Dirk Vantyghem (Euratex): “El textil europeo debe usar esta crisis para avanzar más rápido y ser más fuerte”

Dirk Vantyghem tomó las tiendas de Euratex, la patronal europea del textil, el pasado septiembre. Sólo ocho meses después, está representando al sector en medio de una de las mayores crisis de su historia. “Nunca hemos visto algo así, la situación para la mayoría de compañías es muy preocupante”, reconoce Vantyghem, que antes de liderar Euratex fue director de la Asociación de Cámaras Europeas de Comercio e Industria (Eurochambres).

Pregunta: ¿Cómo ha impactado el coronavirus a la industria textil y de la confección en Europa?

Respuesta: Muy seriamente. La situación para la mayoría de nuestras compañías es muy preocupante. Estamos realizando una encuesta entre nuestros asociados y por ahora, el 60% de las empresas prevé una caída de las ventas de al menos el 50%, una de cada cuatro empresas considera cerrar y ocho de cada diez están reduciendo su plantilla. Además, la liquidez es un problema urgente para muchas compañías del sector. Nunca hemos visto algo así en la historia. Aun así, el sector europeo del textil y la confección es muy amplio y es importante diferenciar las empresas que se dedican a fabricar material sanitario, que está evolucionando muy bien, mientras que el de la moda y hogar está sufriendo mucho.

 

P.: ¿El impacto puede ser mayor que en 2005 o 2008?

R.: Mucha gente hace la comparación con 2008. Yo no estaba ahí, me incorporé a Euratex hace sólo ocho meses. Por supuesto, el origen es muy diferente a esa crisis, pero el impacto será al menos igual de negativo.

P.: Esta crisis se está gestionando a escala nacional. ¿Qué medidas puede tomar la Unión Europea?

R.: Hay una conversación constante sobre si Europa debería hacer más. Pero sobre todo es un problema de competencias. Europa es sólo tan activa como le dejan serlo los estados miembros. A veces es irritante cuando la gente dice “dónde está Europa, debería hacer más”. Yo estoy seguro que la Unión Europea quiere hacer más, pero está limitada. Europa debería focalizarse en las dos áreas en las que tiene competencias: por un lado, la expansión del mercado único y asegurarse que el mercado tanto interno como internacional continúa operando de manera eficiente.

 

P.: ¿Cuál es la otra?

R.: Por otro lado, asegurar la liquidez, que haya suficiente dinero en el mercado para que las empresas puedan sobrevivir. La mayoría de compañías tienen un problema de cash flow. Ya se están llevando a cabo un gran número de iniciativas, pero el gran riesgo es que está gestionado por los bancos, por lo que puede haber retrasos. La Comisión debe asegurarse de que llega a la empresa que lo necesita.

P.: ¿La producción de material sanitario puede ser un salvavidas para la confección y el textil europeo?

R.: Por supuesto que no. Esto trata de salvar vidas. Hay muchas empresas, especialmente en España, que están reorientando su producción para fabricar mascarillas. Esto supone un gran esfuerzo por parte del sector para hacer frente a esta necesidad médica inmediata. A largo plazo, sólo producir mascarillas no va a ayudar al sector a salir de la crisis.

P.: ¿Esta crisis puede acelerar el proceso de desglobalización?

R.: No es tan sencillo. ¿La camiseta de un euro se producirá en Europa en lugar de en Asia? No lo creo. La división de producción como la conocemos hoy no cambiará. Por otro lado, ya antes de la crisis había un proceso de relocalización por los tiempos de la moda. Esto es una tendencia que ya ocurría y se acelerará.

 

P.: ¿Europa tiene la capacidad de absorber esta demanda?

R.: Depende de qué producción. Desde Euratex llevamos tiempo promoviendo el desarrollo de una mayor capacidad productiva y una mejor integración en la región de Europa y el Mediterráneo, y esto responde al aumento de la demanda.

P.: Las marcas potencialmente buscarán descuentos en su aprovisionamiento. ¿Puede ser competitiva la industria europea?

R.: La base para la competitividad de la industria europea es más la innovación, la flexibilidad, los desarrollos tecnológicos, la calidad… Estos son los activos en los que nos centramos, más que en precio. Europa no puede competir en precio, tenemos que invertir todavía más en estos otros activos.

P.: ¿Cómo impactará la caída de la demanda en los precios de las materias primas?

R.: Algunos de nuestros miembros se han quejado ya del encarecimiento de algunas materias primas. En otros casos sí vemos una caída de los precios por la sobreproducción.

P.: Una de cada cuatro empresas considera cerrar. ¿Habrá un proceso de concentración?

R.: Podría ser, como en cualquier crisis esta será un filtro entre las empresas competitivas y fuertes.

P.: Si las empresas están focalizadas en los problemas a corto plazo, ¿se olvidarán de transformaciones a largo plazo como la sostenibilidad?

R.: Las empresas hoy están focalizadas en sobrevivir: generar caja y controlar costes. Pero debemos ver esta crisis como una oportunidad para reorientar la industria hacia aspectos que generan una ventaja competitiva, como la sostenibilidad, la digitalización y la innovación. Esto será más útil que nunca. Es un detonante para avanzar incluso más rápido en esta transformación.

P.: ¿Esta crisis puede ser una oportunidad para la industria europea?

R.: Tenemos que convertirlo en una oportunidad. Teniendo en cuenta que muchas empresas están en un modo de supervivencia, debemos sentar las bases para el crecimiento a largo plazo para el sector. Debemos usar esta crisis para avanzar más rápido y ser más fuertes.

La moda, ante el retail post Covid-19: sin probadores, control de aforo y tecnología web

“Hemos desarrollado una funcionalidad que permite sacar dinero con un código QR y sin tocar el teclado. El cliente indica la cantidad de efectivo que quiere retirar en la app del móvil o en la web y acude al cajero”. Así contestaba Ana Botín, presidenta de Banco Santander, al comentario de un usuario de Linkedin en el que se lamentaba del riesgo de contagio en los cajeros automáticos. Igual que las entidades financieras, la moda comienza ya a preparar el escenario post Covid-19, en el que las tiendas reabrirán pero, probablemente, cambiadas. Sin probadores, con controles de aforo y con más tecnología. ¿Cómo serán las tiendas tras el coronavirus?

Acudir a supermercados casi desiertos, con líneas en el suelo dirigiendo el tráfico y con más de dos metros entre cada comprador se ha convertido ya en la normalidad. Aunque el horizonte de reapertura de las tiendas de moda es todavía es difuso (más de la mitad de los ejecutivos del sector en España la sitúan en mayo), las empresas empiezan a pensar en cómo adaptar su red de distribución, en la que, probablemente, sobrarán más puntos de venta.

“Sin duda en los primeros meses y mientras dure la amenaza de repunte, los centros comerciales y tiendas tendrán que pelear por una acreditación de sitio seguro”, señala Javier Vello, socio de EY especialista en retail. Desde Trison, especialista en soluciones para retail entre cuyos clientes figura Inditex, aseguran que los retailers ya se están preparando, y que todas estas nuevas tendencias no serán pasajeras, sino que llegarán para quedarse, “como las medidas de seguridad que se implantaron en los aeropuertos tras el 11S”.

A juicio de Luis Lara, experto en retail de la consultora Retalent, “todavía es pronto para afirmar de forma categórica en qué van a cambiar las tiendas de forma permanente”. Sin embargo, señala que “si hace unos meses sabíamos que el modelo de tienda física que muchas marcas mantenían (o incluso seguían abriendo) no servía ya en un mundo omnicanal e incluso pensábamos que al menos la mitad de las tiendas de calles y centros comerciales no tenían sentido y acabarían cerrando… imaginémonos ahora cuando el confinamiento está obligándonos a centrarnos en lo esencial y a comprar online”.

Aforo máximo

Austria es uno de los pocos países que ya ha dibujado cómo será su hoja de ruta para levantar de forma progresiva el confinamiento. A partir del 14 de abril, el Gobierno austriaco permitirá que abran sus puertas los establecimientos de hasta 400 metros cuadrados. Comenzar por establecimientos de superficie reducida permitirá un mayor control de las aglomeraciones, de manera que si el resto de países optan por una medida similar los establecimientos de los grandes grupos de distribución de moda quedarían excluidos de la primera fase.

En cualquier caso, controlar el aforo en una tienda es relativamente sencillo, como ya están haciendo los supermercados en la actualidad. Con herramientas de conteo, tracking, mapas de calor o, incluso, manualmente, los locales deberán controlar cuánta gente hay en ellos en cada momento. Mercadona, por ejemplo, concreta el aforo máximo de cada establecimiento asegurando que pueda existir la distancia preventiva de un metro entre cualquier persona.

Muchas empresas no van a tener más opción que controlar el aforo de forma visual. Lara señala que algunas probablemente recuperen la figura del greeter (es decir, la persona en la entrada de la tienda que ejerce de anfitrión y saluda y despide a todos los que entran y salen), “una institución americana del retail de empresas como Walmart o The Disney Store pero que estaba en retroceso debido al coste laboral añadido que suponía”.

Según Lara, los nuevos greeters saludarán a los clientes y serán los que les den la bienvenida, despedirán y, a la vez, controlarán el aforo. “Este papel de greeter va a ser tan importante que en ciertas tiendas lo ejercerán los encargados: será un error dar este papel a un guardia de seguridad o al último vendedor que se incorpora a la empresa”, advierte.

Trison cuenta con varios clientes que concentran gran parte de su negocio en China y, según explican desde la empresa, “ya hemos empezado a recibir feedback de lo que está pasando allí”. Muchos retailers están asustados porque los consumidores no entran en las tiendas, explica Ignacio Alonso, director de márketing y de ventas del grupo.

La empresa se encuentra trabajando en un paquete de soluciones para los establecimientos tras el coronavirus. Entre los ejes en los que se centrarán las nuevas tiendas se encuentra la gestión de aforos, ya que la capacidad se disminuirá entre el 20% y el 40% del total tanto en tiendas como en restaurantes.

Javier Vello sostiene que si el tráfico en la tienda está restringido, las empresas podrían buscar soluciones imaginativas y que la tienda vaya a casa del cliente, especialmente en marcas cuyo público sean colectivos de riesgo por factores como la edad. El clásico Avon llama a tu puerta podría llegar a la moda y conseguir así una mayor conexión con el cliente, igual que start ups como Pompeii están introduciendo en sus plataformas online conexiones de vídeo con un asesor para ayudar en el proceso de compra.

“Esta crisis cambiará el diseño de los espacios, incluso su distribución -señalan desde Moinsa, empresa especializada en equipamiento comercial-; por ejemplo, a partir de ahora los espacios serán más amplios, teniendo en cuenta que hay que guardar un metro de distancia entre personas”.

Probadores

La desinfección en los puntos de venta también será otra de las principales medidas que tendrán que tomar las compañías de moda, tanto en los probadores como en las propias prendas, así como en los puntos self check out.

Los probadores son, probablemente, el punto de la tienda más problemático. Diferentes expertos consultados por Modaes.es difieren en si este servicio podrá continuar funcionando en la primera fase de reapertura, pues sus reducidas dimensiones podrían favorecer el contagio.

“Desinfectar los probadores después de cada es imposible operativamente hablando”, afirma Vello. El ejecutivo de EY señala asimismo que “una cosa será la realidad y otra la sensación de inseguridad”. Aunque los grupos de distribución de moda o las administraciones públicas informen al ciudadano sobre la seguridad o no de estos espacios, la sensación de inseguridad prevalecerá sobre la información.

“Esta crisis no eliminará los probadores, ya que los clientes necesitan vivir la experiencia de compra, ver, tocar y probar, simplemente se producirá un rediseño”, aseguran fuentes de Moinsa, que admiten que estas áreas van a acelerar el cambio y se encontrarán en espacios cada vez mayores.

Según Lara, imaginar tiendas sin probadores no resulta tan complicado, especialmente si se mira a los mercados internacionales: en Arabia Saudí, las tiendas carecen de este espacio. “Por la legislación local no puede haber probadores: los clientes se las prueban en casa y se devuelven si las prendas no les gustan o hay un problema con las tallas”, describe.

Ropa

Aunque la Organización Mundial de la Salud ha afirmado que no se sabe todavía con certeza cuánto tiempo puede llegar a sobrevivir el Covid-19 fuera del cuerpo humano, un estudio publicado el pasado enero concluyó que este tipo de virus puede llegar a vivir hasta nueve días en superficies como el metal, el cristal o el plástico. ¿Y en la ropa? Sea cual sea la respuesta, la moda deberá enfrentarse al potencial miedo de los consumidores.

De hecho, según explican fuentes del sector, la desinfección de las prendas es uno de los elementos que está en estudio desde inicio de la pandemia, aunque en un primer lugar se empezó a analizar para las producciones realizadas en China.

Frente al algodón, fibras como el poliéster, utilizadas en artículos como la moda deportiva, son amorfas y dejan penetrar elementos externos como microbios. Por tanto, tal y como explica Alfons Cirera, propietario de la textil española Nylstar, “es necesario recurrir a estructuras moleculares cristalinas, de alta calidad”.

En este sentido, el sustituto del poliéster es la poliamida 6.6, la fibra que produce Nysltar en su factoría de Blanes (Girona). La poliamida 6.6 no sólo tiene una estructura molecular más perfecta que el poliéster, sino que Nylstar le adiciona nanopartículas de plata, que generan un efecto inhibidor en los microbios. De este modo, los microbios no sólo no pasan a la piel, sino que en 15 minutos quedan desestructurados.

Tal y como explica Cirera, con el estallido de la crisis del coronavirus Nylstar ha aumentado la adición de plata a su poliamida (hasta 20 partículas por millón) para que los tejidos aguanten más lavados. Nylstar cuenta con certificados antivirales, pero todavía no específicos para el Covid-19.

Gestión de colas y pago

Otro espacio problemático en la tienda es la cola para pagar. Si en los supermercados actualmente se controla al público con líneas marcadas en el suelo para garantizar una distancia mínima, los expertos apuestan por que en el caso de la moda la tecnología se impondrá en el proceso de pago.

Desde Trison señalan que el cobro se hará desde los dispositivos móviles de los consumidores, ya que “no queda más remedio, o lo haces o te quedas sin gente”, apunta Alonso. De hecho, el ejecutivo apunta a que los móviles jugarán un papel fundamental en las tiendas, ya que tendrán uso en el propio punto de venta.

Vello, por su parte, incide también en el pago a través del móvil o en sistemas que permitan cargar el cobro directamente en la cuenta del cliente, y que permitan, siempre, “evitar pasar por el mostrador”.

En el inicio del estado de alarma, tal y como recuerdan desde Moinsa, el sector de la restauración se enfocó al delivery contacto cero. “Seguramente a partir de ahora haya que tener más en cuenta el concepto de delivery en el diseño de locales comerciales”, afirman fuentes de Moinsa.

Sustituir el pago por el autopago ya era una tendencia al alza antes del Covid-19, que ahora se ha acelerado. Moinsa pone como ejemplo casos como el de alimentación, en los que “se podría incluir tecnología Rfid en carros y cestas, o en elementos informáticos integrados, incluyendo apps a través de las que pagar y así eliminar el contacto con el dinero o la tarjeta”. “Lo importante en este punto es tener claro que no se trata de cambiar a personas por tecnología, sino de una integración entre ambas -agregan-; además, para los tengan que mejorar las soluciones existentes pueden emplear mamparas de metacrilato en la zona de mostrador, entre el personal y los clientes, que no requieren de instalación y se limpian con agua y lejía”.

Tecnología para evitarr probarse la ropa

Si el probador es un punto conflictivo, la ropa otro y, además, habrá que estar poco tiempo en las tiendas, probarse la ropa podría llegar a ser un problema. El retail físico deberá aprender del online para sortear este obstáculo.

Javier Vello, de EY, señala que las marcas deberán llevar a la tienda tecnología que ya tengan aplicada en sus plataformas de ecommerce, transformándolas en aplicaciones que los consumidores puedan usar con su teléfono móvil. “Veremos, posiblemente, soluciones que ayuden a ver cómo me queda virtualmente la ropa -señala el experto-; ayudarán soluciones que vengan del mundo online y permitan hacerte una idea sin probar”.

¿El problema? Las fichas técnicas de la mayoría de retailers todavía no son detalladas, de manera que llevar toda la información de las prendas a aplicaciones que permitan, por ejemplo, saber qué talla comprar sin probar, resultará complejo.

Además, tal y como advierte Lara, muchas de las aplicaciones disponibles en el mercado “no consiguen un efecto de prueba virtual que pueda sustituir a la de prueba física”. “Donde está más avanzado y conseguido el resultado final es en el calzado, con aplicaciones que o son propiedad de marcas o bien multiplataforma”, agrega.

“Va a haber una aceleración en implantación de tecnología, porque ahora algunas herramientas son un must”, dice el ejecutivo de Trison. “Si no tienes forma de controlar el aforo, por ejemplo, no te dejarán abrir, y si un cliente no se siente seguro, es probable que nunca vuelva”, apunta Alonso.

La reapertura de las tiendas no se producirá de forma repentina, sino que será un proceso paulatino, de manera que las marcas podrán hacer pruebas y pilotos de implantación de tecnología en tienda.

Aforo mínimo

“Las visitas a las tiendas van a ser muy puntuales, con un objetivo claro y compras muy grandes, no se irá a la tienda de manera muy frecuente”, sostiene Alonso, de Trison. Así, el gran problema del retail no será el aforo máximo, sino el mínimo.

Los expertos coinciden en que las marcas deben fomentar servicios como el click and collect, de manera que se evite el trámite de probar la ropa pero se fuerce la visita a la tienda y aumente la posibilidad de venta cruzada entre canales. De ser así, las colas de recogida de pedidos, advierten, deberán estar separadas de las de pago.

Desde Trison también coinciden en que se proliferará la recogida de pedidos online en tienda para aumentar el tráfico de los establecimientos, que contará con cartelería digital para tranquilizar a los clientes y enviar mensajes sobre la capacidad de aforo o “hemos desinfectado hace veinte minutos”.

Las promociones actuarán también como un elemento tractor de público. Además, en un momento de stock en máximos los retailers se verán abocados a descuentos permanentes, que podrán realizar online o sólo en tienda.

“Para volver a atraer a los clientes a las tiendas, debemos pensar qué podemos ofrecerles que haga que quieran o deban venir para disfrutar de una experiencia única”, reflexiona Luis Lara, que señala que las ventas evolucionarán de forma lenta al menos durante un año. “Ahora, más que hace unos meses, cada marca debe hacer su reflexión en base a la madurez de su modelo de negocio y operativo para diseñar una plataforma que tenga las palancas necesarias en todo el customer journey en cuanto a marca, selección de producto, experiencia de canal, contacto con personal…para hacer que las tiendas físicas tengas todo el sentido”, agrega.

Bolso, gafas, mascarillas: la crisis abre la puerta a un nuevo complemento de moda

Premios Grammy, enero de 2020. La cantante Billie Eilish, de dieciocho años, desfila por la alfombra roja con una mascarilla de tul negro decorada con el logo de Gucci. Entonces, en pleno estallido del coronavirus en Wuhan (China), la prenda fue vista como una extravagancia más en una joven de pelo fluorescente y estilo alternativo. Tres meses después, los gobiernos en Europa y América se plantean ya instaurar el uso obligatorio de las mascarillas para frenar el avance de la pandemia. ¿Puede esta crisis sanitaria incorporar este elemento al vestuario habitual de Occidente? ¿Se convertirán en un accesorio de moda, como lo hicieron antes otros elementos sanitarios, como las gafas?

En Asia, las imágenes de ciudadanos con mascarillas en las calles y centros comerciales son habituales. En países como China, su uso está extendido para prevenir la contaminación y evitar contagiar un catarro, por ejemplo, y en Corea del Sur es habitual ver a ídolos del k-pop llevándolas en espacios públicos como aeropuertos.

Javier Plazas, consultor de empresas de moda y retail, sitúa el detonante de su uso en el accidente nuclear de Fukushima en 2011. “Gran parte de la estética sanitaria que vemos ahora en España ya se vio entonces en Japón, donde hubo también confinamiento y eran comunes los trajes de protección”, recuerda el experto.

Hacia 2014, se extendió su uso como un complemento de moda entre los jóvenes japoneses, especialmente entre tribus urbanas como los otaku y subculturas como los Yami Kawaii, que emplean la máscara para dar visibilidad a las enfermedades mentales, dice Plazas.

Según un estudio de Market Study Report, publicado el 31 de marzo de este año, el mercado mundial de las mascarillas podría superar los 21.200 millones de dólares en 2026.

Antecedentes

En Europa, los expertos en tendencias consideran que la pandemia puede ser un detonante para la expansión de un elemento que llevaba ya tiempo apareciendo en sus análisis. “Hasta ahora, había matices en su percepción cultural en Europa y Asia”, apunta Vincent Gregoire, responsable de tendencias de consumo en la agencia francesa Nelly Rodi.

Gregoire señala que mientras que en Asia la mascarilla es una muestra de educación y

respeto, en Europa y Norteamérica se relacionaba con una actitud subversiva y de rebelión, como en el caso de los chalecos amarillos en Francia o las protestas en Hong Kong.

“Será un elemento para respetar a la autoridad, pero también para reaccionar a ella”, apunta el experto. En la misma línea, Javier Plazas recuerda que tendrán también un componente reaccionario frente al aumento de la vigilancia y de las tecnologías de reconocimiento facial.

Más allá de los círculos subversivos, el uso mascarillas responde también a una necesidad creciente de protección que ha aumentado en los últimos años, especialmente tras los atentados del 11 de septiembre y la crisis financiera.

Es un elemento que estaba ahí, flotando, y que aparecía recurrentemente en los análisis; Sia, Daft Punk, ya empleaban máscaras; en Internet usamos constantemente avatares para esconder nuestra identidad, en casa empleamos filtros para el aire o para el agua”, recuerda Gregoire.

 

Fase dos: diseño

Una vez el uso esté generalizado, las mascarillas todavía tardarán meses en llegar de forma masiva a las pasarelas y a las tiendas. “Ahora estamos en fase de resistencia, peleando por el virus, ni nos lo planteamos”, apunta Gregoire.

“Después, en junio o julio, llegará la resiliencia, replanteándonoslo todo; y no será hasta finales de año que llegará el renacimiento, cuando queramos por fin pasar página”, sostiene el experto. Ese en ese momento, ya de cara a 2021, cuando entrará el componente de diseño en las mascarillas, hasta entonces empleadas como un elemento puramente funcional.

Las marcas deberán medir muy bien estos tiempos para no capitalizar la tendencia antes de tiempo. “La moda tiene que ir con cuidado porque se puede banalizar el mensaje, tiene que pasar un tiempo”, apunta Plazas.

Los mejor posicionados para capitalizar esta tendencia en una primera fase, son, coinciden los expertos, los operadores de moda deportiva, urbana y outdoor, que ya han comenzado a incorporarlo a su oferta y que están ya especializados en prendas con un componente funcional.

En una segunda fase, se incorporará una mayor creatividad y entrará en escena el lujo. “Es un efecto similar al de Marie Kondo: si lo sigues a rajatabla, es un poco deprimente, siempre necesitas conservar en casa un componente emocional; con las mascarillas ocurrirá igual, habrá que contraponer esa obsesión por la higiene y la protección con diseños más alegres y expresivos”, apunta Gregoire.

Fase tres: un paso más

Una vez que la mascarilla se haya convertido ya en un complemento habitual en el sector, llegará la innovación y la preocupación por aspectos como la sostenibilidad, igual que ha ocurrido en el resto de la moda.

Podemos imaginarnos mascarillas con dispositivos que interactúen con el teléfono, micrófonos para dar una conferencia, funcionalidades sanitaras o incluso vinculadas a la cosmética, con cremas hidratantes o perfumadas”, anticipa Plaza.

El otro factor clave será el componente sostenible. Aunque, en un primer momento, la inversión por la sostenibilidad que había ganado tracción en los últimos años pueda verse frenada, cuando la situación se normalice también habrá que trasladarla a este nuevo complemento.

Además, subraya el experto, la introducción de este nuevo elemento supondrá también un replanteamiento en la expresión individual. “¿Cómo transmitiremos las emociones? Habrá que trasladar todos esos códigos a este nuevo elemento, que también tendrá que segmentarse por targets: para salir, para hacer deporte, para el trabajo…”.

Zalando integra en su proyecto Connected Retail a los operadores de los centros de Unibail-Rodamco

 

Zalando tiende la mano al brick. La compañía alemana de ecommerce se ha unido con el gigante de los centros comerciales Unibail-Rodamco-Westfield para integrar a sus operadores en el proyecto Connected Retail.

El programa consiste en que Zalando intengra en su plataforma la oferta de pequeños y medianos retailers con poca penetración online para impulsar sus ventas durante el periodo de cierre de establecimientos por la crisis del coronavirus.

“Como plataforma europea de moda, queremos usar nuestras capacidades y recursos para ayudar a resolver los desafíos más urgentes durante esta crisis”, explicó Carsten Keller, responsable del departamento direct to consumer de Zalando, en un comunicado.

Las empresas que forman parte del proyecto preparan los envíos directamente desde sus centros. Las devoluciones, por su parte, también se realizan directamente a las tiendas. El pago de Zalando a las compañías asociadas será semanal en lugar de mensual.

De esta manera, Zalando funciona como intermediario entre los operadores y los consumidores. Connected Retail tendrá vigencia desde el 1 de abril hasta el 31 de mayo, y funciona únicamente con empresas de Alemania y Holanda.  

La OIT prevé que el coronavirus genere hasta 25 millones de parados hasta final de año

El coronavirus destruirá empleo de forma masiva en todo el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entidad dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, la pandemia podría provocar una subida de hasta 25 millones de personas en situación de desempleo hasta finales de año. Según estas previsiones, las más pesimistas de la OIT, el impacto sería así mayor que el de la crisis financiera de 2008, que provocó un aumento del paro de 22 millones de personas en todo el mundo.

El impacto del Covid-19 en mercado laboral internacional dependerá, según la OIT, de la respuesta de las políticas coordinadas a escala internacional. En el mejor de los casos, según la entidad, la crisis provocará un aumento del desempleo mundial de 5,3 millones de personas.

El impacto variará en los diferentes sectores económicos. El sector servicios, el turismo y el comercio minorista serán tres de los más afectados por la pandemia en términos de empleo, según la OIT. En el turismo, por ejemplo, se prevé una disminución del 25% en las llegadas internacionales en 2020, con la consecuente pérdidas de puestos de trabajo.

 

Otro impacto de la crisis se producirá en términos de ingresos de los trabajadores. Según la entidad de la ONU, el descenso de la actividad económica derivará en una presión sobre los ingresos de los trabajadores que puede tener “un efecto devastador sobre los trabajadores que se encuentran cerca o por debajo del umbral de la pobreza”.

En particular, la OIT estima que entre 8,8 millones y 35 millones de trabajadores estarán en situación de pobreza laboral en todo el mundo a finales de 2020.

“Ya no se trata sólo de una crisis sanitaria mundial, sino también de una importante crisis económica y del mercado laboral que está teniendo un enorme impacto en las personas”, ha señalado el director general de la OIT, Guy Ryder.

Primark pone en marcha un nuevo Erte de reducción de jornada sobre 200 directivos en España

Primark continúa tomando medidas ante el coronavirus. La cadena irlandesa de moda low cost aplicará un nuevo expediente de regulación temporal de empleo (Erte) en España que afectará a cerca de doscientos empleados.

La medida conllevará una reducción de jornada de entre el 10% y el 50% y estará vigente hasta el próximo 31 de julio. Primark ha puesto en marcha esta medida, que afectará principalmente al personal de alta dirección y mandos intermedios, alegando “causas productivas”, según Efe.

Además, la compañía no complementará hasta el 100% las prestaciones por desempleo de los trabajadores afectados por el nuevo Erte. Primark ya aplicó un Erte el pasado marzo sobre su personal de tienda en el país, que asciende a 7.000 empleados.

España es el segundo mayor mercado para la compañía, que cuenta con 46 tiendas en el país. Sólo en su flagship store de Gran Vía, en Madrid, la empresa da trabajo a 580 personas. Entre sus planes pendientes en España está la apertura de su tienda de referencia en Barcelona, ubicada en Plaza Cataluña y cuya apertura estaba programada para abril.

 

La compañía irlandesa también ha tomado una medida similar en el resto de los países donde opera. La empresa ha suspendido temporalmente a los empleados de sus establecimientos y ha rebajado hasta un 50% el sueldo de la alta dirección.

También como medida de contingencia ante el avance de la pandemia, la compañía ha pedido a sus caseros en Reino Unido aplazar el pago del alquiler de los establecimientos, y ha cancelado todos sus pedidos.

Primark cerró el primer trimestre de ejercicio con un crecimiento del 4,5%, impulsado principalmente por la apertura de nuevos establecimientos. La facturación del grupo en Europa se incrementó un 5,1% durante el periodo, mientras que en Reino Unido el avance fue del 4%.  

Gap paraliza la producción y mantiene sólo las compras para el ecommerce

Gap también paraliza la producción ante el coronavirus. La compañía estadounidense de distribución de moda, número cuatro en el mundo por cifra de negocio, se ha puesto en contacto con sus proveedores para cancelar el envío de producciones.

En concreto, la empresa ha paralizado la producción de las prendas de la próxima temporada y mantendrá únicamente aquellos pedidos destinados al comercio electrónico, según Business of Fashion.

Otras empresas del negocio de la moda que también han cancelado pedidos a sus proveedores ante el avance de la pandemia han sido grupos como H&M, Primark o Arcadia, dueño de Topshop y Topman.

Esta no es la única medida que ha tomado la empresa ante el avance del coronavirus. Gap ha extendido el periodo de cierre de sus 2.802 establecimientos en Norteamérica y Europa y ha suspendido temporalmente al grueso de su plantilla, tanto de tienda como de oficinas centrales. El grupo, que no precisó a cuántos empleados afectará esta medida, cuenta con 135.000 trabajadores.

Además de los despidos temporales y la paralización de la producción, la empresa también ha preparado su estructura financiera para el golpe del Covid-19. La compañía anunció varias medidas para reforzar su balance, que incluye disponer de su línea de crédito, reducir el capex y los gastos operativos.

La compañía finalizó el último ejercicio con sus ventas y su beneficio a la baja. El grupo encogió su facturación un 1,1%, hasta 16.383 millones de dólares (14.587 millones de euros), mientras que su resultado se desplomó un 65%, hasta 351 millones de dólares (311 millones de euros).

Austria se desmarca de la UE y anuncia la reapertura de tiendas para el 14 de abril

Austria y Dinamarca dibujan el plan para comenzar a levantar las medidas de confinamiento para frenar la expansión del coronavirus. Desmarcándose del plan de acción conjunto que Bruselas está intentando pactar entre los estados miembro, Austria ha anunciado que los comercios podrán reabrir sus puertas el 14 de abril, mientras Dinamarca empezará reabriendo colegios y guarderías a partir del 15 de abril.

Austria, que decretó el confinamiento el 16 de marzo, se convertirá en el primer país en permitir que los comercios puedan volver a la actividad. A partir del martes 14 de abril, todas las tiendas de hasta 400 metros cuadrados podrán reabrir, así como establecimientos de bricolaje y jardinería. Será obligatorio el uso de mascarillas en las tiendas, control del aforo y desinfecciones de los puntos de venta.

Los ciudadanos sólo podrían salir de casa para ir a trabajar, comprar, hacer deporte o ayudar a otras personas hasta finales de abril. A partir del 1 de mayo, podrán abrir al público todas las tiendas, centros comerciales y peluquerías. A partir de mediados de mayo podrán volver a funcionar hoteles, restaurantes y el resto de servicios.

Aunque estas medidas están pendientes de aprobación definitiva a finales de abril en función del avance de la pandemia, las previsiones del gobierno austriaco pasan por que las universidades no retomen en curso este semestre, mientras sobre los colegios se decidirá a finales de abril.

Dinamarca, por su parte, ha trazado un plan que comienza por la reapertura de colegios y guarderías a partir del 15 de abril, como medida para que los padres puedan retomar la actividad laboral. El país, que decretó el confinamiento el 11 de marzo, mantiene, en cambio, en resto de medidas restrictivas como mínimo hasta el 10 de mayo.

Ternua Group: plan de ajuste y Erte en oficina y tiendas por el coronavirus

Ternua Group traza un plan de contingencia por el coronavirus. La compañía, dueña de Lorpen y Loreak Mendian, entre otras marcas, ha puesto en marcha una batería de medidas para “asegurar la sostenibilidad futura del proyecto”.

En este sentido, la compañía ha presentado un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) por fuerza mayor para las 45 personas de su equipo en tiendas, que durará hasta que se puedan reabrir los puntos de venta. La empresa también ha aplicado un Erte del 50% de la jornada laboral para el personal de oficina, que trabaja en remoto. Ternua complementará las prestaciones del Estado hasta el 70% de los salarios.

La batería de medidas incluye también el ajuste del gasto corriente y el aplazamiento de inversiones no estratégicas previstas para este año en infraestructuras, tecnología y renovación de puntos de venta hasta 2021.La empresa también está negociando con proveedores para reajustar las compras y trabajando para prolongar la duración de las colecciones.

El grupo mantiene activo el servicio de atención al cliente a través del teléfono y online, así como los ecommerce de sus cuatro marcas, aunque los pedidos recibidos desde el 30 de marzo se servirán a partir del próximo 14 de abril, cuando se pueda retomar la actividad económica no esencial.

También continúa operativa la planta de Lorpen en Etxalar (Navarra). Allí se concentrará toda la producción de la marca a partir de ahora, lo que supondrá la desinversión de la fábrica de Puebla (México). “La decisión de centralizar la producción en proximidad se enmarca en la planificación estratégica de Ternua Group para el periodo 2019-2022; la situación generada en los mercados internacionales por la crisis del Covid-19 ha acelerado la ejecución de esta decisión”, añade el grupo.

“Ante la parada en seco de los mercados, la compañía tiene la responsabilidad de tomar aquellas decisiones que garanticen la sostenibilidad del proyecto, y por tanto del empleo de los trabajadores, a medio y largo plazo, nuestra prioridad”, explica el grupo.

Ternua, con sede en Arrasate (Gipuzkoa), opera con las marcas Ternua, Lorpen, Astore y Loreak Mendian, que compró el año pasado. La compañía está presente en más de cincuenta países de Europa, América y Asia.

Salvatore Ferragamo hunde sus ventas un 31% hasta marzo por el coronavirus

Salvatore Ferragamo sufre el golpe del Covid-19 en sus cuentas. El grupo italiano de calzado ha cerrado el primer trimestre (finalizado el 31 de marzo) con una caída de las ventas del 30,6%, según las cuentas no auditadas hechas públicas hoy.

La empresa facturó 220 millones de euros entre enero y marzo, frente a los 347 millones de euros del mismo periodo del año anterior. La compañía explica que registró una evolución “sólida” en enero en sus principales mercados, pero las ventas se “deterioraron” en febrero y marzo, primero en China y el resto de Asia y progresivamente también en Europa, América y el resto del mundo, “siguiendo la rápida expansión de la pandemia causada por el coronavirus Covid-19”.

Salvatore Ferragamo ha cerrado la mayoría de sus tiendas en todo el mundo y en las que permanecen abiertas ha registrado una reducción “significativa” del tráfico. En este sentido, las ventas en sus tiendas propias cayeron un 28,6%, mientras que el canal multimarca encogió un 33,7%, penalizado por la cancelación de pedidos, principalmente en el travel retail.

Coincidiendo con la publicación de sus resultados preliminares, Salvatore Ferragamo también ha anunciado que pospondrá la junta general de accionistas hasta el 8 de mayo, que suspenderá el reparto del beneficio y que establecerá un comité ejecutivo para hacer frente a “la emergencia causada por la pandemia del Covid-19”.

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