La hora pico de las compras virtuales es entre las 6:00 p.m y 8:00 p.m

Fuente: La Republica.co

La hora pico de las compras virtuales es entre las 6:00 p.m y 8:00 p.m

miércoles, 31 de julio de 2019

GUARDAR

El unicornio colombiano reveló que el 52,7% de las compras en la app son hechas por mujeres.

María Paula Aristizábal Bedoya – maristizabal@larepublica.com.co

Ir a la tienda por el pan o entrar a un centro comercial un sábado a las 6:00p.m. podía significar un suplicio para muchos hace unos años. Hoy esto ha evolucionado, gracias a la entrada al ruedo de aplicaciones como Rappi, Merqueo, las personas ya no tienen que salir de su casa para hacer las compras, ahora solo basta con descargar la app de su preferencia y dar unos cuantos clics para pedir lo que necesita.

Durante el primer semestre del año, Rappi registró que los días de mayor tráfico son los viernes, sábado y domingo, así como que las horas de mayor cantidad de órdenes son entre las 6p.m y 8 p.m.

LOS CONTRASTES

SANTIAGO MEJÍACOFUNDADOR RAPPI

“Rappi logró cambiar hábitos de consumo y de compra en los usuarios gracias a la tecnología”.

El unicornio colombiano reveló que el 52,7% de las compras en la app son hechas por mujeres, 63% pagadas con tarjeta de crédito y 60,1% a través de un iPhone. También explicó que, en promedio los usuarios hacen 5,7 compras al mes por valores que rondan los US$12,67.

Euromonitor prevé que las ventas a través de dispositivos móviles en Colombia este año van a ser más de 100 veces mayores de lo que fueron en el 2013. Un objetivo que puede lograrse con la colaboración de las apps que están en el mercado y la mejora de experiencia de usuario en los smartphone.

Que Rappi siga creciendo

Fuente: Portafolio.co

Que Rappi siga creciendo

Está en riesgo la salud de un gran emprendimiento que ha sorprendido al mundo y que aún goza de reputación, sobre todo
entre los inversionistas.

De acuerdo con el MinTrabajo, el modelo que existe actualmente violenta los derechos de los trabajadores más pobres.
POR:
PORTAFOLIO
JULIO 30 DE 2019 – 10:00 P.M.

Hoy más que nunca, las empresas están bajo el escrutinio permanente de una sociedad cambiante, cuya desconfianza en las organizaciones, las instituciones, sus líderes y los organismos de control es cada vez mayor.

(Lea: ¿Cómo hace Rappi para crecer al 25% mensual?)

Y la importancia de esto, es que las personas están tomando sus decisiones de compra y recomendación de productos y servicios, de inversión y de lealtad, así como de en el lugar a donde van a laborar, sobre la percepción que tienen acerca de las empresas y sus marcas, formadas a partir de las experiencias que les han generado, de la opinión de terceros y de los contenidos que encuentran en los medios tradicionales y digitales.

(Lea: ‘Rappitenderos no son empleados de Rappi, son usuarios’)

Más allá de la calidad y del nivel de servicio, que son esenciales, los consumidores y la sociedad, en general, se están fijando en la forma de actuar de las empresas como empleadores, el cuidado que tienen con el medio ambiente, su administración, la ética, los resultados y si es un buen lugar para trabajar, entre otros aspectos.

(Lea: ¿Están realmente excluidos los Rappitenderos de los derechos laborales como lo afirma el Ministerio de Trabajo?)

Quienes lo ignoren y no lo tengan presente dentro de su cultura y estrategia corporativa se verán exigidos y los efectos de una percepción negativa (reputación) se reflejarán en los resultados financieros y el valor comercial de la compañía. No de forma inmediata, pero el tiempo lo irá confirmando.

Este es un riesgo que hoy corre Rappi, un emprendimiento que surgió con increíble éxito y que tiene a la empresa en el radar tanto de inversionistas, personas en busca de oportunidades de empleo, medios de comunicación, analistas y la opinión pública, quienes desde un comienzo le dieron su apoyo.

La compañía se está viendo afectada por una cobertura negativa a través de redes sociales y en medios de comunicación por cuenta de diversos hechos, entre ellos, el comportamiento inadecuado en las calles de algunos “rappitenderos”, la calidad del servicio a sus clientes y las políticas laborales de la empresa.

Asimismo, hay comentarios por fallas en la entrega de los pedidos, las demoras en las devoluciones de dinero, y la SIC informó que la compañía fue sancionada por un supuesto incumplimiento en las leyes de protección de datos. Los temas que la están afectando son varios y de diferente naturaleza.

El diario Portafolio, en un reciente artículo titulado “Los líos de Rappi que crecen tan rápido como sus pedidos”, pone de presente el sensible tema laboral por el cual el Ministerio de Trabajo de Colombia la tiene “bajo la lupa” y menciona cómo en Chile se habla de “explotación encubierta”. A esto se ha sumado el reclamo de “rappitenderos” quienes piden mejores condiciones para trabajar, a lo cual la compañía responde apoyándose en el Código Laboral.

Pero el público no se fija en el tipo de contrato que tienen las empresas con quienes trabajan en ella. Las personas asumen que quienes llevan la marca están vinculadas de una u otra forma, que la representan y que la compañía es responsable por el impacto que genera su actividad empresarial.

Es tiempo de corregir el rumbo
Andrea Bonime-Blanc, CEO de GEC Risk Advisory, asegura que hoy “no se trata de ser buenos o malos, pero comportarse ‘mal’ en la nueva era de la hipetransparencia puede resultar peligroso para el bienestar de la organización.

El daño puede ser instantáneo y en algunos casos irreversible. Ya no se trata únicamente de fabricar productos, ofrecer servicios o crear valor sino de hacer todas esas cosas, bajo la mirada atenta de todos aquellos acostumbrados a vivir en un mundo hipertransparente”.

Rappi goza aún de una percepción positiva, acompañada de una gran expectativa, sobre todo de los inversionistas y aliados con quienes está desarrollando nuevos proyectos, y está a tiempo de corregir el rumbo reputacional escuchando la voz de las audiencias, poniendo en perspectiva su mapa de riesgos y desarrollando un plan de acción que le permita, con hechos, mejorar los temas que son objeto de cuestionamientos para detener el crecimiento de opiniones negativas.

Y también para quitarle argumentos a personas que, de oficio, atacan el emprendimiento, la empresa privada y la generación de empleo buscando obtener dividendos políticos y generar desconfianza, aunque nunca han creado un solo puesto de trabajo.

Vivimos una época en que el poder está en manos de los grupos de interés y las compañías necesitan construir confianza como un elemento clave en su relación con la sociedad. Para Ángel Alloza, especialista español en Reputación Corporativa, esto debe hacerse “a partir de adquirir compromisos sobre los temas que son relevantes para los ciudadanos (como respuesta a lo que esperan de la organización los grupos de interés) y después cumplirlos”.

Si no lo hace, Rappi se verá exigida e irá perdiendo poco a poco su percepción positiva, porque como lo advierte Deloitte, “es más probable que las compañías e industrias con problemas de reputación incurran en la ira de los legisladores, los reguladores y el público”.

Lo que está en riesgo es la salud de un gran emprendimiento que ha sorprendido al mundo y queremos que Rappi siga creciendo.

Luis Fernando Cortés
Director Ejecutivo de Loyalty

Crónica de Alejandra Uribe: ¿Cómo es trabajar un día de rappitendero en Bogotá?

Fuente: La Republica.co 

COMERCIO
Crónica de Alejandra Uribe: ¿Cómo es trabajar un día de rappitendero en Bogotá?

martes, 30 de julio de 2019

GUARDAR
Se calcula que en el país existen 20.000 rappitenderos aproximadamente y trabajan 12 horas diarias para un salario diario de $40.800

María Alejandra Ruiz Rico – mruiz@larepublica.com.co

Ser Rappitendero no es nada fácil. Si empezamos teniendo en cuenta el curso de una hora que hay que tomar por internet o de manera presencial en el que enseñan uno a uno los pasos para lograr el éxito en los domicilios. El mío fue rápido, 10 minutos sentada en el computador y listo, puntuación de 100 sobre 100.

Además, hay que esperar casi dos horas para lograr hacer cualquier activación de la plataforma, solucionar un problema con la afiliación, incluso si quiere ser todo un Rappitendero elegante y comprar su dotación para prestar el mejor servicio, sin dejar de lado que se debe tener un mínimo de datos móviles para hacer la inscripción, hacer la afiliación y descargar lo que será la principal herramienta de trabajo.

Llegué al barrio Polo, al nororiente de la ciudad, donde me encontré con una casa enorme, de esas que ya no suelen existir en Bogotá. Estaba repleta de gente que comía empanada mientras esperaban el llamado para que la oportunidad de trabajo empezara a ser realidad.

Me acerqué a una chica, -por eso que entre mujeres nos entendemos mejor-, y le dije: “¡Hola!, ¿Qué tal es la cosa? es mi primer día”. Ella con una sonrisa me saludó y me dijo: “pues bien, es mi segundo día, lo difícil son las direcciones, pero dale, entra ahí, te dan el turno y compras la maleta”. Agradecí y caminé en medio de la multitud hasta encontrarme con el celador.

“¿Qué viene hacer?”, me preguntó, a lo que respondí: “a inscribirme, activarme para trabajar”, inmediatamente me dijo: “Tome su turno y espere hasta las 10 (dos horas), si se mueve pierde el turno”, frase tras la cual le di las gracias.

Luego de ese primer encuentro con aquel que sabe y entrega todas las indicaciones, era momento de romper el hielo con los nuevos compañeros que nos encontrábamos en esa casa oscura, una casa con olor extraño por el trapero con el que la señora del aseo trataba de ponerle una mejor cara al lugar, donde las paredes ya no son blancas sino grises del mugre y donde el naranja de Rappi resalta a plena vista

“¡Hola!”, dije de nuevo con mi cara siempre sonriente, “soy nueva, ¿qué tal es la cosa?”. Un muchacho con acento venezolano vestido de negro de pies a cabeza me respondió: “¡Jum! dicen que bien. Mi hermano lleva 6 meses y le ha ido bien, por lo menos hay para comer”.

En medio de la ignorancia y el desespero de ver que el ‘digiturno’ que está en un televisor desgastado no se movía, seguí haciendo preguntas a otros hombres, también con acento extranjero, sobre lo que sería mi trabajo.

– Bueno y ¿cómo hago mi primer domicilio si no tengo dinero ni nada?
– Tranquila, como estás en primer nivel, solo escribes en tarjeta de crédito, te dan un código y es tu boleto de pago.
– ¿Niveles?, pregunté con cara de terror.
– Sí, claro, son 6 niveles. Entre más alto, más ganas, mejores servicios de salen y puedes ganar más dinero y en efectivo.

Por fin hicieron el llamado, descargué la aplicación con la que se me permitiría conocer el mundo del Rappitendero que anda a pie, en bicicleta, en bicicleta con motor, o quizás en moto.

Llené cada uno de los pasos, me tomé una ‘selfie’ y listo, ya era una Rappitendera caminante que estaría por la ciudad con la famosa maleta naranja, que para adquirirla, tuve que hacer una fila de 20 minutos y sacar de mi bolsillo 24 mil pesos, y eso que era una pequeña.

La otra, más grande, vale 80 mil. Esto sí, se paga de contado, aunque si quizás uno no tiene dinero, se la puede llevar a cuotas, las cuales se van descontando dependiendo de los domicilios que cada Rappitendero haga.

A un cálculo al ojo, pude determinar que más de la mitad de los que estaban allí eran hombres y solo unas pocas mujeres alistábamos las piernas para recorrer las calles, entregar domicilios y recibir propinas que aumentarían las ganancias, las cuales sólo dependen de nosotros (los Rappitenderos) y que llegan a los bolsillos cada martes el día que consignan.

Estaba lista con la maleta de primípara, la aplicación activa en un teléfono Android, pues es la única alternativa para descargarla, y con mi número de registro, el 200.883, que representa a las personas que están registradas, aunque solo 25 mil están activas recorriendo las calles de la ciudad.

Era el momento de salir a trabajar, no sin antes encontrarme con los vendedores de planes móviles que casualmente también son extranjeros.

– ¿Lista para trabajar?, Me dijo un muchacho con chaqueta naranja y azul.
– Sí, estoy lista, pero quiero un plan de datos.
– Claro que sí. Están los especiales para Rappi, el que más usan es el de 39.900 pesos y te dan 2G, con eso trabajas fácil.

Agradezco al señor, y le digo que en otra oportunidad será, aunque la idea suena tentadora, porque solo con mi cédula, con el pasaporte o con el documento que sea, activan el plan.
Al otro día salgo a trabajar desde las 7 de la mañana, con mi maleta y mis piernas (mi primera herramienta de trabajo), lista para entregar los pedidos tal y como me lo habían enseñado en el curso.
Me pongo activa y la ansiedad se apodera de mí, es la primera vez que entregaré un pedido. Suena el celular y mi primer reto lleva huevos, arepas con queso doblecrema y margarina para cocinar, lo que seguramente sería un desayuno delicioso. Corro al almacén que me dicen y allí me encuentro con mi shopper.
¿Un shopper? Sí, la persona que ayuda a los Rappidtenderos para tener listos los productos seleccionados por el cliente. Todo esto para lograr que llegue el pedido más rápido y en la calidad adecuada. Como no sabía eso, entré como loca a recoger mis productos, aunque apareció mi ángel guardián. Me dio la factura y pasó mi cédula.
Corrí hacia la subida a La Calera, donde entregaba mi primer domicilio, y que dejaba en mis bolsillos 3.720 pesos. Llegué con una sonrisa, la de siempre, pero los celadores no me dejaron subir, me dijeron que dejara el pedido y me fuera. Al final tuve una propina que no llegó en efectivo a mis manos, aunque me quedó la satisfacción de haber entregado mi primer domicilio, pese a la carrera y el dolor de piernas.
El segundo pedido tenía una propina de 1.500 pesos, los cuales no tenía en mi bolsillo y me hicieron feliz. Este reto también parecía un desayuno: una torta, un palito de queso y un café. Por error salí corriendo en medio de mi afán por llevar el domicilio y la aplicación me recordó que tenía que llevar los utensilios para comer, me devolví y un compañero de mi nuevo trabajo me dijo: “Mija, envuélvalos bien, porque no te aceptan los cubiertos así por higiene”.
Miro como lo hace él y tomo todo, lo envuelvo en una servilleta y de nuevo salgo corriendo. Logré en casi 20 minutos hacer mi segunda entrega con la que ya acumulaba 7.934 pesos en mi bolsillo. Nada comparado con los 129.984 pesos que se hizo un nuevo amigo trabajando el lunes de 7:30 de la mañana a 8 de la noche.
Al día siguiente, en mi segunda jornada, recibí de pedido un domicilio de un mercado completo: soda, limones, maní, queso y canela. Con este ya eran 2 mil pesos en mi bolsillo a las 6:30 de la mañana, aunque este día no fue tan fructífero, pues solo hice dos domicilios que me dejaron apenas 5 mil pesos en los bolsillos y la sensación que los vigilantes y los domiciliarios no se la llevan muy bien.
El final de mi breve trabajo como Rappidtendera me dejó no solo 14 mil pesos de ganancia, sino las piernas desgastadas, la espalda ultrajada, y eso sí, unos buenos amigos extranjeros que día a día trabajan con Rappi.

Por Alejandra Uribe

RAPPI ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

Dinero.com

Fuente: Mall y retail

RAPPI ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

Rappi, una innovadora plataforma de plataformas, se ha convertido en una verdadera revolución. Hoy por hoy, simboliza como ninguno el emprendimiento en Colombia y Latinoamérica.

Se transformó en el primer unicornio –startup valorada en más de US$1.000 millones– que tiene Colombia, y sigue creciendo. Todavía no alcanza a ser rentable, pero su valoración supera los US$3.000 millones.

Rappi ya opera además en Brasil, México, Argentina, Chile, Uruguay y Perú. Y, por si fuera poco, protagonizó la principal transacción en el primer semestre de este año en Colombia: Softbank, uno de los más grandes fondos de inversión del mundo, le inyectó US$1.000 millones de capital fresco.

Además, logró que Davivienda –una de las instituciones financieras más poderosas del país, perteneciente al Grupo Bolívar– entrara a formar parte de Rappipay. Este servicio permite hacer retiros en los cajeros del banco con la aplicación de Rappi mediante códigos QR. Y se puede usar además en comercios para realizar transferencias de dinero y pagar impuestos y facturas.

Rappi representa hoy para Colombia lo mejor de la economía digital: nos ha enseñado la necesidad de pensar a nivel global. Demostró que las buenas ideas encuentran financiación y que sí hay plata para emprender. En general, Rappi puso a Colombia en el mapa del emprendimiento mundial.

Pero también, como toda startup exitosa, tiene su lado polémico y genera profundos debates. El primero, si estas compañías agregan valor o capturan el que otros sectores producen. Además, su disrupción genera interrogantes en los frentes laboral, tributario, de protección de datos del consumidor y hasta de competencia.

Como explicó a Dinero Pablo Márquez, exdirector de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) y socio de la firma de abogados Márquez, Barrera, Castañeda y Ramírez, “su modelo de negocio va tan rápido y de una forma tan disruptiva que las disposiciones legales no se acomodan, simplemente no casan. Esa ficha no sirve en ese rompecabezas legal”.

Esta realidad ha generado situaciones complejas. En primer lugar, los ‘rappitenderos‘, las personas que llevan las mercancías a los clientes, han protestado reiteradamente pues exigen un mejor trato laboral. Además, como ocurre con otras aplicaciones, muchos usuarios se quejan porque no saben quién responde en caso de mal servicio o deficiencias en los productos transados por medio de la plataforma. Como si fuera poco, para las autoridades de tránsito se ha vuelto un problema la proliferación de ‘rappitenderos‘ en bicicleta o moto que no respetan las normas de tránsito. Finalmente, ya hay investigaciones de la Superintendencia de Industria y Comercio(SIC), que sancionó a Rappi por su falta de gestión para proteger los datos de los usuarios y por quejas de consumidores.

La situación ha puesto al Gobierno a buscar fórmulas para atender este escenario de negocios y competencia y encontrar estrategias para ‘nivelar la cancha‘. Sin duda, los negocios, desde siempre, han ido mucho más rápido que las regulaciones. Hace apenas unos tres lustros, empresas de telecomunicaciones como ETB, Orbitel y la extinta Telecom pagaron más de US$300 millones por licencias de larga distancia que apenas unos años después quedaron obsoletas ante el desarrollo de internet y las comunicaciones.

Este no es un fenómeno local. El debate sobre las implicaciones de las aplicaciones y de las grandes empresas tecnológicas anda en su punto más alto en el planeta. Solo un ejemplo: la más reciente cumbre de ministros de Finanzas del G7 llegó a un acuerdo para gravar a las grandes tecnológicas con un impuesto similar al que ya se aplica en Francia. Allí estas firmas deben pagar una tasa de 3% sobre sus ingresos brutos.

¿Generar o capturar valor?

Muchos expertos se hacen preguntas de fondo acerca del aporte económico de estas iniciativas. Cuestionan hasta qué punto hay una relación proporcional entre la forma en que una compañía digital genera valor y su manera de obtener ganancias. Rappi, en menos de dos años, pasó de ser una iniciativa de tres jóvenes para ofrecer servicios a domicilio en una tienda de barrio a ser una multinacional. En solo cinco meses (de diciembre de 2018 a abril de 2019) Rappi recibió $4,4 billones en capital, más de la mitad del recaudo que generó la última reforma tributaria.

Esta startup crece a tasas de 20% mensual, tiene 3.000 empleados y, como explicó su fundador Simón Borrero, en reciente entrevista a Semana, “Rappi ha generado oportunidades de trabajo a más de 50.000 ‘rappitenderos‘ y si seguimos creciendo a este ritmo, en un año estaremos generando oportunidades a 500.000 en la región. Esa es una cifra relevante para nuestros países”.

Por otro lado, el modelo de Rappi tiene éxito porque no se centró en el domicilio. Empezó a buscar todo lo que podía generarle valor al consumidor en una aplicación, pero también oportunidades para la oferta. Cuando la aplicación de Rappi crece y se vuelve viral, masifica su lado de consumidores pero también debe crecer su modelo de negocio por el lado de comercios y servicios.

Estos modelos de negocio necesitan que ambos lados crezcan lo suficientemente rápido para ser atractivos. Por eso Rappi no solo tiene que ver con comida: introdujo a su oferta patinetas, seguros, medicinas, transacciones financieras y como plataforma empieza a aglomerar muchos negocios, pero también a incorporar otras plataformas.

Como ha dicho Borrero: “La idea es desarrollar algo como la nueva generación de Alibaba y Alipay, eso es lo que queremos construir. Queremos ser la empresa de tecnología más importante de la región. La idea (con la inversión de Softbank) es volver a Rappi una super app, una aplicación en donde resuelves tu vida. Pero eso no lo hacemos solos, necesitamos a otras startups que crezcan rápido gracias a vivir dentro del ecosistema Rappi. Así como las patinetas de Grin que tenemos hoy, vendrán muchas otras novedades, como doctores en casa, telemedicina y muchas otras, que facilitarán la vida a la gente”.

Para ello no solo necesita juntar consumidores con la oferta, también requiere una pata fundamental de ese trípode: los ‘rappitenderos‘. Al efecto se combinaron varios factores: gente dispuesta a pagar porque le traigan un producto o le presten un servicio; comercios que buscan nuevos canales para crecer y personas dispuestas a prestar el servicio en su tiempo libre. Pero esta última condición, planteada ya en apps como Uber, condujo a que muchas de esas personas encontraran allí su única forma de sustento. Un panorama impulsado en Colombia por las altas tasas de desempleo y por una migración venezolana en aumento. Ese es uno de sus más importantes nichos, pero también donde se concentran gran parte de sus problemas.

“La innovación disruptiva de alto nivel trae per se en cualquier país problemas legislativos. No somos los primeros ni los últimos abocados a una brecha muy grande entre la innovación y el emprendimiento”, dice Ignacio Gaitán, director de iNNpulsa. Según él, es el impacto que genera una implementación que no tiene que ver con el negocio principal sino con el despliegue del mismo.

Esa forma de crecer pone los pelos de punta a muchos expertos, autoridades y reguladores. Parecería que la gente no se hubiera percatado de algo que las startups plantean: la manera acelerada de generar valor.

Pero ese, justamente, es el punto de discusión. La economista Mariana Mazucatto, una de las gurús en temas de innovación, acaba de plantear el asunto en su libro El valor de las cosas.

Según ella, los economistas clásicos “distinguen entre trabajo ‘productivo’, que contribuye a aumentar el valor de lo que se produce, y trabajo ‘improductivo’, que no lo hace. Las actividades que dan beneficios a las plataformas online –los anuncios, el análisis de la información privada y el comportamiento de los usuarios– no aumentan el valor de lo que se produce, que son servicios para usuarios que consisten en, por ejemplo, poner un mensaje en Facebook o hacer una búsqueda en Google. Más bien, esas actividades ayudan a las empresas a competir entre sí para apropiarse, de manera individual, de una participación mayor del valor producido”.

El tema es sensible, pues no se trata de un simple asunto de percepción o valoración moral. Plantea una paradoja de valor: las startups muestran unos procesos de valorización exponenciales que hacen suponer que están ofreciendo una transformación en los servicios y productos que ayudan a intermediar. Pero las hamburguesas que Rappi lleva son las mismas que los restaurantes ofrecían antes de aparecer esta compañía. Así la pregunta se refiere al valor agregado que generan estas startups. Desde una perspectiva de las cuentas nacionales, el valor agregado corresponde al precio del bien final menos el precio de los bienes intermedios. Pero aún no queda resuelta la pregunta sobre qué es un bien intermedio para la economía digital.

Así, es posible concluir que las tecnológicas como Rappi usan un bien intermedio, consistente en una base de datos masiva que le han entregado sus usuarios acerca de sus hábitos y ubicaciones geográficas. Algunos expertos van más allá. Dicen que para establecer el verdadero valor agregado, Rappi debería informar el precio que está dispuesta a pagar por obtener los datos y cuánto va a cobrar por administrar y hacer uso inteligente de esa información. Sobre esa base se podría analizar su verdadero impacto económico y su valorización real en los mercados de capitales. En este frente, la sociedad apenas está dando sus primeros pasos.

¿Complemento de la banca?

Muchos sectores ven las plataformas digitales como una amenaza. Pero el sector financiero colombiano las considera una oportunidad para avanzar en su transformación digital. Lo prueba la alianza entre el Banco Davivienda y Rappi, que permitirá realizar pagos con la aplicación. Sin duda, esto representa una apuesta por la innovación y la inclusión, afirma Santiago Castro, presidente de Asobancaria. Agrega que este tipo de integraciones va a permitir aprovechar mejor los 4,8 millones de depósitos electrónicos y fomentar el uso de medios de pago digitales.

No obstante, en el mundo hay un fuerte debate por temas como la nueva moneda de Facebook. Muchos temen que este tipo de iniciativas sirvan para blanquear dinero o para evadir impuestos. De hecho, los ministros de Finanzas del G7 alcanzaron un consenso para “actuar rápidamente” ante el “preocupante” proyecto de libra, la criptomoneda del gigante de internet. Sin duda, las nuevas plataformas representan un cambio hacia un nuevo sistema bancario y de pago. Castro afirma que el cambio es bienvenido “siempre y cuando se eviten arbitrajes regulatorios y se garantice la estabilidad del sistema y el bienestar de los usuarios”.

Fuente: Revista Dinero.

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¿Rappi-problemas o Rappi-oportunidades? Los desafíos de la gran unicornio colombiana

Dinero.com

¿Rappi-problemas o Rappi-oportunidades? Los desafíos de la gran unicornio colombiana

Rappi, una innovadora plataforma de plataformas, se ha convertido en una verdadera revolución. Hoy por hoy, simboliza como ninguno el emprendimiento en Colombia y Latinoamérica.

Se transformó en el primer unicornio –startup valorada en más de US$1.000 millones– que tiene Colombia, y sigue creciendo. Todavía no alcanza a ser rentable, pero su valoración supera los US$3.000 millones.

Rappi ya opera además en Brasil, México, Argentina, Chile, Uruguay y Perú. Y, por si fuera poco, protagonizó la principal transacción en el primer semestre de este año en Colombia: Softbank, uno de los más grandes fondos de inversión del mundo, le inyectó US$1.000 millones de capital fresco.

Atención médica y medicinas recetadas a domicilio, lo nuevo de Rappi
Tras acuerdo con Rappi, Davivienda entra a ser parte de Rappipay

Además, logró que Davivienda –una de las instituciones financieras más poderosas del país, perteneciente al Grupo Bolívar– entrara a formar parte de Rappipay. Este servicio permite hacer retiros en los cajeros del banco con la aplicación de Rappi mediante códigos QR. Y se puede usar además en comercios para realizar transferencias de dinero y pagar impuestos y facturas.

Rappi representa hoy para Colombia lo mejor de la economía digital: nos ha enseñado la necesidad de pensar a nivel global. Demostró que las buenas ideas encuentran financiación y que sí hay plata para emprender. En general, Rappi puso a Colombia en el mapa del emprendimiento mundial.

Pero también, como toda startup exitosa, tiene su lado polémico y genera profundos debates. El primero, si estas compañías agregan valor o capturan el que otros sectores producen. Además, su disrupción genera interrogantes en los frentes laboral, tributario, de protección de datos del consumidor y hasta de competencia.

Como explicó a Dinero Pablo Márquez, exdirector de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) y socio de la firma de abogados Márquez, Barrera, Castañeda y Ramírez, “su modelo de negocio va tan rápido y de una forma tan disruptiva que las disposiciones legales no se acomodan, simplemente no casan. Esa ficha no sirve en ese rompecabezas legal”.

SoftBank invertiría US$1.000 millones en Rappi
El Rappi ascenso
La otra cara de Rappi, la startup colombiana más exitosa de Latinoamérica

Esta realidad ha generado situaciones complejas. En primer lugar, los ‘rappitenderos‘, las personas que llevan las mercancías a los clientes, han protestado reiteradamente pues exigen un mejor trato laboral. Además, como ocurre con otras aplicaciones, muchos usuarios se quejan porque no saben quién responde en caso de mal servicio o deficiencias en los productos transados por medio de la plataforma. Como si fuera poco, para las autoridades de tránsito se ha vuelto un problema la proliferación de ‘rappitenderos‘ en bicicleta o moto que no respetan las normas de tránsito. Finalmente, ya hay investigaciones de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), que sancionó a Rappi por su falta de gestión para proteger los datos de los usuarios y por quejas de consumidores.

La situación ha puesto al Gobierno a buscar fórmulas para atender este escenario de negocios y competencia y encontrar estrategias para ‘nivelar la cancha‘. Sin duda, los negocios, desde siempre, han ido mucho más rápido que las regulaciones. Hace apenas unos tres lustros, empresas de telecomunicaciones como ETB, Orbitel y la extinta Telecom pagaron más de US$300 millones por licencias de larga distancia que apenas unos años después quedaron obsoletas ante el desarrollo de internet y las comunicaciones.

Este no es un fenómeno local. El debate sobre las implicaciones de las aplicaciones y de las grandes empresas tecnológicas anda en su punto más alto en el planeta. Solo un ejemplo: la más reciente cumbre de ministros de Finanzas del G7 llegó a un acuerdo para gravar a las grandes tecnológicas con un impuesto similar al que ya se aplica en Francia. Allí estas firmas deben pagar una tasa de 3% sobre sus ingresos brutos.

Los ‘rappitenderos‘ han protestado y exigen un mejor trato laboral.
¿Generar o capturar valor?

Muchos expertos se hacen preguntas de fondo acerca del aporte económico de estas iniciativas. Cuestionan hasta qué punto hay una relación proporcional entre la forma en que una compañía digital genera valor y su manera de obtener ganancias. Rappi, en menos de dos años, pasó de ser una iniciativa de tres jóvenes para ofrecer servicios a domicilio en una tienda de barrio a ser una multinacional. En solo cinco meses (de diciembre de 2018 a abril de 2019) Rappi recibió $4,4 billones en capital, más de la mitad del recaudo que generó la última reforma tributaria.

Esta startup crece a tasas de 20% mensual, tiene 3.000 empleados y, como explicó su fundador Simón Borrero, en reciente entrevista a Semana, “Rappi ha generado oportunidades de trabajo a más de 50.000 ‘rappitenderos‘ y si seguimos creciendo a este ritmo, en un año estaremos generando oportunidades a 500.000 en la región. Esa es una cifra relevante para nuestros países”.
Rappi entra al mercado chileno
Economía en Modo Rappi

Por otro lado, el modelo de Rappi tiene éxito porque no se centró en el domicilio. Empezó a buscar todo lo que podía generarle valor al consumidor en una aplicación, pero también oportunidades para la oferta. Cuando la aplicación de Rappi crece y se vuelve viral, masifica su lado de consumidores pero también debe crecer su modelo de negocio por el lado de comercios y servicios.

Estos modelos de negocio necesitan que ambos lados crezcan lo suficientemente rápido para ser atractivos. Por eso Rappi no solo tiene que ver con comida: introdujo a su oferta patinetas, seguros, medicinas, transacciones financieras y como plataforma empieza a aglomerar muchos negocios, pero también a incorporar otras plataformas.

Como ha dicho Borrero: “La idea es desarrollar algo como la nueva generación de Alibaba y Alipay, eso es lo que queremos construir. Queremos ser la empresa de tecnología más importante de la región. La idea (con la inversión de Softbank) es volver a Rappi una super app, una aplicación en donde resuelves tu vida. Pero eso no lo hacemos solos, necesitamos a otras startups que crezcan rápido gracias a vivir dentro del ecosistema Rappi. Así como las patinetas de Grin que tenemos hoy, vendrán muchas otras novedades, como doctores en casa, telemedicina y muchas otras, que facilitarán la vida a la gente”.

Para ello no solo necesita juntar consumidores con la oferta, también requiere una pata fundamental de ese trípode: los ‘rappitenderos‘. Al efecto se combinaron varios factores: gente dispuesta a pagar porque le traigan un producto o le presten un servicio; comercios que buscan nuevos canales para crecer y personas dispuestas a prestar el servicio en su tiempo libre. Pero esta última condición, planteada ya en apps como Uber, condujo a que muchas de esas personas encontraran allí su única forma de sustento. Un panorama impulsado en Colombia por las altas tasas de desempleo y por una migración venezolana en aumento. Ese es uno de sus más importantes nichos, pero también donde se concentran gran parte de sus problemas.

“La innovación disruptiva de alto nivel trae per se en cualquier país problemas legislativos. No somos los primeros ni los últimos abocados a una brecha muy grande entre la innovación y el emprendimiento”, dice Ignacio Gaitán, director de iNNpulsa. Según él, es el impacto que genera una implementación que no tiene que ver con el negocio principal sino con el despliegue del mismo.

Esa forma de crecer pone los pelos de punta a muchos expertos, autoridades y reguladores. Parecería que la gente no se hubiera percatado de algo que las startups plantean: la manera acelerada de generar valor.

Pero ese, justamente, es el punto de discusión. La economista Mariana Mazucatto, una de las gurús en temas de innovación, acaba de plantear el asunto en su libro El valor de las cosas.

Según ella, los economistas clásicos “distinguen entre trabajo ‘productivo’, que contribuye a aumentar el valor de lo que se produce, y trabajo ‘improductivo’, que no lo hace. Las actividades que dan beneficios a las plataformas online –los anuncios, el análisis de la información privada y el comportamiento de los usuarios– no aumentan el valor de lo que se produce, que son servicios para usuarios que consisten en, por ejemplo, poner un mensaje en Facebook o hacer una búsqueda en Google. Más bien, esas actividades ayudan a las empresas a competir entre sí para apropiarse, de manera individual, de una participación mayor del valor producido”.

El tema es sensible, pues no se trata de un simple asunto de percepción o valoración moral. Plantea una paradoja de valor: las startups muestran unos procesos de valorización exponenciales que hacen suponer que están ofreciendo una transformación en los servicios y productos que ayudan a intermediar. Pero las hamburguesas que Rappi lleva son las mismas que los restaurantes ofrecían antes de aparecer esta compañía. Así la pregunta se refiere al valor agregado que generan estas startups. Desde una perspectiva de las cuentas nacionales, el valor agregado corresponde al precio del bien final menos el precio de los bienes intermedios. Pero aún no queda resuelta la pregunta sobre qué es un bien intermedio para la economía digital.

El verdadero bien final que ofrecen las startups es la forma de administrar los datos que acumulan. Eso llevó a otro investigador del impacto social de la tecnología, Evgeny Morozov, a asegurar que “en lugar de pagar nosotros a Amazon una tarifa por utilizar sus capacidades en inteligencia artificial –construida con nuestros datos–, habría que exigirle a Amazon que nos pagara esa tarifa a nosotros”.

Desde un punto de vista contable, la economía digital basada en administrar data vive de la economía “real” y se justifica solo en la medida en que la tecnología de datos contribuye a generar mayores eficiencias en las unidades productivas de la economía real. La labor de Rappi se justifica solo en la medida en que ayude a sus clientes corporativos a entregar más rápido, y en mayores cantidades, los bienes o servicios que ofrecen.

Así, es posible concluir que las tecnológicas como Rappi usan un bien intermedio, consistente en una base de datos masiva que le han entregado sus usuarios acerca de sus hábitos y ubicaciones geográficas. Algunos expertos van más allá. Dicen que para establecer el verdadero valor agregado, Rappi debería informar el precio que está dispuesta a pagar por obtener los datos y cuánto va a cobrar por administrar y hacer uso inteligente de esa información. Sobre esa base se podría analizar su verdadero impacto económico y su valorización real en los mercados de capitales. En este frente, la sociedad apenas está dando sus primeros pasos.

Por eso, muchos países, como los del G7, están dirigiendo su análisis hacia una perspectiva impositiva: lo que las grandes tecnológicas tienen que pagar por acceder a nuestros datos.

Mazucatto señala que, justamente por estas razones, hay que poner en tela de juicio la narrativa respecto de la ola de innovación que ahora mismo enfrenta el mundo. Explica que esto genera dos tendencias preocupantes: una hacia el monopolio en el uso de la información por el efecto de red que implica. Y otra hacia los retornos desproporcionados basados en una noción equivocada de valor.

Y de allí se desprenden todos los desafíos que genera la economía digital, fundamentada en la administración de datos. Las polémicas sobre si los ‘rappitenderos‘ son empleados de Rappi, el debate acerca del uso de las bases de datos, la polémica sobre qué tanto depende Rappi de sus propios clientes y qué pasaría si decidiera montarles competencia en la economía real. Y, finalmente, cuántos impuestos deben pagar por una actividad cuyas rentas dependen de administrar datos, algo absolutamente novedoso.

Esto ha llevado a una situación en la que, según Mazucatto, “los riesgos en la economía de la innovación se socializan, mientras las recompensas se privatizan”.

Abordar el debate representará un esfuerzo titánico. En Colombia el Plan Nacional de Desarrollo estableció un plazo de un año para regular las plataformas. Tres ministerios –TIC, Transporte y Comercio– ya trabajan en el tema. Movimientos políticos como el Partido Verde y el Centro Democrático radicarán iniciativas legislativas en este nuevo periodo de sesiones del Congreso. El Gobierno tiene la idea de unificar los proyectos en uno solo.

Buscar el justo equilibrio plantea un reto gigantesco, en especial cuando la velocidad de los negocios no da tregua. Pero tampoco se puede desconocer el valor de la innovación y las posibilidades que trae para que los países abran nuevos escenarios de crecimiento que permitan sacar a muchas más personas de la pobreza. Según un reciente estudio de McKinsey, en esta década los países de América Latina han crecido en promedio a 2,8% anual, mientras los asiáticos, apalancados en la innovación y el desarrollo, lo han hecho por encima de 4%. El país debe decidir si quiere un mercado excesivamente regulado o un justo medio para que estos modelos maximicen el bienestar colectivo. Para ello requiere unas reglas de juego claras, que atraigan los recursos de capital que necesitan y permitan balancear los objetivos de política pública. Una tarea nada sencilla.
El lío laboral

Simón Borrero Fundador de Rappi

Los ‘rappitenderos‘ han protestado por sus condiciones laborales. Ante ello, la ministra de Trabajo, Alicia Arango, ha dicho que “es un tema importante, dado que Rappi es un generador de empleo impresionante. El problema es que ellos dicen que el señor ‘rappitendero‘ tiene un contrato con quien le entrega el domicilio. Pero el que se gana la plata es Rappi. Ese tipo de cosas es ofensivo. Tenemos que reglamentar el tema y eso se hace por ley, en un proyecto que presentaremos al Congreso para regular todos los temas de plataformas digitales.

“La Constitución de Colombia define que cualquier trabajador debe tener condiciones dignas de trabajo. Nosotros pensamos que a los ‘rappitenderos‘ les falta disfrutar un poco de dignidad en su trabajo. Creemos que Rappi nos puede dar la mano en dignificar un poco más ese trabajo. A Rappi le acaban de meter US$1.000 millones. Defendemos el emprendimiento y nos parece que Rappi es lo máximo, pero también estamos defendiendo los derechos de los trabajadores y sobre todo de los más vulnerables, de los que ganan menos del salario mínimo”.Por su parte, Rappi ya contrató una Administradora de Riesgos Laborales (ARL) para atender a los ‘rappitenderos‘.Para muchos expertos esto puede representar una oportunidad: analizar la cotización por horas es una de las salidas. Eso abrirá oportunidades a personas que están en la informalidad a una atención en salud y ahorro para la vejez.
En los ojos de la SIC

Alicia Arango, Ministra de Trabajo

Desde 2016 los consumidores han presentado 432 procesos contra Rappi ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC). De ellos se mantienen vigentes cerca de 100. La Delegatura de Asuntos Jurisdiccionales ha fallado el 78 % a favor del querellante, y en la mayoría de los casos le ha exigido a Rappi devolver el dinero.

Las problemáticas se agrupan en cuatro tipologías: 1) calidad e idoneidad del servicio ofrecido (incumplimientos o demoras en la entrega), 2) información y/o publicidad engañosa respecto a precios o los términos y condiciones de los ‘Rappicréditos‘; 3) el derecho de retracto, la prerrogativa que tiene todo consumidor de resolver unilateralmente el contrato en ciertas condiciones y 4) la protección contractual. Este último es el derecho que tienen los consumidores contra la presencia de cláusulas que le pongan en una posición de desequilibrio injustificado.La SIC también ha tenido a Rappi en la mira por el tema de la protección de datos. La entidad le impuso una multa de casi $300 millones por la queja de un ciudadano que solicitó sin éxito a Rappi dejar de usar su información y no enviarle correos electrónicos o mensajes de datos con fines comerciales o de marketing. Además de la multa, la SIC le ordenó adoptar medidas para proteger los derechos de las personas respecto del tratamiento de su información. Entre otros, el derecho de supresión de sus datos y la exigencia de que exista autorización previa para su tratamiento.

¿Complemento de la banca?
Andrés Barreto Superintendente de Industria y Comercio

Muchos sectores ven las plataformas digitales como una amenaza. Pero el sector financiero colombiano las considera una oportunidad para avanzar en su transformación digital. Lo prueba la alianza entre el Banco Davivienda y Rappi, que permitirá realizar pagos con la aplicación. Sin duda, esto representa una apuesta por la innovación y la inclusión, afirma Santiago Castro, presidente de Asobancaria. Agrega que este tipo de integraciones va a permitir aprovechar mejor los 4,8 millones de depósitos electrónicos y fomentar el uso de medios de pago digitales.

No obstante, en el mundo hay un fuerte debate por temas como la nueva moneda de Facebook. Muchos temen que este tipo de iniciativas sirvan para blanquear dinero o para evadir impuestos. De hecho, los ministros de Finanzas del G7 alcanzaron un consenso para “actuar rápidamente” ante el “preocupante” proyecto de libra, la criptomoneda del gigante de internet. Sin duda, las nuevas plataformas representan un cambio hacia un nuevo sistema bancario y de pago. Castro afirma que el cambio es bienvenido “siempre y cuando se eviten arbitrajes regulatorios y se garantice la estabilidad del sistema y el bienestar de los usuarios”.

¿Cómo gravar la economía digital?
¿Cómo gravar la economía digital?

El pago de impuestos ha estado tradicionalmente atado al concepto de ejecución territorial. Y dado que ahora los servicios se prestan “en la nube”, la regulación se está quedando obsoleta.

Cuando se trata de un negocio “tradicional” por medio de internet, por lo general se le aplican los mismos criterios que a un contribuyente normal. Pero cuando el servicio en sí mismo es digital y se presta desde otras jurisdicciones, el tema se vuelve más complejo. Por esto, nadie ha podido responder del todo en el mundo la pregunta de cómo gravar plataformas como Facebook, Airbnb y Netflix, entre muchas otras.

En Colombia, la reforma tributaria de 2016 determinó que los servicios ejecutados desde el exterior con destino a usuarios en el país pagarían la tarifa general de IVA de 19%.Es decir, la regulación aplica un principio de “destino” y mira la ubicación de quien paga el servicio. Y para efectos del recaudo, en el momento del pago realizan la retención las entidades emisoras de tarjetas crédito y débito, los vendedores de tarjetas prepago o los recaudadores de efectivo a cargo de terceros. Podrán acogerse voluntariamente a este sistema alternativo de pago el suministro de servicios audiovisuales prestados a través de plataformas digitales, así como los servicios de publicidad online. Se excluyen los servicios de educación virtual y licencias de software para desarrollo de contenidos digitales, así como el suministro de páginas web, hosting y cloud computing (lo que más genera discusión).Entre enero y junio de 2019, los servicios prestados desde el exterior han pagado un IVA alrededor de $149.440 millones. Se trata de unos 20 contribuyentes, afirma Andrés Pardo, subdirector de Recaudo y Cobranzas de la Dian.

Explica que no es posible tener una base comparable, dado que la norma empezó a regir desde este año, pero que buscarán chequear mediante información exógena el recaudo de este tipo de servicios. Al hablar de servicios prestados desde el país, Pardo explica que no hay una actividad económica que agrupe todas las plataformas digitales, lo que dificulta establecer cuánto factura la economía digital. Claramente la regulación no ha avanzado a la misma velocidad que la tecnología. Como dice el experto Juan Guillermo Ruiz, “Colombia ha avanzado desde una perspectiva práctica en un tema bastante complejo. No obstante, hay que definir unas reglas de juego claras rápidamente. Hay que plantear las discusiones que se desarrollan en el mundo, como la presencia digital significativa o un impuesto único a los servicios digitales”.

Un viaje al interior de la contabilidad de Rappi: así son las cuentas de la startup

Fuente: La Republica.co

COMERCIO
Un viaje al interior de la contabilidad de Rappi: así son las cuentas de la startup
lunes, 15 de julio de 2019

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Para los expertos es necesario entender el modelo de las startups que en los primeros años registran pérdidas

Angélica Benavides

La startup de domicilios Rappi fue creada en 2015 y no ha dejado de crecer a doble y triple dígito en ingresos, además de que ha logrado expandir su operación a seis países de la región y ha recibido fuerte capital de varias rondas de inversión, que le permitirán en unos años alcanzar el equilibrio financiero.

O por lo menos así lo esperan los analistas consultados para leer el estado financiero de la compañía que explican que la mayoría de las startups hacen parte de un modelo de negocio denominado de ‘capital de riesgo’, que en promedio retornan la inversión después del quinto año de operaciones ya que la apuesta es por un crecimiento de largo plazo.

Según los expertos Rappi no es el único caso de Colombia que a pesar de sus altos ingresos y crecimientos tiene altas pérdidas. En el país hay una lista de apps que siguen el mismo modelo.

En el caso de esta aplicación, los números demuestran que casi con la misma velocidad que se multiplican sus ingresos, crecen sus pérdidas.

Mientras en 2016 sus ingresos ordinarios alcanzaron los $6.048 millones, tuvo pérdidas por $19.226 millones y dos años después se observa que los ingresos llegaron a $77.227 millones, con un alza de 307% frente a 2017, a la vez que las pérdidas se incrementaron hasta $156.014 millones con alzas de 176%. Con estas cifras el acumulado en pérdidas desde que el emprendimiento está activo es de $238.000 millones.

Sobre este punto Rappi explicó que “no optimiza por utilidad en el corto plazo, es decir la compañía soporta pérdidas que hacen parte del ciclo inicial de un startup con vistas a un crecimiento acelerado, que permita llegar a escala para generar rentabilidad a futuro. Aun así, como lo demuestra la última ronda, los inversionistas confían en este modelo a largo plazo en América Latina”.

Para los inversionistas que deciden apostar a estos negocios, el resultado es normal, pues en este modelo el punto de equilibrio no suele alcanzarse sino hasta después del quinto año e incluso más. El ejemplo más notable es Amazon, cuya rentabilidad empezó 15 años después.

Otra opinión señala que este tipo de inversiones empieza a entregar rentabilidad a sus accionistas cuando llegan a las bolsas de valores, como le ocurrió a Uber hace poco, o cuando son lo suficientemente grandes para estabilizar su operación y reducir los costos de mercadeo, lo que tiene un impacto en sus cuentas.

Además, la llegada a la Bolsa de Valores de alguna de estas empresas es lo que las hace realmente asequibles a cualquier inversionista, ya que antes de esa etapa, los capitales que se requieren son tan altos que solo firmas como DTS Global o SoftBank -que invirtieron en Rappi- tienen la capacidad financiera de invertir en empresas que no les entregarán utilidades en el corto plazo.

Ahora, es precisamente este grupo, de las que llegan a cotizar en el mundo bursátil, sin importar su sector o los servicios que ofrecen, las que mayor probabilidad tienen de un futuro promisorio, ya que acá logran el plan de fidelización o el formato de suscripciones con el que garantizan la permanencia de sus clientes.

Es decir, aunque la empresa tiene pocas cuentas por pagar, ya tiene accionistas que han demostrado que están dispuestos a apoyar sus movimientos. Y en efecto, hasta el momento para Rappi una de sus principales fuentes de ingresos en 2018 fue la prima de emisiones, que con $286.036 millones ha crecido más de cinco veces desde 2016, cuando alcanzó $528 millones.

Por otro lado, en el caso de los activos de Rappi, el 90% está concentrado entre las cuentas por cobrar que representan a su vez 45% y el dinero en efectivo el restante 45%.

Acá, los analistas señalan que las cuentas por cobrar mostrarían una ineficiencia en el sistema de la startup: ya que tardan más en cobrar a sus deudores que en pagar a sus acreedores. Es decir, mientras la aplicación le paga a sus proveedores en un promedio de 105,86 días, se tarda un promedio de 169,52 días para cobrar el dinero que le deben.

Como resultado, el ciclo de efectivo le deja a la empresa 63,66 días en los que debe apalancarse con sus recursos.

En todo caso, la cifra ha mejorado. En 2016, Rappi se tardaba 306,15 días en cobrar sus cuentas y 135,71 días en pagar a sus proveedores. En ese momento, el ciclo de efectivo era de 170,44 días.

Otra virtud en el manejo de la app es su razón de liquidez. Por cada peso de deuda corriente, la empresa tiene $2,6 para cubrirlo y en total suma $47.660 millones en capital de trabajo.

Nicolás Fernández, emprendedor, destacó que Rappi “demostró poder de ejecución y crecimiento combinado con visión a largo plazo de fusiones bajo una sola marca que genera recordación en el público y permite monetización, lo que la hace atractiva a los inversionistas. Si bien da pérdidas hoy, es un activo significativo para la región”, y agregó que “en Latinoamérica el nivel de monetización es más bajo, eso hace que las startups de acá sean más adversas al riesgo y tiendan a buscar capital más rápido. Cualquier buena idea se puede desarrollar en Colombia o la región, pero las posibilidades de salir al mundo hacen que sea difícil por falta de liquidez”.

Colombia: Rappi ya opera en 20 restaurantes con Dark Kitchens

Colombia: Rappi ya opera en 20 restaurantes con Dark Kitchens
AUTORLaura Fernanda Bolaños R.
FUENTELa República5 septiembre, 2018

El futuro de la comida tiene un nuevo concepto en desarrollo que no incluye sillas, ni meseros ni grandes inversiones en infraestructura. Se trata del concepto de las Dark Kitchens, ‘cocinas escondidas’ o ‘cocinas a puerta cerrada’, en las que se preparan las comidas tradicionales que cualquier restaurante puede tener, pero no se sirven en una mesa, sino que se entregan a domicilio.

Este fue uno de los objetivos de Rappi, una marca que buscando apoyar a emprendimientos, al mismo tiempo que crecer en la tendencia del delivery, inició en Bogotá el piloto de Dark Kitchens, el cual ya tiene tres formas de negocio hoy en día. Mateo Albarracín, líder vertical de Restaurantes Latam de Rappi, le contó a LR sobre esta nueva propuesta que desarrollan en la región.

¿Cómo inició este proyecto de Dark Kitchens de Rappi?

Este proyecto partió desde la necesidad. Inició con Home Burguers, donde evidenciamos que en una de las primeras tiendas había más rappitenderos que comensales. El primer Dark Kitchens fue en la 72 con 11, y este piloto del proyecto demostró muchos beneficios, además de una mejora en la operación. Por ejemplo, registramos que la retención del primer usuario de una orden que viene de Dark Kitchen aumenta en cuatro puntos porcentuales.

¿A quién está dirigido este modelo de negocio?

Este modelo está inicialmente enfocado en los emprendedores, para que puedan expandirse de una manera más económica y sin tener que correr riesgos de capital en infraestructura y otras inversiones. Posteriormente, vienen las grandes marcas que ven en los delivery una forma de potenciar el negocio.

Hoy en día, en Colombia, entre 15 y 20 restaurantes usan este tipo de cocinas, entre los que están Home Burguers, Masa y otros. Con estos modelos, Rappi permite que se registren 1.500 órdenes al mes, es decir, 50 órdenes al día de $20.000.

¿Qué otros desarrollos tienen para los próximos meses?

Otro de los proyectos que tenemos en mente con este tipo de cocinas es apostar por los restaurantes totalmente digitales, es decir, que solo existen en una app y trabajan bajo este modelo, aunque esto no quiere decir que serán nuestras creaciones, sino emprendimientos que apoyamos. El objetivo es cerrar el año con cinco de este tipo de restaurantes.

¿Colombia es el desafío?

Colombia es un país de delivery, por eso, no es nuestro mayor desafío porque la comida para llevar es rentable. México y Brasil, definitivamente, son un gran reto, porque es mayor la competencia.

La intención no es solo ser una aplicación de lujo

Esa es la frase objetivo de Rappi, “no ser una aplicación de lujo”. Por lo que ahora también el foco es poder llegar a las poblaciones más alejadas en barrios como Bosa, Engativá y otras zonas que también tienen restaurantes populares para su población. Por eso, las Dark Kitchens también son estratégicas para Rappi, ya que “ayudan a mejorar la oferta en cada microzona, apoyamos a escalar más rápido a un emprendedor y dinamizamos una industria que viene golpeada”, explicó Albarracín.

AUTORLaura Fernanda Bolaños R.
FUENTELa República
Noticia seleccionada por América Retail: Daniel Camilo Traslaviña Amador
– 5 septiembre, 2018
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