El Uruguay que recibirá Lacalle Pou
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Luego de un final de infarto, que mantuvo en vilo a los uruguayos durante varios días, la Corte electoral habló y reiteró lo que venían marcando las tendencias del escrutinio de votos: Luis Lacalle Pou, candidato de la coalición de centroderecha, había resultado vencedor de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y, por lo tanto, pronto se convertirá en el nuevo mandatario de esta nación suramericana.
Esto significa un importante giro para un Uruguay que había estado acostumbrado a 15 años de gobierno de izquierda del Frente Amplio. Y aunque la ventaja del triunfo de Lacalle Pou no fue tan amplia como lo esperaban las principales encuestas, si se espera algunos cambios que podrían llegar a ser radicales sobre todo en materia de política internacional.
A nivel regional, este nuevo gobierno -definido como de derecha- significa la pérdida de un gran aliado estratégico para Nicolás Maduro y los seguidores del Chavismo que aún quedan en la región, pues durante el lapso en el que el Frente Amplio estuvo manejando las riendas, no solo se hicieron importantes negocios y acuerdos con los gobiernos de Hugo Chávez y Maduro, sino que en los últimos tiempos la diplomacia uruguaya seguía apostando fuertemente por la tesis del diálogo como salida negociada a la crisis venezolana, y por lo tanto Uruguay no se unió a la larga lista de países que reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
Al respecto, el político centrista Ernesto Talvi, quien podría asumir la cancillería, ya ha dejado muy clara su posición con respecto a Venezuela. «La dictadura de Maduro va a colapsar en el momento en el que la presión internacional sea suficientemente intensa», refirió Talvi en una nota publicada por el diario español El Mundo.
El rumbo de la economía
Pero más allá de estos cambios políticos y diplomáticos que eran de esperarse, los uruguayos están más pendientes del rumbo de la economía del país y de sus propios bolsillos, pues se estima que el período de prosperidad vivido en los últimos años ya ha entrado en su zona de desgaste.
Esta situación, como bien refiere un reportaje de la web ámbito.com, se debe en gran parte al ritmo que vienen experimentando las economías de países vecinos como Argentina, cuya crisis ha afectado al turismo que representa el 7,1% del PBI uruguayo.
Este panorama ha terminado limitando las inversiones y la expansión de nuevos emprendimientos en este sector económico. De hecho, se estima en 60.000 el número de personas que se quedaron sin sus puestos de trabajo en los últimos meses a raíz de este estancamiento, con lo cual el desempleo en el país alcanzó 9,8%, la cifra más alta de esta década.
Cifras del Banco Central de Uruguay (BCU) dejaron en evidencia que la nación quedó a un paso de ingresar en una recesión técnica, esto debido a que el PBI solo creció 0,1% en términos interanuales entre abril y junio de este año, y un 0,3% con respecto al trimestre anterior.
Como reseña la web ámbito.com, los sectores más golpeados de la economía uruguaya son el comercio, restaurantes, hoteles y reparaciones (-2,6%), así como la industria manufacturera (-1,9%). Por su parte, el consumo se contrajo levemente (0,1%) y la construcción cerró con una caída de 4,7% en el segundo trimestre con respecto al año pasado.
Hasta ahora se conoce poco de lo que será el manejo de las finanzas y la economía por parte del gobierno de Lacalle Pou. Sin embargo durante su campaña dejó claro que buscará “identificar y aprovechar oportunidades de ahorro en el gasto público, sin afectar las prestaciones en el área social”, tal y como lo dejo por escrito en el acuerdo que firmó junto a sus socios de coalición que lo llevaron a la presidencia.
Asimismo prometió ordenar las finanzas públicas que han generado un déficit fiscal de 4,9%, recortar gastos superfluos, combatir la corrupción, y redimensionar los planes de asistencia social que crearon los gobierno de izquierda, para así alejarlos del clientelismo político.
David Rodríguez Andara