Como pesadilla recurrente, el Covid-19 hace remembranza a la gran epidemia de influenza que azotó la República Dominicana a partir de noviembre de 1918. La “influenza española”, nombre que utilizaron las autoridades sanitarias de Santo Domingo,en realidad se trataba de una pandemia que tenía más de cuatro meses azotando el mundo entero y que se difundía tanto por vía terrestre como marítima.

En Santo Domingo, la epidemia fue esperada con pavor durante un tiempo pues los cables telegráficos daban frecuentes noticias de la progresión de la enfermedad. Esta, finalmente, llegó al país por barco a Barahona a mediados de noviembre y, de inmediato, las autoridades decretaron una cuarentena en los principales puertos del país, tanto terrestre como marítima. Igualmente los barcos procedentes de Barahona y Azua; al arribar a otros puntos del país debían mantenerse a 200 metros de la costa durante siete días.

A pesar de esas medidas, la pandemia se difundió aceleradamente. Como si fuera práctica del siglo XXI, las autoridades sanitarias prohibieron las reuniones públicas en teatros, casinos, clubes, centros de recreo y otros establecimientos análogos. De igual manera fueron clausuradas todas las escuelas públicas y se prohibieron las reuniones y velorios en las casas de los fallecidos a causa de la influenza.

Aunque fue extendida al interior del país la cuarentena para evitar que se propagara de una ciudad a otra, pronto habrían noticias de que la población de los pueblos también enfermaba masivamente y muchos morían a consecuencia de la misma.

Conociendo que el mal se trasmitía desde boca y nariz a las vías respiratorias, las autoridades sanitarias recomendaron el uso de mascarillas de gasa y tela de algodón al tratar o visitar a los enfermos. Muchas personas utilizaban las mascarillas para salir a la calle, y algunas de ellas rellenaban las con cristales de alcanfor o con dientes de ajo.

Finalizando octubre de 1919, cuando las autoridades consideraron terminada la epidemia, dijeron haber registrado unas 96,828 personas contagiadas y 1,654 fallecidas. Aunque esas cifras, en comparacion con las de otras partes del mundo, no fueron tan alarmantes, es decir el 2% de los contagios registrados, esta terrible enfermedad tomó la vida de miles de familias.

Esta historia, vivida en la República Dominicana, no debe más que hacernos conscientes de la situación que estamos afrontando y afrontaremos. Mantenernos informados, previsorios y disciplinados hará, como hace más de un siglo, que marquemos la diferencia.

Para conocer la historia en detalle, le sugerimos consulte el artículo del Dr. Frank Moya Pons: https://plenamar.do/2020/03/la-influenza-de-1918/

A pesar de la crisis en cada uno de los sectores de la economía por la pandemia mundial que vivimos, hay renglones que como desafiando la caída en picada, aumentan ventas y alargan, aunque se advierte que no por mucho tiempo, su período vital.

La caída de los negocios como cines, grandes centros comerciales, restaurantes, y locales de ropa es un hecho en estos días, por el descenso de circulación de clientes ante la medidas de prevención y/o el temor a los contagios en lugares muy abarrotados. Sin embargo hay servicios que en respuesta a estas mismas causas han crecido sus demandas y por consiguiente sus ganancias; es el caso de servicios de delivery y plataformas online de grandes supermercados y otros negocios.

En este escenario, los comercios tienen esperanza puesta en potencializar sus canales de venta electrónica por encima de sus canales tradicionales. Ante una caída de visitas a los shoppins en comparación con días anteriores, las empresas han buscado la manera de bonificar a sus compradores online para mantener al menos ese sector. Rebajas, delivery gratis, entre otras son las estrategias por las que estan obtando las negocios.

El fenómeno de los supermercados y las farmacias es un poco diferente: manteniendo aun las visitas al lugar, se han visto cifras de visitantes y facturas ascendentes a las de Navidad y Fin de año. Aunque las prioridades y las órdenes de compras cambiaron, pues prefieren concretar compras con mayor cantidad de productos por pedido.

Igualmente el servicio de delivery aunque increscendo, ha cambiado su composición, pues se prefiere los pedidos de farmacia y supermercado por encima del de comida. Especialistas aseguran que este tipo de plataformas se van a ver beneficiadas no solo por más pedidos sino por los nuevos clientes que probarán el servicio como consecuencia del aislamiento.

No obstante un informe global, en base a información de los consumidores de los países donde ya están en etapas de aislamiento más extendido, mostró que el abastecimiento suele adelantar compras futuras, lo que puede generar un desenso de ventas a mediano plazo a medida que todo vaya volviendo a la normalidad.

Las empresas de logística (que entregan paquetes a domicilio), las de venta minorista de alimentos y las de telecomunicaciones y tecnológicas son las más resistentes al impacto de la pandemia de COVID-19, según un informe publicado por la agencia de calificación crediticia Moody’s.

Mucho queda por sorprendernos en cuanto a crecimiento e iniciativa empresarial en estas condiciones, por solo citar avisoramientos, se espera en las próximas semanas un crecimiento en el sector de entretenimiento online desde videojuegos, servicios de streaming de películas, series y aplicaciones.