Es duro leerlo, pero mi situación financiera es mi responsabilidad
Cuando estás en esos momentos de depresión financiera, ¿en qué piensas? Si eres una persona normal, lo primero que te pasa por la mente es a quién culpar, y ese catálogo de responsables puede ser tan variado como tu mamá que tienes al lado o el ayatolá de Irán, al que nunca conocerás, pero que con sus acciones supuestamente presiona el petróleo al alza.
En el momento en el que comenzamos a señalar a los demás por una situación que nos atañe sobre a nosotros, nos alejamos un poco de las posibles soluciones que sí nos sacarán de la dura olla. Es duro leerlo, pero la culpa de nuestra situación financiera es, en un 99 %, solo nuestra.
Bien, tranquilo, no pases ahora a otro artículo de Revista Mercado, permíteme desmontar el mito del señalamiento a terceros. ¿Cuál de estos seis grupos es tu favorito para culpar?
¿Tu familia? Que naciste pobre, dices. Tienes la oportunidad de superarte como lo hacen muchas personas en nuestro país. Argumentas que un hijo, padre, tío, abuelo o hermano necesita de tu cuidado y que esa atención te cuesta. Es cierto que la discapacidad de alguien querido complica la productividad y las finanzas, pero en la mayoría de los casos hay formas de repartir las cargas que genera esa persona con discapacidad.
¿Tus amigos? Porque te “obligan” a ir a restaurantes caros y cuando se casan hacen sus listas de boda en lugares muy finos. Si tus amigos no entienden tus limitaciones financieras coyunturales, te recomiendo que busques otro círculo social.
¿Ganas poco? Y por eso no “tienes capacidad de ahorro”. Sin embargo, muchos abanderados de este argumento tienen fichados al menos tres prestamistas que hacen créditos al módico 20 % mensual. A ver, si tomas prestado RD$500 y pagas RD$600 al mes siguiente, esos RD$100 son tu capacidad de ahorro, la cual decidiste entregarle a un prestamista.
¿El banco? Ay, pobre banco, el villano favorito del depresivo financiero. Aunque no he conocido la primera entidad financiera que obligue a sus clientes a contratar tarjetas de crédito o a tomar ese préstamo pre-aprobado. No puedo negar que en algunas ocasiones el banco se aprovecha de nuestras debilidades, pero los tratos los cerramos nosotros de libre consentimiento.
¿El gobierno? El cual a veces mete la pata, y esos errores se expresan en inflación, altas tasas de interés, pérdidas de empleo por la merma en el consumo y la subida de impuestos. No obstante, lo que es igual no es ventaja. Si otros prosperan honestamente pese a gobiernos malos, tú también puedes hacerlo.
¿El entramado capitalistas internacional? O la confabulación masónica, con ayuda del Club Bilderberg y la trilateral. Si eres de estos, respira, tómate un vaso de agua, y busca ayuda profesional.
El culpable eres tú. Ahora bien, hay una herramienta que te sacará de cualquier problema de dinero o, en el mejor de los casos, te evitará caer en la depresión financiera, olla, en buen dominicano. Se trata de las buenas decisiones.
Si tienes RD$10,000 puedes elegir entre comprar unos zapatos o contratar un certificado de depósito a plazo fijo.
Si tienes una tarjeta de crédito, decide informarte sobre sus fechas de corte y vencimiento, la tasa de interés, y las consecuencias de no pagar a tiempo.
Si quieres algo, decide ahorrar para comprarlo, en vez de ir corriendo a pedir un crédito.
No eres una víctima ni de los tuyos ni del entorno ni del sistema, si estás deprimido financieramente lo que necesitas es más conocimiento y una mejor toma de decisiones en base a lo que aprendes sobre el dinero.
Ahora levántate, disfruta de lo que te has ganado, y toma responsabilidad, con consciencia.
Carlos Arturo Guisarre
@cguisarre