Que Rappi siga creciendo
Está en riesgo la salud de un gran emprendimiento que ha sorprendido al mundo y que aún goza de reputación, sobre todo
entre los inversionistas.
De acuerdo con el MinTrabajo, el modelo que existe actualmente violenta los derechos de los trabajadores más pobres.
POR:
PORTAFOLIO
JULIO 30 DE 2019 – 10:00 P.M.
Hoy más que nunca, las empresas están bajo el escrutinio permanente de una sociedad cambiante, cuya desconfianza en las organizaciones, las instituciones, sus líderes y los organismos de control es cada vez mayor.
(Lea: ¿Cómo hace Rappi para crecer al 25% mensual?)
Y la importancia de esto, es que las personas están tomando sus decisiones de compra y recomendación de productos y servicios, de inversión y de lealtad, así como de en el lugar a donde van a laborar, sobre la percepción que tienen acerca de las empresas y sus marcas, formadas a partir de las experiencias que les han generado, de la opinión de terceros y de los contenidos que encuentran en los medios tradicionales y digitales.
(Lea: ‘Rappitenderos no son empleados de Rappi, son usuarios’)
Más allá de la calidad y del nivel de servicio, que son esenciales, los consumidores y la sociedad, en general, se están fijando en la forma de actuar de las empresas como empleadores, el cuidado que tienen con el medio ambiente, su administración, la ética, los resultados y si es un buen lugar para trabajar, entre otros aspectos.
Quienes lo ignoren y no lo tengan presente dentro de su cultura y estrategia corporativa se verán exigidos y los efectos de una percepción negativa (reputación) se reflejarán en los resultados financieros y el valor comercial de la compañía. No de forma inmediata, pero el tiempo lo irá confirmando.
Este es un riesgo que hoy corre Rappi, un emprendimiento que surgió con increíble éxito y que tiene a la empresa en el radar tanto de inversionistas, personas en busca de oportunidades de empleo, medios de comunicación, analistas y la opinión pública, quienes desde un comienzo le dieron su apoyo.
La compañía se está viendo afectada por una cobertura negativa a través de redes sociales y en medios de comunicación por cuenta de diversos hechos, entre ellos, el comportamiento inadecuado en las calles de algunos “rappitenderos”, la calidad del servicio a sus clientes y las políticas laborales de la empresa.
Asimismo, hay comentarios por fallas en la entrega de los pedidos, las demoras en las devoluciones de dinero, y la SIC informó que la compañía fue sancionada por un supuesto incumplimiento en las leyes de protección de datos. Los temas que la están afectando son varios y de diferente naturaleza.
El diario Portafolio, en un reciente artículo titulado “Los líos de Rappi que crecen tan rápido como sus pedidos”, pone de presente el sensible tema laboral por el cual el Ministerio de Trabajo de Colombia la tiene “bajo la lupa” y menciona cómo en Chile se habla de “explotación encubierta”. A esto se ha sumado el reclamo de “rappitenderos” quienes piden mejores condiciones para trabajar, a lo cual la compañía responde apoyándose en el Código Laboral.
Pero el público no se fija en el tipo de contrato que tienen las empresas con quienes trabajan en ella. Las personas asumen que quienes llevan la marca están vinculadas de una u otra forma, que la representan y que la compañía es responsable por el impacto que genera su actividad empresarial.
Es tiempo de corregir el rumbo
Andrea Bonime-Blanc, CEO de GEC Risk Advisory, asegura que hoy “no se trata de ser buenos o malos, pero comportarse ‘mal’ en la nueva era de la hipetransparencia puede resultar peligroso para el bienestar de la organización.
El daño puede ser instantáneo y en algunos casos irreversible. Ya no se trata únicamente de fabricar productos, ofrecer servicios o crear valor sino de hacer todas esas cosas, bajo la mirada atenta de todos aquellos acostumbrados a vivir en un mundo hipertransparente”.
Rappi goza aún de una percepción positiva, acompañada de una gran expectativa, sobre todo de los inversionistas y aliados con quienes está desarrollando nuevos proyectos, y está a tiempo de corregir el rumbo reputacional escuchando la voz de las audiencias, poniendo en perspectiva su mapa de riesgos y desarrollando un plan de acción que le permita, con hechos, mejorar los temas que son objeto de cuestionamientos para detener el crecimiento de opiniones negativas.
Y también para quitarle argumentos a personas que, de oficio, atacan el emprendimiento, la empresa privada y la generación de empleo buscando obtener dividendos políticos y generar desconfianza, aunque nunca han creado un solo puesto de trabajo.
Vivimos una época en que el poder está en manos de los grupos de interés y las compañías necesitan construir confianza como un elemento clave en su relación con la sociedad. Para Ángel Alloza, especialista español en Reputación Corporativa, esto debe hacerse “a partir de adquirir compromisos sobre los temas que son relevantes para los ciudadanos (como respuesta a lo que esperan de la organización los grupos de interés) y después cumplirlos”.
Si no lo hace, Rappi se verá exigida e irá perdiendo poco a poco su percepción positiva, porque como lo advierte Deloitte, “es más probable que las compañías e industrias con problemas de reputación incurran en la ira de los legisladores, los reguladores y el público”.
Lo que está en riesgo es la salud de un gran emprendimiento que ha sorprendido al mundo y queremos que Rappi siga creciendo.
Luis Fernando Cortés
Director Ejecutivo de Loyalty