdad

Otro rinoceronte gris que Occidente se ocupa obstinadamente de ignorar es la creciente desigualdad que existe en el planeta. Según datos de Oxfam, 735 millones de personas en todo el mundo viven en la pobreza extrema, mientras que el 1% más rico del mundo posee más del doble de riqueza que 6.900 millones de personas.

A pesar de las críticas recibidas, particularmente desde el derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh en 2013, lo cierto es que la industria textil y del calzado ha sido un gran dinamizador de la industrialización (y salida de la pobreza para cientos de miles de personas) de países del tercer mundo. Pero también es cierto que basa su sistema de suministro en un mundo profundamente desigual que, en ocasiones, da señales de alarma. La pregunta de hasta dónde puede la moda tensar la cuerda de la desigualdad en el mundo continúa estando sobre la mesa.

El sector de la moda lleva años trabajando en mecanismos de control ante los abusos de las cadenas de suministro que escapan del alcance de las multinacionales, pero el sistema no es ni mucho menos inmune a la ruptura de la cadena de producción. En enero de 2019, las protestas laborales por una subida de salarios obligaron a cerrar decenas de fábricas en Bangladesh, mientras que seis años antes, en Camboya, unas protestas similares terminaron con varios muertos en enfrentamientos con la policía.

Tras una crisis como la del coronavirus, que ha dejado expuestas las cadenas de suministro de los gigantes del sector (primero con la paralización de China y después con el cierre de países como India o Bangladesh), las empresas van a tender de forma automática a buscar seguridad, lo que pasará por trabajar con menos proveedores pero más estables y, probablemente, geográficamente más cercanos.

Autenticidad y transparencia

En un mundo en el que la expresión fake news se ha colado casi en el diccionario, la autenticidad se ha convertido en el objetivo más ansiado de las marcas. Cuando todo el mundo engaña, los consumidores buscan marcas que no lo hagan, y de ahí el auge de jóvenes compañías que muestran a sus fundadores hablando a cámara o de firmas que dicen poner al descubierto todos sus proveedores.

En moda, otra muestra de este prestigio de la autenticidad es cómo los cánones estéticos han comenzado a cambiar y mujeres con curvas y sin maquillar han desterrado a los perfectos ángeles de Victoria’s Secret, al menos entre las generaciones más jóvenes.

Cuñaos, tierraplanistas y agoreros han abundado como nunca en las últimas semanas en las redes sociales y en los grupos de Whatsapp en España en torno al coronavirus. El terreno ha estado abonado para bulos, supersticiones y teorías de la conspiración que se han transmitido sin pausa entre una población asustada, pero paradójicamente más formada que nunca.

Con la población confinada en su casa y expuesta a todo tipo de impactos (de memes a notas de audio sobre el coronavirus), las visitas a los medios de comunicación (los en teoría garantes de la verdad) se han disparado. Cuando los habitantes del planeta dejen sus casas, seguirán buscando esa seguridad y recurrirán a marcas auténticas y transparentes, aunque sólo lo sean en apariencia. De nuevo, el Covid-19 ha acelerado un movimiento que ya se estaba produciendo.

Comunidades

Si una crisis como la actual puede hacer que la globalización dé un paso atrás, la consecuencia directa será que las comunidades volverán a tener relevancia. Internet y las redes sociales permitieron que todos los amantes de la música country en versión ska se unieran, pero ahora las comunidades harán referencia a la cercanía física.

En las grandes ciudades, los vecinos no eran más que gente con la que te cruzabas por la escalera, pero una situación como la que vive hoy el mundo está haciendo que los lazos se estrechen. Está por ver si este fenómeno se mantendrá en los vecindarios, pero diferentes sociólogos empiezan a hacer referencia a las comunidades como elemento que aporta seguridad.

Las comunidades aportan, además, cuidado, y tras meses confinados en casa protegiéndonos o pendientes de nuestros seres queridos, las marcas deberán cuidarnos. Otro valor al alza será, por tanto, la cercanía con los consumidores y la protección. Si Nike ha reinado durante los últimos años con la cultura de la victoria y el guerrero (la biografía de Phil Knight se tradujo al español con el título Nunca te pares), ahora quizás se impongan las marcas que hablen de “nosotros”.

Transformación digital

Confinados en sus casas, los ciudadanos de los países desarrollados han descubierto que se puede hacer ejercicio al lado de una ventana mediante una app sin pagar la cuota del gimnasio, y los que no se todavía no habían subido al carro del ecommerce han entrado en él aunque sólo sea para comprar papel higiénico. Aunque el ser humano es un animal social e ir al gimnasio o ir de compras tiene parte de ello, tras la crisis quizás descubriremos que hay gastos de los que podemos prescindir o que podemos incurrir en ellos de otra manera.

Por otro lado, de la noche a la mañana la reclusión ha hecho descubrir el teletrabajo a millones de personas (y empresas) y ha promovido la incorporación a toda velocidad de herramientas tecnológicas para las comunicaciones y la organización del trabajo. Aunque en los círculos más sostenibles de la industria de la moda todas las reuniones se realizaran por Zoom desde hace años para reducir la huella de carbono derivada de los viajes, lo cierto es que el grueso de la humanidad nunca había oído hablar de esta aplicación.

El consumidor terminará de transformarse digitalmente, igual que lo harán las empresas, pero la moda tendrá todavía un reto pendiente sobre la mesa. Si la transformación digital hubiera sido plena en el sector, la industria 4.0 hubiera estado ya implantada, mitigando el que será el gran enemigo del sector cuando las tiendas reabran: el stock. Si la producción bajo demanda ya era una labor pendiente del sector, las toneladas de stock devaluado que encontrarán las empresas al salir de la crisis del coronavirus harán que sea una tarea aún más apremiante.

Menos es más

Si las personas han bajado su umbral del riesgo, también lo han hecho las empresas. En un mundo en el que, de la noche a la mañana, las tiendas pueden estar totalmente cerradas y el consumo quedarse a cero, los actores económicos se lo pensarán dos veces antes de tomar riesgos.

En un sector en el que el consumo se frena año tras año, al menos en los países desarrollados, y en el que el producto ya no está entre las prioridades de los consumidores como es la moda, a lo largo del último año el número de empresas que han empezado a dejar de tener el crecimiento como su máxima ha ido al alza. “Menos es más” o “rentabilidad y no crecimiento” son dos expresiones que se han instalado en los comités de dirección.

Por otro lado, los consumidores habían empezado también a cambiar. En 2019, por ejemplo, se acuñó el término sueco köpskam para definir la vergüenza de comprar ropa. Tras meses confinados, quizás el consumidor sienta unas ganas locas de renovar todo su vestuario, pero quizás también, después de haber tenido tiempo de ordenar su armario, se habrá dado cuenta de la cantidad de prendas que tiene y no usa.

El menos es más, aplicado a las empresas o a las personas, conduce a un mundo intrínsecamente más lento. En un entorno más vulnerable, más peligroso y más lento, la caja es más importante que el beneficio, y el beneficio más que la facturación. Una gran red de tiendas se ha evidenciado, por ejemplo, como un lastre en un momento como el actual.

Utopía contra distopía

Thomas Moro imaginó en Utopía una isla desconocida en la que se lograría la organización ideal de la sociedad, pero lo cierto es que la literatura de ciencia ficción no ha ahondado mucho a lo largo de la historia en los futuros perfectos. Por el contrario, desde Un mundo feliz de Aldous Huxley a 1984 de George Orwell, pasando por Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, Blade Runner de Philip K. Dick, o Nosotros de Evgueni Zamiatin, las distopías y novelas postapocalípticas han hecho volar mucho más la imaginación de los grandes autores del género.

En síntesis, estos escritores proyectan sus temores sobre la deriva del mundo actual (el que les tocó vivir, en todo caso, como le ocurrió a Orwell en 1948) para imaginar hacia dónde podría llegar el sistema en el futuro (en este caso, a 1984). Es decir, cómo podría degenerar el mundo.

No hace falta mucha imaginación para vislumbrar un futuro inmediato en el que el mundo saldrá del confinamiento del coronavirus más empobrecido y, desde luego, con unos consumidores menos dispuestos a gastar dinero en moda. Según las primeras estimaciones de Boston Consulting Group, la caída más elevada de las ventas de moda se producirá precisamente en el sur de Europa, con un descenso en el consumo que podría llegar al 40%.

Niveles de paro disparados, cierre de cientos de empresas y deudas públicas abultadas conformarán en general un mundo más empobrecido, pero que antes o después superará la conmoción del duro golpe recibido. Está por configurarse una nueva normalidad y, tras el parón absoluto, la humanidad emprenderá un rumbo a alguna parte. ¿Con qué escenario se encontrará la moda?

La visión más optimista es la de un mundo más maduro en el que las personas y las empresas han aprendido algunas lecciones y que será, por tanto, más transparente y sostenible. En el mismo, los valores del poder y la victoria se reconfiguran en favor de una concepción más relajada y holística de la felicidad y el bienestar. El mundo tomará una hoja de ruta que está en realidad muy clara: crecimiento inclusivo y economía circular, como promulgan hoy en día de la ONU al FMI.

La peor, en cambio, es la de un mundo que sucumbe a los riesgos más perniciosos del miedo incontrolable y la arrogancia irreflexiva, y en el que logros que parecían inquebrantables, como mundialización y democracia, se desdibujan y desaparecen. Un mundo de más barreras, más pobreza, más ignorancia y más totalitarismo, en definitiva peor para una mayor parte de la humanidad. Un panorama que muchos ven lejano, superado, pero que el cisne negro que acaba de entrar en escena hace más creíble.

Gran crítico de la sociedad victoriana que le tocó vivir, H. G. Wells era en realidad un optimista. Fue capaz de imaginar un mundo destruido por una invasión marciana, pero dejó espacio para la esperanza en que, quizás, todo había servido para algo. “Es posible que, con relación al conjunto del universo, esta invasión de Marte acabe suponiendo un beneficio para los hombres: nos ha despojado de la confianza serena en el futuro, que es lo que más fomenta su decadencia, y ha contribuido enormemente a la ciencia humana y a promover la concepción del bien común de la humanidad”.

Caja, unión y honestidad o cómo la moda debe plantar cara al coronavirus

Afrontar una situación que nadie ha vivido antes y no dejarse amilanar por las circunstancias. Es la actitud de la mayor parte de las empresas españolas del sector de la moda que, a pesar del enorme desafío que supone el estado de alarma por el coronavirus, no pierden la calma y la perspectiva, buscando el aprendizaje y el plan de salida de la crisis. De Pepe Jeans y Tendam a Bóboli, El Ganso o Nextil, responsables empresariales y consultores especializados en el sector reconocen la urgencia de la caja, tras un tiempo aún indeterminado de ventas cero, para ganar tiempo y, más adelante, recomponer la cuenta de resultados. Mientras tanto, continúa la transformación, con un consumidor que demanda honestidad a unas marcas cuyos timoneles deben demostrar más que nunca su pericia y su valía.

Revenue is vanity, profit is sanity and cash is reality. Primero hacer caja y, después, adaptar la estrategia a la nueva realidad de un mercado que nadie sabe cómo será ni cuánto tardará en recuperarse. La industria de la moda, intensiva en retail y con un bien prescindible en un momento como el actual, está siendo una de las más afectadas por la pandemia del coronavirus. El primer impacto llegó al sourcing y, después, pasó al consumo, para terminar dañando todos los eslabones de la cadena de valor, de la logística al márketing. El negocio de la moda se ha ido adaptando al embate de la pandemia, situado en un momento de stand by sin final definido. Caja, unión y honestidad se perfilan como los elementos esenciales de la nueva hoja de ruta de la moda.

El pasado 26 de marzo, cuando no habían pasado ni dos semanas desde el inicio del estado de alarma decretado por el Gobierno de España para hacer frente a la expansión de la pandemia, primeros ejecutivos de algunas de las principales empresas del negocio de la moda y expertos del sector se reunieron de la mano de Modaes.es para analizar la situación de la industria y tratar de definir su futuro. En encuentro, como no podía ser de otra manera, se celebró a través de una plataforma de videollamadas, con todos los participantes en sus respectivos domicilios en mitad del confinamiento.

Diferentes eslabones de la cadena de valor y empresas de diferentes tamaños y segmentos estuvieron representados en la mesa virtual, en la que se mezcló preocupación, incertidumbre, reflexión y, sobre todo, ilusión y optimismo de cara al futuro. “Cuando las cajas empiecen a sonar, aunque sea para vender 50 euros, todo empezará a girar: la sonrisa será una rueda y la ilusión hará que movamos montañas”, exclamó Álvaro Cebrián, cofundador de El Ganso.

Ignacio Sierra, director general corporativo de Tendam; Marcella Wartenbergh, consejera delegada de Pepe Jeans; Eduardo Zamácola, consejero delegado de Neck&Neck y presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex); Pedro González, director en España de Bestseller; Manuel Martos, director general de Nextil; Arancha Algás, directora general de Bóboli; Javier Vello, socio de EY, y Patricio Ramos, partner de BCG, completaron la mesa.

“Lo cierto es que cerramos las tiendas y ni siquiera hicimos una foto de cómo quedaron”, dijo Wartenbergh en referencia al que, según ella, es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el sector en el corto plazo: el stock. Con la incertidumbre de la duración del confinamiento y el cierre forzoso de tiendas, lo cierto es que en mercados como España el stock acumulado en ellas corresponderá a la transición entre invierno y primavera y los establecimientos reabrirán con temperaturas altas.

“La incertidumbre es cuánto tiempo va a pasar, ya que una entrada cero de dinero es una catástrofe cuando tienes toda la temporada pagada”, señaló Zamácola, que apuntó que este desacople entre el stock y la temporada “puede ser una oportunidad para corregir las rebajas y los descuentos”. “Va a haber un exceso de stock en todo el mundo -agregó Wartenbergh-; vamos a tener que liquidar porque lo que necesitamos es generar caja”. Esa es precisamente la primera obligación de las empresas del sector según todos los participantes: generar caja para hacer frente a la situación.

“Una guerra”, “algo que sólo pasa una vez en la vida” o “algo inédito” fueron expresiones que surgieron a lo largo de la mesa virtual y que sirvieron para explicar que, tanto empresas grandes como pequeñas, han quedado tocadas duramente por esta situación. Y de ahí la necesidad de generar caja.

Hay una cosa que está clara: vamos a llegar a esa apertura con un sobrestock que está depreciado, en la cuenta de resultados se ha ido a no sé dónde”, apuntó por su parte González. Igual que Sierra, abogó por la búsqueda urgente de ingresos: “olvidémonos del ebit, vamos a la liquidez y, a partir de allí, ya haré planes de futuro para reconstruir la cuenta de resultados”, dijo.

“Ahora no es momento de la rentabilidad, es momento de pensar en la caja -exclamó Sierra-; como empresarios tenemos el deber de analizar el escenario”. “Nuestro deber es pensar como responsables de organizaciones con cien, mil o 100.000 personas”, dijo. Y advirtió: “tengamos cuidado: la palabra no es rentabilidad, no es full price, la palabra es caja y no otra”. 

Reglas del juego

¿Cómo trazar estrategias cuando el tablero de juego se difumina? Con unas reglas del juego claras. Esta es una de las reclamaciones de los ejecutivos del sector, que se lamentaron de la falta de “claridad” de las medidas adoptadas por el Gobierno para apoyar a las empresas a hacer frente a la paralización de la actividad derivada del coronavirus. “Ante esta crisis, no hay una sensación de que el sector se esté moviendo de forma única, al menos en comparación con otras actividades o con la moda en otros países como Italia”, señaló Javier Vello, a lo que Patricio Ramos agregó que “existe una gran fragmentación que hace que no resulte fácil una acción coordinada de varios operadores”.

El director general de Nextil hizo un llamamiento a que la industria española de la moda colabore con todos los eslabones de la cadena de valor, tal y como ocurre en otros países. “En otros lugares del mundo, los clientes te llaman y tratan de buscar colaboración y tú te haces flexible -dijo-; y esta situación se ha gestionado con juego limpio”.

“En la crisis de 2007, la moda fue el motor del empleo en España, en la tienda y con su capacidad de internacionalización -destacó el ejecutivo de Tendam-; hay una muy buena oportunidad para coordinarse como sector”. “Con un sector que arrastra el 2,9% del PIB, ¡el Gobierno debe prestarnos mucha atención!”, reivindicó, a lo que Wartenbergh agregó que “somos un sector estratégico”.

En una mirada más holística, la consejera delegada de Pepe Jeans destacó la importancia del papel de las empresas como dinamizadoras de la economía, el empleo y, por ende, el consumo. “La automoción, por ejemplo, crea empleo, que, a su vez, se traduce en consumo y la rueda gira”, reflexionó la ejecutiva mexicana. Por su parte, Zamácola alertó de la baja presencia de la figura del empresario en los medios de comunicación en el transcurso de esta crisis. “Tenemos por delante un trabajo importante de comunicación en favor del empresario, debemos unirnos con una voz única”, opinó.

“En Francia dejaron muy claro todo lo que iban a hacer el día que declararon el estado de alarma, mientras que aquí no sabes si puedes acogerte a la fuerza mayor y es todo muy confuso”, se lamentó el confundador de El Ganso. ¿Qué le piden las empresas al Gobierno? “Claridad” y, otra idea, “posponer no es solucionar”.

Consumo 

“Ahora es el momento de mostrar lo que deben ser las marcas -señaló Wartenbergh-; no podemos empujar, porque los consumidores han cambiado”. Tal y como recordó Sierra, el único precedente de una situación similar a la actual es la emergencia sanitaria del SARS, una neunomía que apareció a finales de 2002 en la provincia china de Cantón y se propagó en Hong Kong y Vietnam en 2003. “La moda al principio fue vista como algo superfluo -recordó Sierra-; podemos ser un elemento de normalización, pero debemos tener cuidado: primero están ellos, luego somos nosotros”.

Pese a ello, Álvaro Cebrián señaló que “la ilusión que vamos a tener todos va a poder con todo: en la humanidad ya han pasado situaciones así, lo único que para nosotros es la primera vez”. En línea con el cofundador de El Ganso, la directora general de Bóboli señaló que en el momento actual las empresas tienen una oportunidad “increíble” de llegar a las personas como marcas. “Están con el móvil pegado a la mano, pero ahora no es momento de venderles un conjunto de ropa, es bastante ridículo -admitió-; tenemos una ocasión increíble para anclar nuestras marcas en el alma de la gente”.

De todos modos, Vello hizo una llamada a la racionalidad. “No podemos imaginar que la gente va a salir a la calle como si no hubiera pasado nada -advirtió-; hay que buscar medidas incentivadoras mientras la población se va incorporando al consumo”.

Todos los ejecutivos presentes en el encuentro destacaron el cambio que va a experimentar el consumidor, tanto en valores como en hábitos de compra. A lo largo de las últimas semanas, personas que hasta ahora no se habían atrevido o no habían sentido la necesidad de comprar online lo han hecho, al tiempo que las redes sociales se han llenado de personas ordenando sus armarios y haciéndose conscientes de la cantidad de ropa que tienen y no utilizan.

“Son cambios que ya se venían produciendo y esta situación los va a acelerar -dijo Sierra-; el ecommerce, por ejemplo, aumentará su cuota y se normalizará”. Lo mismo ocurrirá, a juicio de los directivos, con la sostenibilidad. Lejos de quedar en un segundo plano por la necesidad urgente de generar caja, las empresas continuarán adaptando su cadena de valor a la sostenibilidad porque, tal y como señaló el ejecutivo de Bestseller en España, “no hablamos de futuro, sino de presente”.

“Si algo ha sacado a flor de piel esta situación son las emociones”, agregó asimismo Pedro González, en referencia a la ola de solidaridad que ha recorrido y continúa recorriendo el mundo, con gestos como los aplausos espontáneos que, cada noche, se producen en España para reconocer el trabajo del personal sanitario. “Todos debemos ser más solidarios en todos los sentidos -reflexionó Cebrián-; hemos de fomentar mucho más nuestro vínculo con el cliente”.

Las marcas deben ser, hoy más que nunca, honestas. “Vamos a vivir una vuelta a lo esencial, quizás habíamos perdido la percepción del riesgo -afirmó Sierra-; el mundo de los negocios va a ser mucho más empático, porque ahora cada día es una hoja en blanco”.

Gestión en momentos de incertidumbre

Y con esa hoja en blanco es con la que deben lidiar los directivos, en un momento en que, como dijo González, “estamos aprendiendo a hacer cosas que eran impensables y que hay otras formas de encarar los negocios”. “Ahora la incertidumbre no es a seis meses, ahora debemos reaccionar en horas, en minutos”, agregó Wartenbergh.

Liderazgo, realismo, capacidad de priorizar o adaptación son algunas de las cualidades que deben tener los ejecutivos en un momento tan complejo como el actual. “La adaptación es un elemento clave para la supervivencia de las especies”, recordó el ejecutivo de BCG, mientras Zamácola señaló que un directivo, “hoy más que nunca, debe tener cabeza fría, a pesar de que ninguno de nosotros hemos vivido un momento así”.

“Ser un buen líder, hacer que las cosas sucedan”, dijo González en referencia a cómo debe ser un gestor, a lo que Martos agregó que “en un momento como este es importante asumir la realidad, no ponerle guindas”. Realismo, coraje, visión y capacidad de priorizar, destacó Sierra, mientras Algás apostó por “tener los pies en el suelo y la mirada alta”. Y Zamácola agregó: “todo eso y, además, ser buena persona”.

Para el cofundador de El Ganso, en cambio, la valentía es una cualidad imprescindible: “quien se quede bloqueado por el miedo no reaccionará, cuando se salga de esta alarma va a haber tormenta”. Y Vello recogió el guante con una metáfora marinera. “Nunca la buena mar ha hecho buenos marineros: ahora se va a ver quiénes son buenos directivo”, concluyó.

El retail pierde brillo en Madrid: los precios caen un 4,8% en 2019

La transformación del retail lastra los precios de los locales en Madrid. El precio medio de los activos de retail en la capital de España se situó en 2.055 euros por metro cuadrado en 2019, 104 euros menos que en 2018, lo que significa un descenso interanual del 4,8%, según el Informe Anual publicado por el Colegio de Registradores de la Propiedad de España.

En el conjunto de España, el precio medio de las transacciones de locales comerciales se ha mantenido prácticamente plano, en 1.305 euros, frente a los 1.307 euros por metro cuadrado de 2018. El dato de 2019 es el menor de la serie histórica, iniciada en 2003.

El Colegio de Registradores indica que esta caída refleja “la ganancia de cuota de mercado del comercio electrónico en numerosos sectores y el proceso de salida de los negocios tradicionales de los barrios”. En todo caso, el descenso del 0,1% en la cifra global es mucho menor que el 6,9% registrado en 2018; mientras que el ajuste acumulado desde máximos de 2008 es del 39,7%.

 

Asturias es la segunda comunidad autónoma donde más descendió el importe medio de los locales comerciales en términos absolutos, situándose en 865 euros por metro cuadrado, 89 euros y un 9,3% menos que los 954 euros por metro cuadrado registrados en 2018. Por su parte, La Rioja completa el podio con una caída de 63 euros por metro cuadrado, lo que significa una contracción del 6,9% al pasar de 911 euros por metro cuadrado en 2018 a 848 euros en 2019.

Cataluña y la Región de Murcia comparten la cuarta plaza, con un descenso de 25 euros por metro cuadrado. En el caso de la comunidad catalana, la contracción ha sido del 1,8%, pasando de 1.428 euros a 1.403 euros por metro cuadrado; mientras que en Murcia ha sido del 3,2%, desde 792 euros hasta 767 euros por metro cuadrado.

Las naves industriales siguen al alza

La otra cara de la moneda del auge del comercio electrónico es el segmento logístico, que en 2018 superó la barrera de los 400 euros por metro cuadrado y que en 2019 aumentó un 10,1%, hasta alcanzar 442,8 euros por metro cuadrado de media en España. A pesar de este aumento, los precios continúan siendo un 38,2% inferiores a los del máximo de 2008.

De este modo, se ha superado el exceso de oferta que se construyó en el anterior ciclo económico. Además, el aumento de precios también indica que las naves que se negocian son de mayor calidad.

Por comunidades autónomas, el mayor crecimiento ha sido en Cantabria, con un ascenso del 52,5%, hasta 546 euros. Por su parte, los mercados con más demanda, como Cataluña o Madrid, también han registrado aumentos. En el caso catalán, del 15,6%, hasta 540 euros por metro cuadrado, mientras que en la capital de España, el incremento ha sido del 1,4%, hasta 790 euros por metro cuadrado.

H&M pagará a los proveedores de Bangladesh por los pedidos ya fabricados

H&M continuará pagando a sus proveedores de Bangladesh. El gigante sueco pagará toda la producción que está en marcha y los pedidos ya producidos, según ha explicado en un comunicado.

“H&M ha sido el primero y, hasta ahora, el único retailer que ha acordado pagar a sus retailers los pedidos cancelados en el caso de las prendas que ya están producidas”, ha dicho Mostafiz Uddin, consejero delegado de la asociación Bangladesh Apparel Exchange. “Sólo si las marcas operan de esta forma podremos crear una industria genuinamente sostenible”, añadió.

La semana pasada, retailers como H&M, Primark y, más recientemente, Arcadia, han cancelado toda su producción para frenar el flujo de nuevo stock en un momento en que todas o la mayoría de sus tiendas en el mundo se encuentran cerradas.

En Bangladesh, las fábricas de confección están autorizadas para seguir trabajando hasta que completen los pedidos que ya estén en marcha, así como aquellas que se hayan reconvertido para fabricar material sanitario. Todo el país permanecerá cerrado durante diez días para contener la expansión del coronavirus.

Essilor modifica su cúpula con un nuevo director internacional

Essilorluxottica remodela su cúpula en plena crisis por el coronavirus. El gigante de óptica ha nombrado a Paul du Saillant nuevo responsable del negocio internacional de Essilor. El ejecutivo sustituirá en el consejo de administración de la compañía a Laurent Vacherot, que ha dejado su cargo por jubilación.

Du Saillant ha trabajado en empresas como Air Liquide, donde ejerció varios puestos de responsabilidad, o Lhoist, donde fue director de operaciones. En 2008, Du Saillant se incorporó a Essilor como responsable de estrategia. Actualmente, el ejecutivo es director general delegado de Essilor.

En su nuevo puesto, Du Saillant trabajará de la mano de Francesco Milleri, que ocupa su mismo puesto en Luxottica, para desarrollar e implementar la nueva estrategia de la compañía, que completó su fusión en octubre de 2018.

En paralelo, Essilorluxottica ha explicado que pospondrá el encuentro con los inversores al próximo 25 de junio por el coronavirus. Además, el grupo ha decidido revaluar la decisión del reparto de dividendo.

Macy’s: 125.000 empleos en juego por el coronavirus

Macy’s toma medidas ante la crisis del coronavirus. El gigante estadounidense de grandes almacenes, también dueño de Bloomingdale’s ha puesto en marcha el equivalente estadounidense a un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) sobre “la mayoría de sus empleados”.

La empresa, que no ha comunicado a cuántos trabajadores afectará la medida, cuenta con una plantilla de 125.000 personas. “Esperamos que los empleados vuelvan de forma escalonada a medida que el negocio se recupere”, ha explicado la empresa en un comunicado. La compañía ha señalado que mantendrá el seguro médico de todos los empleados hasta mayo.

El grupo mantiene cerradas sus 775 tiendas desde el pasado 18 de marzo y “continuarán cerradas hasta que se sepa cuándo es seguro volver a abrir”, ha señalado Macy’s. En paralelo, el grupo ha comunicado que mantiene abierto el canal digital.

Macy’s ha puesto en marcha un plan de contingencia para hacer frente a la crisis del coronavirus. El grupo ha suspendido el dividendo, dispuesto de su línea de crédito, ha congelado cualquier contratación y ha cancelado pedidos. Además, Macy’s también ha explicado que está evaluando “otras opciones financieras”.

Milán también se baja de la pasarela: retrasa hombre a septiembre

París, Nueva York, Londres y ahora también Milán. La Cámara Nacional de la Moda Italiana ha decidido posponer los desfiles de moda masculina al próximo septiembre, coincidiendo con la presentación de las colecciones de mujer.

Milano Moda Uomo estaba programada para entre el 19 y el 23 de junio y finalmente tendrá lugar entre el 22 y 28 de septiembre, cuando se celebra también Milano Moda Donna. La Cámara también ha mostrado su intención de explorar formatos digitales, aunque no ha precisado de qué tipo.

La feria de moda masculina Pitti Immagine Uomo, por su parte, está programada para entre el 16 y el 19 de junio. La junta directiva del organizador ferial se reunirá a finales de esta semana para valorar un cambio de fechas.

 

Italia, el país con más víctimas mortales por Covid-19 del mundo, se encuentra confinada y no descarta extender la medida hasta el 31 de julio, quince días más de lo previsto inicialmente.

Las otras capitales de la moda, París, Nueva York y Londres, han tomado medidas similares en los últimos días. La semana de la moda de hombre de París, programada para entre el 23 y 28 de junio, y la de alta costura, entre el 5 y el 9 de julio, ha sido pospuesta sine die. También Londres y Nueva York han cancelado sus pasarelas de moda masculina y resort, ambas previstas para junio. En España, la única afectada por el momento ha sido Valmont Barcelona Fashion Week, prevista para abril y que finalmente se celebrará entre el 8 y el 14 de junio.

¿Necesitas Ayuda?

Llamanos a + 57 (4) 4480095

Grupo Mercadeo en USA

DICO CUSTOM LLC es miembro de DICO EXHIBICION Y DISENO COMERCIAL S.A.S. - GRUPO MERCADEO, empresa de arquitectura comercial, fabricante de mobiliario comercial.

Comencemos a trabajar, dinos tu proximo proyecto para cotizar y acompañar