Argentina: En octubre, los precios siguen en aumento
El comienzo de octubre, lejos de la expectativa oficial, fue muy caliente en materia de inflación.
En la primera semana del mes, el índice de aumentos se ubicó en el 2,6%. Una sensible aceleración respecto a la semana previa, de acuerdo con una medición de Elypsis, una de las consultoras más respetadas en el mercado.
Estos números ponen una cuota de preocupación adicional sobre el momento de la economía. Es que a pesar de la estabilización del dólar y del duro apretón monetario que se implementa desde el Banco Central, lo que reflejan las góndolas es que -lejos de atenuarse- la inflación sigue en una senda de aceleración.
Con la suba de la semana pasada, el acumulado de las últimas cuatro dio 7,9%, una cifra que se encuentra tres décimas por encima del 7,6% promedio de las cuatro semanas previas.
En tanto, el salto en el inicio del mes coloca a la inflación interanual en el 47,9% contra el 44,6% de la semana anterior.
Esta inflación de los últimos 12 meses es incluso superior a la que pronostican las consultoras para todo 2018. Según el último REM -la encuesta del Banco Central entre consultoras y bancos-, el IPC subirá 44,8% este año; 3,1 puntos por debajo a la inflación interanual medida por Elypsis.
Impacto de las tarifas
Para la consultora dirigida por el exsubsecretario de Programación Económica, Luciano Cohan, en el comienzo de octubre se notó un alza sensible de los rubros “regulados”. En particular los combustibles, cuyos precios avanzaron 9,3% en promedio. También tuvo en cuenta el alza de las tarifas de gas en todo el país. Las prepagas, en tanto, se elevaron 8% en el promedio nacional.
Los precios “regulados” y “estacionales” fueron los que más se movieron: +5,9% respecto de la semana anterior.
En segundo lugar se situaron los alimentos. Se encarecieron 1,2%. Y en las últimas cuatro semanas acumulan un 9,5%.
Para Elypsis, la inflación “núcleo” fue de 1,7% la semana pasada. Así, en las últimas cuatro semanas sumó nada menos que 9,9%.
La nueva medición de Elypsis confirma un escenario muy negativo en materia de pérdida de poder adquisitivo. El nivel de inflación interanual pone a 2018 como el peor año desde 1991. En el año en que se instauró la convertibilidad, el índice fue del 84%. Dejaría atrás a la del año 2002, impactada por la explosión del uno a uno. En aquel año, la inflación resultó del 40,9%.
Por ahora, sólo los gremios más grandes, con mayor poder de negociación, podrán esperar que los salarios tengan mínimas pérdidas frente a la inflación. Para la mayoría, este año será de caída en el poder de compra.
Si ir más lejos, los estatales bonaerenses acaban de firmar un aumento del 30% para este año. La cifra palidece contra una inflación prevista en torno al 45% o, incluso, más cerca del 50%.
En el sector privado, una de las paritarias más altas fue la de Sanidad, que acordó el mes pasado un aumento promedio del 35% y una cláusula de revisión para cuando termine el año.
Otro gremio representativo como Camioneros está reclamando un 42%. Aun si lo lograra (cosa improbable), los choferes quedarían con salarios que, en términos reales cerrarán el año por debajo de la inflación.
¿Lo pero no pasó?
Hay una cuestión a tener en cuenta, que podría abonar las visiones más pesimistas sobre el comportamiento futuro de los precios:
– Esta última medición de la consultora no tomó en cuenta los incrementos anunciados esta semana por algunas de las principales fabricantes de alimentos. Molinos -tal como reveló iProfesional el pasado lunes- aumentó sus productos farináceos en un 9,5% promedio. Y los aceites subieron un 10%.
Molinos es la principal fabricante de alimentos del país. Desde sus plantas salen marcas reconocidas de harinas, fideos, pastas rellenas, pan rallado, arroces y aceites. Todos productos de primera necesidad e integrantes de la canasta básica.
Justamente, la mayor presión inflacionaria -por afuera de los “regulados-” se observa en lo que ocurre con los alimentos. Por los incrementos del trigo y de la harina a nivel internacional, y por culpa de las carnes que vienen mostrando incrementos superiores al promedio.
– La variación mensual promedio de Alimentos y Bebidas se ubicó en 9,5% mes contra mes. De esta forma, se ubicó por encima del registro de la semana pasada (9,2%).
– La variación semanal se ubicó en 1,2%, frente al 0,9% de la semana pasada.
– La inflación núcleo semanal se ubicó en 1,7%, frente al 1,1% de la semana pasada.
– Lo dicho más arriba: la inflación “núcleo” de las últimas cuatro semanas se ubicó en 9,9%, frente al 9,7% de la semana pasada.
– Entre los alimentos, lo que más subió la semana pasada fue la carne. El alza fue del 1,7% frente a 0,4% de la semana anterior.
– La carne vacuna mostró un alza del 2% en la semana, superior al +0,3% de la semana previa. En el pollo, el incremento fue del 1,2%.
– El rubro “Panificación, Cereales y Pastas” evidenció una desaceleración (1,1% en la semana). No obstante, en el acumulado mensual muestra una suba del 14.0%.
– A nivel desagregado, se destacaron los registros de productos de panificación (1,1% vs una previa de 1,4%) y de harinas y arroz (1,1% vs 2,8%).
– Frutas y Verduras también se desaceleran (frutas +0,5% en la semana; verduras caen 0,1%).
– En el caso de las frutas, el acumulado de las últimas cuatro semanas muestra una suba del 11,7%. Las verduras, en cambio, registraron una variación muy leve, del 1,1%.
La inflación de septiembre que mide el Indec se dará a conocer el miércoles la próxima semana. Elypsis pronosticó que la variación se ubicará en el 7%.
Hasta ahora, las consultoras de la City previeron un octubre más tranquilo, en vista de la estabilidad cambiaria. La mayoría de los pronósticos para el mes en curso se mueven entre 4% y 4,5%. Tienen en cuenta un arrastre estadístico desde el mes pasado, que estuvo claramente más impactado por la devaluación de comienzos de mes, cuando el dólar llegó a superar los $40.
Por lo menos si se tiene en cuenta el arranque de este mes, el passthrough sigue vivito y coleando. Al menos en lo que respecta a los precios de los alimentos de la canasta básica.
El intento del Gobierno de que el relanzamiento de “Precios Cuidados” sirviera de referencia para el resto del mercado volvió a quedar como una prueba fallida.
Una decisión que tiene evidentes costos sociales y, posiblemente, también políticos. Porque la suba en los precios de los alimentos no hace más que impulsar los índices de pobreza e indigencia.