Venezuela sin las mejores perspectivas para 2020

Esta semana se cumplió un año de que el diputado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, se juramentó frente al pueblo como presidente interino de esta nación suramericana, que sigue siendo golpeada por una crisis socioeconómica sin precedentes que ha obligado a millones de venezolanos a huir de la antigua potencia petrolera.

Aunque Guaidó es reconocido como mandatario provisional por más de 60 países en todo el mundo, el Palacio de Miraflores, sede de la presidencia en Venezuela y ubicado en el centro de Caracas, sigue siendo ocupado por Nicolás Maduro, quien está al frente de un régimen que no solo ha sido acusado de múltiples violaciones de derechos humanos, sino que también es desconocido por muchas naciones y organismos internacionales, debido a la ilegalidad y denuncias de fraude que giran en torno a los comicios de 2018 en los cuales el sucesor de Hugo Chávez salió reelecto para un segundo período presidencial.

Todo esto hace pensar que la situación en Venezuela para 2020 seguirá siendo bastante complicada, en medio de un escenario caracterizado por múltiples sanciones internacionales a funcionarios y empresas vinculadas al gobierno de Maduro, una economía de poca producción nacional que no sale a flote, indicadores que están en negativo desde hace años, una industria petrolera que vive su peor momento, hiperinflación,  un sector privado debilitado, apagones por crisis del sistema eléctrico, escasez de alimentos y medicinas, colas para comprar gasolina, e inseguridad en las calles. 

A esto se suma los altos niveles de corrupción que hay actualmente en Venezuela y que se revelan en el más reciente informe de Transparencia Internacional, que ubica al país como el de mayor índice de Percepción de Corrupción (IPC) en toda la región de América y el Caribe, y el quinto en todo el mundo, compartiendo los primeros lugares junto a otras naciones catalogadas como “autoritarias o con ausencia de democracia”.

Mal pronóstico económico y mayor migración

Aunque el gobierno de Maduro dio luz verde a la dolarización no oficial en Venezuela, lo cual ha incentivado al comercio y el flujo de dinero en efectivo en los últimos meses, expertos dicen que esta “leve recuperación” que tiene este sector no será sostenible en el tiempo, porque aún no existen políticas económicas que permitan recuperar el consumo, el poder adquisitivo de los venezolanos, garantizar y estimular la inversión privada y, sobre todo, reactivar la producción nacional.

De hecho, los prónosticos realizados por organismos multilaterales sobre la economía venezolana para 2020 no son de los más alentadores. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB caerá 10 % este año, el mayor descenso entre todos los países para los que este organismo hace proyecciones.

Esta proyección va en la misma onda que la prevista en el informe de la Cepal, denominado Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2019, donde se menciona que la tasa de contracción económica de Venezuela podría ser de 14% este año.

Por  su parte, el Banco Mundial (BM) dejó de lado a Venezuela en sus últimas previsiones económicas debido a falta de datos oficiales que le permitan hacer las respectivas proyecciones. No obstante, el organismo multinacional sí hizo un análisis de la situación en el país y en un comunicado oficial señaló que “las condiciones económicas y sociales en Venezuela siguen siendo terribles. La población experimenta frecuentes cortes de electricidad y escasez de agua, escasez generalizada de bienes básicos y un fuerte aumento de las enfermedades prevenibles, la desnutrición y las tasas de mortalidad”.

El Banco Mundial también estimó que, de no tomarse las medidas económicas correctas, el número de inmigrantes venezolanos seguirá creciendo, especialmente en América Latina, a pesar de que varios países de la región ya exigen visas a los venezolanos. 

El reloj de arena de la oposición

En materia política, el año 2020 inició con una agitada elección de la nueva directiva de la Asamblea Nacional (AN), único órgano del Estado venezolano que todavía cuenta con mayoría opositora y es reconocido legítimamente a nivel internacional, donde a pesar de los esfuerzos oficialistas por tratar de imponer al diputado Luis Parra como nuevo presidente del parlamento, finalmente se ratificó a Juan Guaidó en este cargo y en el de presidente interino de Venezuela.

Sin embargo, el margen de acción que le queda a la oposición venezolana liderada por Guaidó durante este año es limitado, pues en diciembre vencen los cinco años de este parlamento y deben convocarse nuevas elecciones para seleccionar a los nuevos diputados que se sentarán en los curules de la AN. 

El problema radica en que el actual Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Alto Mando Militar que controla el llamado Plan República -que se despliega en cualquier evento electoral- son afectos al régimen de Maduro y parte de sus miembros han recibido sanciones internacionales, por lo cual no generan confianza en la mayoría de los venezolanos que todavía quedan en el país y que se niegan a votar si las elecciones no son libres y transparentes.

Y ésta precisamente es una de las trespremisas que durante sus primeros 365 días Guaidó le ha prometido al pueblo venezolano (cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres) pero que hasta ahora no ha logrado concretar, a pesar de los apoyos internacionales que tiene a su favor, incluido Estados Unidos.

El joven diputado, quien en estos días logró salir del país por segunda vez, mantiene una gira como presidente interino que lo ha llevado por varios países de América y Europa, e inclusive se logró presentar en el Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza), donde aprovechó para pedir más ayuda y así poder lograr una “segunda independencia de Venezuela”. Al respecto pidió “la ayuda del mundo para transformar su país y regresarlo a la democracia”.

Mientras tanto, Nicolás Maduro sigue contando con el apoyo de países como Rusia y Cuba, y mientras Guaidó avanza en su gira internacional, ya solicitó a la “justicia venezolana” para que revise el mensaje que está dejando el líder opositor en el exterior, porque a su juicio “atenta contra los intereses soberanos de Venezuela” al incentivar una intervención militar en el país, una opción de salida a la crisis que la oposición siempre ha negado y descartado, pero que funcionarios del gobierno estadounidense de Donald Trump siempre han dicho que ha estado en el tapete.

Por : David Rodríguez Andara

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