La visionaria que nunca subestimó el deseo por la belleza
12 de septiembre 2018, 2:25 PM.– En los años 40, Estée Lauder vendía sus cremas para la piel en los salones de belleza, hasta que un pedido de 800 dólares de Saks Fifth Avenue catapultó su negocio y confirmó lo que ya sabía: toda mujer siempre necesita sentirse bella.
En Queens, Nueva York, a principios del siglo XX, una inquieta joven de madre húngara y padre checo aprende de su tío fórmulas para crear cremas. Habían iniciado la fabricación en la cocina de la casa, pero al poco tiempo necesitaron más espacio para poder hacer frente a la creciente demanda. Fue el inicio de una aventura que llevó a Josephine Esther Mentzer, mejor conocida por Estée Lauder, a crear una empresa pionera en los cosméticos en su época e innovadora a lo largo de toda su historia.
En sus inicios, Estée Lauder ofrecía cuatro productos para el cuidado de la piel. Con el firme convencimiento de que cada mujer puede ser bella, y con la perseverancia, creatividad y pasión por el trabajo que siempre le caracterizaron, la oferta de cosméticos en el mercado norteamericano experimentó un paso de avance nunca visto.
Como toda mujer de su época, antes de empresaria Estée fue madre y esposa. A finales de la década de 1920, había conoció a Joseph Lauter, con quien se casó en 1930. De Queens se mudaron a Manhattan, y poco después la pareja adoptó el apellido Lauder, corrigiendo un error ortográfico que databa de cuando su padre emigró de Austria a los Estados Unidos.
Manhattan, como importante exponente del estilo de vida más innovador y creativo que iba de la mano con las aspiraciones propias de una mujer adelantada a su época, ofreció de inmediato la oportunidad para que Estée comenzara a desarrollar su negocio. Con una estrategia sencilla pero clara, comenzó a vender sus productos para el cuidado de la piel allí donde su público potencial se reunía con regularidad: los salones de belleza. Entonces, Estée aprovechaba esos momentos entre pláticas y confidencias de mujeres para hablarles de los beneficios de sus cremas porque, si el cuidado del pelo era importante, también lo era la piel de toda mujer, en cada etapa de su vida.
En 1946, Estée y Joseph Lauder estaban listos para lanzar oficialmente la Compañía, y un año más tarde lograron su primer pedido importante: una orden por valor de 800 dólares en productos nada más y nada menos que de Saks Fifth Avenue, la famosa tienda de Manhattan, templo del público femenino de la más alta categoría.
El conocimiento de la psicología de la mujer y su instinto innato de lo que querían eran parte de las armas con las que contaba Estée. Como era una consumada vendedora, estaba plenamente convencida de que tenía que tocar al consumidor, mostrarle los resultados en su rostro y explicar los productos. Ese fue el comienzo del servicio personal High-Touch de la compañía, y de otras innovaciones que luego fueron imitadas por sus competidores, como el”Gift With Purchase”, una estrategia que todavía hoy rinde excelentes resultados.
En el mercado de productos femeninos norteamericano, hasta la década de 1950, la mayoría de las mujeres solo usaban fragancias para ocasiones especiales. Pero Estée quería encontrar una manera para que las mujeres compraran su propio perfume y lo usaran con mayor frecuencia, por lo que en 1953 creó Youth-Dew, un aceite de baño con perfume que revolucionó la industria y cambió para siempre los hábitos de su clientela.
Como emprendedora y adelantada a su época, Estée escuchaba muchas opiniones pero también era capaz de tomar las mejores decisiones para el desarrollo de su carrera. Con su fuerza de voluntad y su conocimiento del mercado, décadas después fue capaz de supervisar, personalmente, la creación de cinco marcas adicionales: Aramis, Clinique, Prescriptives, Lab Series y Origins, y siempre insistió en que los productos de la compañía se elaboren con ingredientes de la más alta calidad.
En vida, fue honrada con muchos premios, apoyó numerosos programas cívicos y culturales, incluida la restauración del palacio de Versalles y la construcción de varias zonas del Central Park.
Estée Lauder siempre ocupará las páginas de cualquier capítulo que hable del carácter, la ambición y determinación de mujeres que cambiaron el mundo de los negocios con sus sueños, esos que, como ella misma decía, solo el trabajo intenso podía hacerlos realidad.
Una mujer que siempre innovó y cambió la industria de los cosméticos
Las estrategias de ventas de Esté Lauder eran, verdaderamente, especiales. Estaba convencida de que no era buena idea que sus clientas compraran muchos produtos, ya que la rutina de belleza debía ser simple y efectiva, no complicada, por lo cual siempre le decía a su equipo: “Nunca vendas a un cliente lo que no quiere o no necesita”. El serum, muy popular hoy en día, fue su creación, en 1982. Estée sabía muy bien que la piel era más apta para repararse a sí misma durante la noche, por lo que el producto fue lanzado como un suero para aplicarse antes de dormir. De inmediato, fue un éxito para la compañía.
También fue innovadora en el ámbito de los recursos humanos de su empresa, ya que estaba convencida de que era mejor conocerlos en persona que estudiar a fondo sus curriculums, porque para ella era importante ese primer contacto, cara a cara, y la percepción inicial.
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