David Nogué (Eixos.cat): “Se está apostando demasiado por los ‘flagships’ y no son rentables”
David Nogué, fundador y consejero delegado del observatorio económico Eixos.cat, asegura que las grandes tiendas son “un deseo que tienen las cadenas y que intentan justificar a base de datos”, a pesar de que no son rentables. En su opinión se debería seguir el camino contrario, hacia “tiendas más pequeñas, muy especializadas, que aprovechen al máximo las rentabilidades”. Además, subraya que el comercio electrónico puede ser “un complemento perfecto para el retail si se integra bien”.
Pregunta: ¿Cómo ha evolucionado el mix comercial en los últimos años?
Respuesta: Es difícil generalizar. Tenemos que estudiar ciudad por ciudad, porque en todas existe una situación diferente. En España predomina un modelo comercial basado en una elevada presencia de comercios que, en general, evoluciona bien. En las áreas urbanas periféricas puede ser que varíe y el retail no funcione del todo bien, pero es un fenómeno que va al alza. Barcelona, por ejemplo, tiene una estructura comercial de malla con muchas áreas con un gran valor comercial. Es una ciudad con mucha vitalidad en el comercio porque hay muchos factores que estimulan el comercio. En Madrid esto es diferente. La estructura radial provoca que toda la zona en el interior de la M-30 funcione muy bien, mientras que en la periferia, el comercio pierde tensión y además sufre una huida sistemática hacia el centro de la ciudad.
P.: ¿Cómo ha afectado el aumento de los precios del alquiler a esta evolución?
R.: Los precios se tienen que mirar en cada eje comercial de manera individual. Hemos podido constatar que, a más salud comercial, más rotación hay de los activos y esto provoca un alza en los precios. Hay una serie de mecanismos que favorecen la rotación y una son los previos. Además, en un área comercial de alto rendimiento hay más competencia y más necesidad de mejora constante, lo que elimina aquellos actores que no son capaces de mantener el ritmo. Por otro lado, están aquellos propietarios que aprovechan el buen momento de un eje en concreto para vender sus activos.
P.: ¿Existe un proceso de concentración en los principales ejes comerciales que provoca el abandono de las calles secundarias?
R.: Siempre hay áreas en las que todo el mundo quiere estar porque tienen más éxito. Esto provoca que en las áreas secundarias cueste más encontrar operadores interesados en los locales que puedan quedar vacíos. De todos, si volvemos a Barcelona, en el Eixample hay calles que son de primera línea donde sólo pueden abrir las grandes marcas porque son las únicas que se pueden permitir perder dinero en ellas. En este sentido, si el flagship no es rentable, las pérdidas se imputan a los resultados del área de márketing. De todos modos, las marcas se están replanteando los flagships porque han descubierto que el márketing digital es mucho más rentable que tener una gran tienda en el centro de la ciudad. En todo caso, que una ciudad como Barcelona tenga calles comerciales principales es una buena noticia, porque las calles de su alrededor aprovechan el impulso de las zonas prime para llenarse de comercio independiente.
“Siempre hay áreas en las que todo el mundo quiere estar porque tienen más éxito”
P.: ¿Nos dirigimos a un futuro con menos tiendas pero de mayor tamaño en las zonas prime?
R.: No. Este es un deseo que tienen las cadenas y que intentan justificar a base de datos. En los años setenta se hablaba de que los centros comerciales hundirían el retail y cuando ha habido crisis, los primeros en caer han sido precisamente los centros comerciales. Y con esta tendencia pasará lo mismo. De hecho, creo que debería seguirse el camino contrario y hacer tiendas más pequeñas, muy especializadas, que aprovechen al máximo las rentabilidades. En Manhattan ha pasado que los grandes locales se han vaciado. Se está apostando demasiado por los flagships y no son rentables. Hay mejores estrategias en las que invertir y conseguir mejores resultados.
P.: ¿Qué papel tiene el comercio electrónico en este proceso?
R.: El comercio electrónico no tiene porqué ser el enemigo del retail. Si se integra bien, es un complemento perfecto. Por ejemplo, la gente va a las tiendas de Apple a tocar los productos e informarse, pero los productos los pides a través del móvil. Ahora bien, si no haces venta online empiezan los problemas. Además, si no se integran bien las tiendas digitales y físicas, el coste es muy elevado y dificulta las economías de escala. En todo caso, se deben tener en cuenta que en cada lugar hay hábitos de vida diferentes. Por ejemplo, en Shenzen (China) acostumbran a trabajar muchas horas y no tienen tiempo para comprar, y esto provoca que haya pocas tiendas en la calle y, en cambio, el comercio electrónico es muy poderoso.
R.: ¿Los locales comerciales vacíos son una solución para ampliar el mercado residencial?
R.: Es un tema complicado. Ahora mismo, para poder replantear la conversión a un uso no comercial es necesario que sean locales vacíos persistentes, que ni tienen actividad ni se espera que la tengan. Además, se corre el peligro de crear zonas eminentemente residenciales con muy poco comercio y esto puede provocar que si el barrio florece en el futuro, no pueda crecer porque no tiene suficiente fuerza comercial.
“Al final la última milla es un uso comercial”
P.: ¿Y ante la falta de espacios logísticos de última milla?
R.: Al final la última milla es un uso comercial. Siempre han existido los locales cerrados que no es que estén vacíos, es que son almacenes. Y ahora hay locales que sólo usan los repartidores. Este tipo de locales dan flexibilidad al comercio tradicional. Se habla mucho del fin de la distribución capilar, que es el sueño de las grandes marcas, pero al final siempre tienen que volver al retail. El modelo que funciona mejor es el de ciudad mediterránea, que se usan en ciudades como Manhattan o Barcelona. Tenemos que conservar este modelo de ciudad y allí donde no lo tienen, se debe implementar.
P.: ¿Hay un cambio en la manera de entender las ciudades?
R.: Las ciudades se están repensando continuamente. Hay cosas que cambian y otras que no se tienen que tocar porque ya funcionan. Las urbes existen desde Babilonia y al final acaban integrando siempre a los nuevos sistemas sin cambiar de forma y siempre que permitan disfrutar más y mejor de sus servicios. Al final, la gente lo que quiere es poder ir a pasear, ver escaparates y comprar.