La energía local busca transformarse hacia 2024
República Dominicana tiene una inversión instalada de alrededor de 960 millones de dólares en proyectos privados de c, calculando que hay ocho de ellos terminados y que cada uno ha conllevado alrededor de 120 millones de dólares; mientras, otros cuatro proyectos están en etapa muy avanzada para su terminación.
El capital destinado a las renovables se siente en la generación. Ya casi el 3 % de la energía recibida por el Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) proviene de centrales de energía eólica. Los 185 megavatios instalados para ser “movidos por el viento” hacen de la nación dominicana el líder del Caribe.
Dos factores facilitan el interés de los inversionistas. Primero, la Ley de Incentivos a las Energías Renovables 57-07 ordena a las empresas distribuidoras de electricidad a priorizar a los generadores de esta tendencia en la compra de la potencia que será entregada. Segundo, la ubicación de República Dominicana, con sus 1,288 kilómetros de línea costera, proveen del escenario idóneo para colocar generadores basados en el poder de los vientos. Del primer plan de avance, que tiene una carpeta de 12 proyectos, 10 se pueden dar por terminados. El camino que recorren estos proyectos son el sometimiento de la concesión hacia la Comisión Nacional de Energía, los estudios de factibilidad financiera y ambiental, el diseño de sus líneas de transmisión y su puesta en marcha.
La intención de las autoridades es garantizar por lo menos de cinco a seis proyectos por año hasta 2024.
El sol es un aliado natural del territorio dominicano. Aparte de atraer millones de turistas y capitales hoteleros, constituye una apuesta energética. Aunque solo un 0.49 % de la electricidad del sistema interconectado es fotovoltaica, es la predilecta de las grandes empresas con fines de autogeneración.
Hay proyectos en ambos puntos del país. Monte Cristi (283 kilómetro al noroeste de Santo Domingo) y Monte Plata (71 kilómetros al norte de Santo Domingo) se destacan como las sedes de los generadores solares más destacados. Sin embargo, grandes empresas que optan por instalar paneles fotovoltaicos también aportan al sistema. Una vez esta autogeneración tiene excedentes, las empresas distribuidoras de electricidad están obligadas a “comprarlo”, lo cual a menudo se convierte en un descuento de la factura convencional.
Organismos internacionales favorecen y financian exclusivamente proyectos de energía renovable. Los próximos cuatro años prometen para el sol y el viento.
Por: Carlos Arturo Guisarre