Hismael Doval (Deloitte): “Ser innovador no significa ser original”
De Gutenberg a las smart cities de Oriente Próximo. Hismael Doval, director de innovación en Deloitte, explica que “el hecho de ser novedoso en un contexto determinado no significa ser original” y recuerda que la tecnología que utilizó Gutenberg para la invención de la máquina de escribir ya estaba inventada desde hacia siglos.
Pregunta: ¿Qué significar ser innovador?
Respuesta: A menudo la gente tiene en mente la imagen del inventor solitario en su laboratorio, pero es un cliché. La mayor parte de gente innovadora no corresponde con ese perfil. Ser innovador supone una especie de combinación entre idear y crear o aportar valor de una forma novedosa. Pero el hecho de ser novedoso en un contexto determinado no significa ser original. Por ejemplo, lo que la mayoría de la gente sabe sobre Johannes Gutenberg es que inventó la imprenta. Pero lo que menos gente sabe es que la tecnología que utilizó Gutenberg, que es la prensa de uva, ya existía desde hace varios siglos. Lo que hizo fue aplicar una tecnología para un fin especifico. Entonces, idear sin generar valor no es innovar, si nadie se beneficia de tu idea no es innovación.
P.: Entonces, ¿la innovación es ahora hacer algo a partir de lo ya creado?
R.: En la innovación en general todavía no está todo inventado, hay movimientos cíclicos, como en la moda, en los que se recuperan tendencias. Ahora, por ejemplo, las aportaciones que está haciendo la inteligencia artificial vemos que puede surgir innovación desde las propias máquinas. Quedan aún muchas cosas por hacer.
“En la innovación en general todavía no está todo inventado”
P.: ¿La moda de hoy es innovadora?
R.: Sí. El hecho de ser innovador no significa ser original y descubrir algo nuevo. A menudo se asocia ser innovador con ser el primero en llegar al mercado y a comercializar un producto o un servicio, pero no es cierto. Hay empresas que han conseguido dominar el arte de ser fast follower y son capaces de copiar productos y soluciones donde hay un interés, de manera muy rápida y sin realizar los errores que van ligados con el hecho de ser el primero en llegar al mercado. Tienen la ventaja de que son capaces de replicar el producto rápidamente e incluso ejecutando e implementando un plan de innovación con mayor eficacia.
P.: ¿La innovación tiene que ir siempre de la mano con la disrupción?
R.: No, no siempre la innovación se traduce como un cambio radical de paradigma en una industria o sector que deja al resto obsoleto. Muchas industrias siguen trabajando con empresas con modelos antiguos que cohabitan con empresas tipo start ups que tienen un modelo completamente disruptivo, pero no se atacan las oportunidades.
P.: ¿Todo lo que tiene que ver con innovación tiene que estar asociado con tecnología?
R.: Digamos que es verdad que hoy en día se habla mucho de tecnología, pero la innovación no está necesariamente ligada a ella. Innovación, particularmente en estos tiempos donde se vive una aceleración de las iniciativas tecnológicas, tiene mucho foco mediático, pero hay muchas maneras de innovar que no tienen que ver necesariamente con tecnología.
“No siempre se necesita inversión para innovar”
P.: ¿Para innovar se necesita inversión?
R.: No siempre se necesita inversión para innovar. El mejor ejemplo es la innovación frugal, la capacidad de crear un valor económico y social usando menos recursos. Es una metodología que surge en países emergentes y en vías de desarrollo como respuesta a las necesidades de esas sociedades, que tienen restricciones de recursos y se encuentran en un entorno de cierta urgencia. En este tipo de innovación, el elemento clave es la capacidad de encontrar soluciones ingeniosas a problemas existentes con los mínimos recursos posibles y a menudo reutilizando productos o bienes obsoletos. Esto demuestra que, si bien el dinero puede acelerar la innovación, no es una condición sine qua non para innovar.
P.: ¿Sería más necesaria la flexibilidad que el capital?
R.: Sí. En términos generales se puede conseguir capital o recursos financieros con más o menos facilidad. Sin embargo, lograr flexibilidad en el funcionamiento de una compañía es más complicado, porque requiere un cambio cultural en la forma de trabajar y de colaborar.
P.: ¿La innovación es escalable?
R.: Sí, en la medida en la que se adapta al mercado donde tiene que ir. Por ejemplo, en términos de idioma o de requerimientos técnicos. Si una empresa vende un televisor que requiere de una cierta potencia eléctrica no se podrá vender en mercados donde no tienen este tipo de enchufes o no tienen acceso a elementos tan básicos como la electricidad.
“No siempre la innovación se traduce como un cambio radical de paradigma en una industria”
P.: ¿Quién innova más, una empresa pequeña o una gran multinacional?
R.: Innovan de forma diferente. Es difícil de comparar, pero la ventaja que tendrá la pequeña empresa, en términos de flexibilidad o de tener una estructura plana hacen que puedan innovar de forma más rápida. Además, normalmente la razón de ser de una start up, por lo menos al principio, es una idea innovadora, por tanto, está en el core. En una empresa de gran tamaño, que originalmente fue una start up y ha ido creciendo, va perdiendo un poco de ese espíritu del origen. Pero, como hoy en día cada vez más las compañías entienden que o innovas o te mueres, están intentado ver en qué medida pueden funcionar como una start up, pero teniendo las ventajas de una gran empresa. Una de las mejores prácticas o desarrollo en este sentido ha sido el auge de la innovación abierta. Es decir, establecer alianzas con partners académicos o think tanks.
P.: ¿Qué pueden aprender la una de la otra?
R.: Además de la flexibilidad, otro punto es la insolencia. Por ejemplo, una start up, cuando tiene claro lo que quiere, va a saco y le dan igual cuáles son los frenos que pueden tener. De donde ha surgido parte del éxito del modelo de Uber era, entre comillas, de ser lo suficientemente insolente para atacar un segmento gracias a que existía un vacío jurídico sobre las contrataciones de los conductores. El hecho de no estar restringido por los dogmas o las reglas que suelen regir en los esquemas mentales es algo en donde las grandes empresas pueden inspirarse. Otro punto es el punto de tensión o de urgencia que hay en las start ups, donde se trabaja como si cada euro fuera el último. Esto lo tienen presente más o menos las grandes empresas cuando tienen que sacar resultados, pero no es tan “violento”, como puede ser en el caso de una start up. Además, la rapidez del feedback es otra de las ventajas de las start ups, ya que se incorpora más fácilmente que en las grandes compañías donde hay departamentos, equipos o divisiones, que hace que se creen muros invisibles entre las diferentes partes de las empresas y es algo que hay que vigilar.
“Generalmente, antes de llegar a la masa, la innovación llega antes a las empresas”
P.: ¿Qué sectores son los más innovadores?
R.: Es complicado. Veo una aceleración de los procesos de innovación en todas las empresas y en todos los sectores. Lo que pasa es que algunas innovaciones son más visibles que en otras. Por ejemplo, hay más repercusión cuando un producto es de masas. Generalmente, antes de llegar a la masa, la innovación llega antes a las empresas. Entonces, más que sectores, yo diría que la punta de la innovación suele llegar primero por las empresas b2b porque cuando llegan al consumidor, empresas b2c, ya estamos hablando de una innovación más madura.
P.: ¿Y qué países van a la cabeza?
R.: Todo depende de qué es lo que hablamos, pero si nos referimos en términos de innovación tecnológica podríamos hablar de China o Estados Unidos. También hay países que por tener bolsillos anchos, es decir, capacidad financiera, como los países de Oriente Próximo, consiguen atraer muchísima innovación y consiguen ser países muy punteros en ciertos ámbitos, como las smart cities que en Arabia Saudí está siendo súper potentes, ya que son capaces de poner las condiciones, el entorno y las facilidades administrativas.
P.: ¿La innovación tiene que estar liderada por los gobiernos?
R.: No creo que sea una necesidad, pero un gobierno está para poner el entorno y los medios para que tanto las empresas y las personas puedan desarrollar sus actividades de innovación en el mejor contexto posible. Si no, lo que ocurre es que los cerebros se van a los países donde sí se dan esas condiciones en términos de innovación.