Mango fortalece su músculo logístico: 35 millones para ampliar su centro de Lliçà
La transformación de Mango llega también a su corazón logístico. Ocho años después de poner la primera piedra de su centro de distribución en Lliçà d’Amunt (Barcelona), el proyecto encara ahora su última fase. Mango invertirá 35 millones de euros más para sumar 90.000 metros cuadrados a las instalaciones, desde las que servirá también pedidos online.
Mango acaba de emitir deuda por primera vez. Según ha adelantado Toni Ruiz, director general de Mango, durante la presentación del nuevo centro, el objetivo es que la deuda neta sea positiva en dos años “siempre y cuando no haya nuevos proyectos a desarrollar de envergadura.
Con esta plataforma, que ha supuesto una inversión de 230 millones de euros, Mango ha centralizado en un único lugar toda su distribución, como ya hacen otras compañías como Inditex. Toda la mercancía, se produzca donde se produzca y se venda donde se venda, pasa en algún momento por Lliçà.
“Este centro es el pilar de nuestro sistema logístico y la ampliación nos permitirá garantizar el futuro crecimiento de la compañía”, explica Antonio Pascual, que se ha incorporado este año a Mango como director de supply chain procedente de Esprit.
Mango ha invertido 230 millones de euros en la construcciónnd e este centro logístico
El complejo tiene actualmente una superficie de 190.000 metros cuadrados y desde él se entrega a las más de 2.1000 tiendas que Mango tiene en 110 mercados. Además, las instalaciones funcionan como un fulfillment center para los ocho almacenes satélite que Mango tiene dedicados sólo al ecommerce.
El principal de estos centros, todos ellos controlados por terceros, es el de Palau Solità i Plegamans (Barcelona), desde donde se sirve a 79 países. La empresa cuenta también con otros siete almacenes en Alemania, Estados Unidos, Rusia, Turquía, China y, desde este mismo año, en México.
La ampliación permitirá al centro dar soporte en momentos puntuales al satélite de Palau, enviando pedidos online a cliente final, y dotará de mayor capacidad y agilidad a la zona de expediciones. La empresa prevé que esta segunda fase el proyecto esté culminada en 2023.
“Hace cinco años nos dimos cuenta de que el sector estaba cambiando muchísimo, y Mango tenía que cambiar para ser competitivo”, señala Toni Ruiz, director general de Mango, durante la presentación del centro.
600.000 prendas al día
La plataforma de Lliçà gestiona una media de 600.000 prendas diarias y está preparada tanto para la gestión de prenda doblada como colgada. El almacén de prenda colgada tiene una capacidad para almacenar hasta siete millones de prendas, que se descargan a través de nueve muelles telescópicos.
Del almacén, las prendas se envían al pulmón dinámico, un sistema de distribución que ubica el stock y lo distribuye en pasillos para minimizar el tiempo de recogida. La zona de prenda doblada, por su parte, consta de cuatro almacenes totalmente automatizados que pueden albergar más de 20 millones de prendas en 8000.000 cajas.
El centro está operativo seis días a la semana y emplea a 600 personas
Desde los almacenes, las prendas se dirigen al Stingray, con capacidad para dos millones de unidades. Desde los clasificadores, que pueden repartir hasta 45.000 prendas por hora, se envían a la zona de encajado los más de 130 millones de prendas que reciben cada año las tiendas de Mango.
El sistema automatizado aporta mayor flexibilidad y velocidad, porque “se espera al último momento posible para enviar el pedido, por lo que se ajusta al máximo a la demanda”, dice Antonio Pascual. El centro emplea a 600 personas.
Una década de proyecto
Cuando se culmine la ampliación habrán pasado ya diez años desde que comenzó a gestarse este nuevo centro. El proyecto se remonta a 2002, cuando Isak Andic, a través de la sociedad Punta Na, se hizo con las 120 hectáreas de terreno. El complejo no comenzó a construirse hasta 2011 y en 2016 entró en funcionamiento una primera parte de prenda colgada.
Durante ese tiempo, el parque logístico, que alberga también un Leroy Merlin, ha cambiado dos veces de dueño: en 2016, Andic lo vendió a la compañía belga VGP por 150 millones de euros y en 2018 esta la traspasó por el mismo importe a Tritax.
Este mismo año, Andic se desprendió también del centro de Parets del Vallès, que había sido su hub internacional antes de la apertura de Lliçà y que pasó a manos del grupo logístico Jevaso.