La estrategia del portafolio global para duplicar un patrimonio
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Lisandro Chanlatte, líder de inversiones para América Latina del Citi Private Bank, es dominicano. De joven tuvo la inquietud de irse a estudiar a Nueva York y desde entonces su talento lo ha llevado hasta lo más alto del sector financiero de la “capital del mundo”. Como banquero privado, su misión consiste en apoyar a las familias latinoamericanas para que maximicen el rendimiento de sus patrimonios. Él conoce la estrategia.
El mensaje que predica consiste en la creación de portafolios globales que sean multirregión, multiactivos e incluso, en un plano ideal, multimonedas. Lo que pasa con los clientes en todo el mundo es que se orientan a comprar lo que ya conocen, de modo que el patrimonio se termina sobreconcentrando en aquellos instrumentos de inversión del que ya tienen un marco de referencia.
¿Qué ocurre? Que cuando se generan crisis de orden politico o económico en esas naciones o regiones que los inversionistas “conocen bien”, los distintos tejidos productivos sufren, lo que causa que el patrimonio invertido también se vea en riesgo.
Lo que hace la banca privada es canalizar el patrimonio hacia instrumentos de inversión que formen parte de un portafolio global, cuya cartera tenga bajos niveles de correlación, ante situaciones que pueden tener lugar en distintas regiones. Por ejemplo, explica Chanlatte, si un portafolio está debidamente diversificado con un criterio global, lo que ocurre en Latinoamérica impacta, pero si Europa y Asia se mantienen estables, la cartera no pierde fuerza ni rentabilidad.
“Las crisis regionales nunca terminan dominando el portafolio global. Si invierte, por ejemplo, un 50 % de su patrimonio en América del Norte, un 30 % en Europa, un 15 % en Japón, y un 5 % en diversos lugares, se puede caer el mundo en algún otro país en específico, y esa eventualidad no tiene por qué restar valor al portafolio global”.
Un portafolio global es multiactivo si cuenta con instrumentos de renta variable, renta fija y propiedades ilíquidas, como la inmobiliaria. El 40 % de la cartera estaría posicionada en instrumentos de renta variable, en la cual de cada diez dólares invertidos, siete irían con destino a países desarrollados y tres hacia economías emergentes.
Dentro de las posibilidades que ofrece la renta variable, el Citi Private Bank se enfoca en el sector salud, ciberseguridad, empresas que se enmarcan en las innovaciones disruptivas, compañías globales que pagan dividendos y que cuentan con perspectivas de crecimiento. Una empresa con una historia de crecimiento y pago de dividendos muestra una fortaleza por encima del promedio.
Pero, como advierte el líder de inversiones, “lo más importante va a ser el patrimonio diversificado en torno a los activos o subactivos, mercados desarrollados y mercados emergentes, renta fija y renta variable”.
Con la renta fija y los activos ilíquidos ocurre lo mismo: verificar regiones desarrolladas y emergentes, con fines de hacer un balance entre la rentabilidad y la protección del patrimonio. Los bonos corporativos por lo general dominan las carteras, con los bonos soberanos como complemento, “porque incluso te encuentras que el 30 % de la deuda pública paga renta negativa”, dice.
A nivel general, un portafolio global efectivo tendría inversiones en activos de economías emergentes no mayores al 15 % del patrimonio que compone la cartera de inversión.
El ojo sobre un país
¿Cuáles características observa Chanlatte a la hora de valorar la idoneidad de un país en específico para incluir algunos de sus activos financieros en un portafolio global?
La estabilidad política, la transparencia de las instituciones, el imperio de la ley (cuando las instituciones hacen lo que dicen y dicen lo que hacen), el manejo del endeudamiento externo/interno en torno a su relación con el producto interno bruto, y el déficit o superávit comercial.
Parte de la razón por la que Citi Private Bank se enfoca en confeccionar a la medida portafolios globales consiste en que ninguna nación cumplirá con todos los factores en un momento de su historia. Los países pueden cambiar de régimen político o pueden alterar la naturaleza de sus instituciones y lo que no quiere ningún inversionista es que su exposición a un país o región sea lo suficientemente grande en su cartera, como para ocasionarle un problema.
El desafío está en distribuir los riesgos de tal manera que por un lado produzca retornos, pero que por otro lado la volatilidad no genere peligros. Es la pregunta: ¿cómo obtenemos retorno por unidad de riesgo? “Entonces, lo que obtengo de esto es que si, por ejemplo, tengo un portafolio con activos provenientes de 75 países, que tres países tengan problemas no afecta tanto”.
Ahora bien, es necesario observar que una cartera que abarca activos globales tiene un crecimiento moderado cercano al 7 %, la tasa aproximada de rendimiento que amerita un patrimonio para duplicar su valor cada 10 años.
¿Cuál es la misión que Chanlatte se traza a nivel general con sus clientes? “Duplicar el valor del patrimonio que administra cada 10 años. Si trae 50 millones de dólares hoy, mi expectativa es que en 10 años su patrimonio sea de 100 millones de dólares y que en 20 años sea de 200 millones de dólares”.
El gestor dedica más de su tiempo a analizar si comprará dos clases de activos: private equity (acciones de empresas que no cotizan en ninguna bolsa) y bienes raíces, activos ilíquidos muy expuestos a los vaivenes institucionales de las naciones, tanto desde el punto de vista de la composición social de su entorno, como en relación a la posibilidad de que los gobiernos cambien las reglas fiscales.
El mercado local
El experto considera que el mercado bursátil dominicano ha crecido bastante rápido y que “sus estructuras tecnológicas y de supervisión han ido evolucionando bastante bien”.
Chanlatte está enfocado en los fondos de pensiones. Entiende que lo que será importante para maximizar el rendimiento de los aportes de los trabajadores será que se abra la puerta para que las AFP (administradoras de fondos de pensiones) puedan invertir algún porcentaje de sus montos administrados en activos que se generen y operen fuera de las fronteras de República Dominicana. La visión actual es correcta, sostiene: “utilizar los fondos que se recaudan de parte de los mismos trabajadores, con fines de que se empleen en el desarrollo económico de República Dominicana; sin embargo, diversificar le pudiera permitir a las AFP reducir su riesgo país”.
La banca privada
Citi Private Bank, un organismo independiente de su matriz, tiene como esencia el manejo del patrimonio familiar. “Esta misión consta de conducir al crecimiento este patrimonio a través del tiempo, reduciendo la volatilidad y el riesgo. Un portafolio exitoso es el que duplica el valor de su patrimonio cada diez años”.
Chanlatte repite con frecuencia el tema del horizonte temporal, puesto que considera que para sacar lo mejor de los mercados de capitales y las carteras de activos (financieros y no financieros) se debe mirar hacia el largo plazo, como estrategia de combinar la obtención de rendimiento, mientras se reducen los distintos riesgos (financieros, políticos, operativos) en ese mismo plazo.
“Esto no es comprar y vender ni hacer timing del mercado tomando el pulso de si los instrumentos están caros o baratos. La filosofía de inversión nuestra coloca en primer lugar el largo plazo. La meta nuestra es la preservación de capital a lo largo del tiempo”.
De lo que se trata, explica, es de activos regulados y bajo el soporte de plataformas formales de inversión.
“La banca privada es una banca boutique, donde un banquero (asesor) cuenta con 30 relacionados distintos, es decir, maneja en aproximado el patrimonio de solo 30 familias, cosa que no es posible en la banca tradicional, donde se manejan cantidades cuantiosas de clientes”.
El Citi Private Bank maneja el patrimonio de más de 1,200 familias en América Latina.