Londres, Hong Kong o Santiago, las ciudades que peligran entre las más ‘hot’ para el retail

Elecciones políticas, inestabilidad en las calles, recesión económica o ruptura de los acuerdos comerciales. Son algunos de los peores escenarios para un retailer cuando se aventura en una nueva ciudad y factores que provocan que el atractivo de dicha ciudad decaiga. En un entorno caracterizado en todo el mundo por la incertidumbre, fenómenos como el Brexit o las protestas contra el Gobierno castigan a plazas como Londres, Hong Kong o Santiago, mientras que el calendario electoral de 2020 pone en riesgo el atractivo de las ciudades de Estados Unidos.

Por segunda vez, el informe Hot Retail Cities 2019, elaborado por Modaes.es con el impulso de Tendam y la colaboración del Instituto de Empresa, analiza las condiciones para el negocio de la distribución de las principales ciudades globales y señala las cien metrópolis más atractivas para el retail en la actualidad. En esta edición, Nueva York repite como la ciudad más hot, seguida de Los Ángeles y, en tercer lugar, Tokio.

¿Mantendrán posiciones en 2020?  ¿Cuáles ven más amenazada su posición? Después de que hace unos días Boris Johnson ganara las elecciones en Reino Unido y acelerara el Brexit, las ciudades británicas incluidas en el ránking (Londres, Birbimgham y Manchester) verán amenazadas sus posiciones como unas de las urbes más atractivas para el retail.

 

Londres se sitúa en décima posición del ránking global y como primera ciudad europea para el retail y Manchester, la segunda mayor aglomeración urbana del país, se sitúa en el sexagésimo puesto.  Sin embargo, hay que tener en cuenta que el informe, elaborado principalmente con datos de 2018, no tiene en consideración los impactos del Brexit que han empezado a producirse ni, por supuesto, los que previsiblemente se sucederán tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

Hong Kong también es una de las plazas más amenazadas para el retail. La ciudad, que históricamente ha sido uno de los mercados clave para la moda, está perdiendo atractivo por las protestas prodemocracia en la que lleva inmersa durante varios meses. Las protestas comenzaron en marzo y no tuvieron impacto en la evolución económica de la región administrativa especial de China en 2018, como en cambio sí lo están teniendo este 2019.

A principios de este mes, el secretario de Finanzas hongkonés, Paul Chan, aseguró que la ciudad podría registrar un déficit presupuestario durante este año fiscal, el primero en quince años. Además, la economía se  contraerá un 1,3% en 2019 con respecto al año anterior.

Las elecciones generales de China en el próximo año también podrían hacer peligrar la situación de otras de las ciudades que aparecen en la tabla. Es el caso de Shanghái, que se encuentra en la novena posición; Pekín, situada en el número 19 de la tabla, o Shenzhen, en la posición 32 de la lista.  

Por otro lado, Santiago de Chile se sitúa en la posición 67 de la tabla, adelantando este año a Ciudad de México y colocándose en la primera posición de ciudades más hot para el retail en Latinoamérica.

Sin embargo, los graves disturbios registrados en el país desde el pasado octubre hacen peligrar la situación de la capital chilena en el ránking. Además, el país latinoamericano celebrará elecciones municipales el próximo año, que también podría influir en su resultado en la tabla.

El calendario electoral también agregará incertidumbre en ciudades como Nueva York, Boston o Miami, junto al resto de ciudades estadounidenses incluidas en el ránking, debido a los próximos comicios presidenciales en el país norteamericano. La reelección de Donald Trump, actualmente sometido a un proceso de impeachement, podría generar en este caso tanta inestabilidad como lo contrario, en función de la identidad de su contrincante.

Hot Retail Cities tiene en cuenta anualmente medio centenar de indicadores para medir el atractivo que tienen las 150 ciudades más importantes del mundo para el retail. En concreto, el informe atiende a aspectos como la demografía, la economía, la política, el entorno socioeconómico, el turismo, el retail, la moda, la calidad del aire y trendy cities, teniendo en cuenta criterios como la población, la riqueza, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), el salario mínimo, las barreras fiscales, el tráfico aeroportuario, la cifra de turistas o el clima emprendedor.

Los diferentes indicadores, medidos a través de una amplia pluralidad de fuentes públicas y privadas de prestigio (desde el Foro Económico Mundial a la Organización de las Naciones Unidas o The Heritage Foundation), se ponderan según el impacto directo para la actividad comercial y se han prorrateado las puntuaciones. De esta forma, Hot Retail Cities establece el ránking de las 100 ciudades de mayor excelencia para un retailer tipo de entre cerca de las 150 ciudades analizadas.

Los aspectos coyunturales tienen una alta importancia en la ponderación utilizada para establecer la puntuación de cada ciudad: la caída del PIB, el encarecimiento de los locales comerciales o un cambio de gobierno relevante en los difernetes países o ciudades tienen mucho peso en el informe.

Objetivo 2020: redes bajo control, el ‘sourcing’ cambia el mapa

La moda ha cambiado por completo su mapa del aprovisionamiento en estos diez años. El encarecimiento de los costes productivos de China abrió dos nuevas rutas: la del low cost, que se afianzó en Bangladesh, Camboya o Vietnam, y la de la proximidad, que recaló en Turquía y Marruecos. La búsqueda de costes más bajos ha continuado definiendo las rutas del sourcing de la industria de la moda, aunque después de la tragedia del Rana Plaza en 2013 nada volvió a ser igual. Desde entonces, las estrategias de aprovisionamiento han dado un vuelco para acercar marcas y retailers a sus factorías, poner fin al conflicto social en las economías emergentes y buscar la trazabilidad y la transparencia de cara a los stakeholders.

En diez años, el mapa del aprovisionamiento ha ganado tal complejidad que el sourcing es en la actualidad un factor estratégico en los grandes retailers. Tres años después de la liberalización del comercio textil, un escenario que convirtió a China en la fábrica de ropa del mundo, la crisis financiera internacional volvió a cambiar por completo las reglas del juego. Aquel boom productivo del textil en el gigante asiático, que se hinchó entre 2001 (cuando China fue nombrada miembro de la Organización Mundial del Comercio) y 2005, se detuvo con la caída global de la economía.

El parón del comercio exterior que provocó la crisis mundial hizo virar la estrategia económica de Pekín, que optó por reducir la dependencia de los mercados internacionales y ganarla en su propio mercado de consumo. Así, durante estos últimos diez años, uno de los focos del Gobierno de China para su crecimiento económico ha consistido en dinamizar el consumo interno con el avance de la clase media.

Otra de las palancas que activó el país para expandir su economía fue derivar la industria hacia otra de valor añadido. El efecto inmediato de estas medidas fue un incremento de los costes productivos y la consecuente búsqueda por parte de la moda de nuevas regiones a las que trasladar los procesos más intensivos de mano de obra, como la confección de prendas.

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Diez años de moda en España. Diez años de Modaes.es 

Bangladesh se convirtió en el segundo mayor proveedor mundial de prenda confeccionada en el ejercicio 2010-2011. Aquel año, este país fronterizo con India y Myanmar exportó ropa por valor de 17.910 millones de dólares, un 43% más que un año atrás. Este territorio del Sudeste Asiático basaba ya entonces su economía en la actividad exportadora y, en concreto, en la de prenda confeccionada, que representaba cerca del 80% del total.

Las marcas de moda occidentales empezaron entonces a trasladar su producción a Bangladesh ante el incremento de los costes laborales en China y aprovechando su pertenencia al sistema GSP+ de la Unión Europea, que permite a las economías en desarrollo exportar a territorio europeo sin partidas arancelarias.

De hecho, las firmas europeas y estadounidenses aterrizaron en Bangladesh de la mano de sus proveedores en China, que fueron los primeros en trasladar a este país vecino las tareas de acabado y de confección de prendas, dos de los procesos más intensivos en mano de obra y más sensibles a los costes.

En 2010-2011, el principal producto que Bangladesh fabricó y exportó fueron las camisetas de punto. Las ventas de esta prenda al exterior ascendieron a 4.696,6 millones de dólares, casi un 50% más que un año atrás. Le siguieron los pantalones, que el país exportó aquel año por 4.164,2 millones, y suéters, cuyas exportaciones alcanzaron entonces 2.488 millones de dólares.

 

El principal atractivo de Bangladesh eran los salarios.Un trabajador bengalí del sector textil tenía un salario en 2012 de entre 45 euros y 60 euros al mes, frente a la horquilla de entre 188 euros y 300 euros que se daban en China. No obstante, ya entonces se hablaba del país como un polvorín laboral. El temor a un conflicto social era tal que H&M y Gap llegaron a presionar al Gobierno del país que subiera los salarios. De hecho, a medida que la industria del país iba incrementando su actividad, también se activaron las protestas y las manifestaciones.

En 2012, salieron a la calle más de 100.000 trabajadores del país, en una manifestación que terminó de manera violenta por el enfrentamiento entre manifestantes y agentes de la policía. A finales de aquel año se produjo la primera tragedia: un incendio en una fábrica textil provocó la muerte a 120 trabajadores. Pero la gran tragedia del sector se produjo un año después, en la que se ha convertido en la segunda mayor catástrofe industrial de la historia, por detrás de Bhopal. Fue el derrumbe de un inmueble que albergaba varias factorías textiles, situado en las afueras de Dacca, la capital del país: el edificio Rana Plaza. Fallecieron más de mil personas.

El conflicto social en Bangladesh derivó parte de la producción low cost a otros países del Sudeste Asiático, como Camboya, Vietnam, Tailandia, Laos o Sri Lanka. En todos ellos, ya había cierta tradición textil, que en aquel momento se disparó ante unos inversores que buscaban territorios más estables, aunque sus costes laborales fueran más elevados. Camboya, además, igual que Bangladesh, se beneficia también del sistema GSP+ para exportar a la Unión Europea sin prácticamente aranceles.

Pakistán también ha ganado posiciones en el nuevo mapa del sourcing, sobre todo entre los retailers europeos. El país asiático entró también en el GSP+ pese a las duras críticas de la patronal europea del textil y la confección, Euratex.

Principales exportadores de moda

La Comisión Europea le dio acceso a este sistema después de que el país sufriera en 2012 unas trágicas inundaciones que tuvieron un impacto negativo en su economía. En estos últimos diez años, las importaciones europeas de prendas de vestir procedentes de Pakistán se han duplicado, hasta 3.269 millones de euros en 2018. En la actualidad, Pakistán es el sexto proveedor europeo extracomunitario de ropa por detrás de Camboya.

A pesar de que China perdió fuelle en el nuevo orden del aprovisionamiento de moda, entre 2009 y 2018 la Unión Europea incrementó en un 20% sus compras de artículos textiles y de confección al gigante asiático. Sin embargo, las importaciones de Bangladesh se triplicaron en este periodo y, desde 2016, este país asiático ocupa el tercer puesto entre los principales proveedores de tejidos y prendas de la Unión Europea superado sólo por China y Alemania.

Camboya, por su parte, ha multiplicado por siete sus ventas a la zona comunitaria, mientras que Vietnam y Pakistán las han duplicado. En términos absolutos, Bangladesh pasó de vender a la Unión Europea, artículos textiles y prendas de vestir por cerca de 4.400 millones de euros en 2009 a cerca de 14.700 millones de euros diez años después. En el caso de Camboya, las importaciones del sector pasaron de casi 530 millones de euros en 2009 a más de 3.640 millones de euros en 2018, según los últimos datos de Icex España Exportación e Inversiones.

Una década de relocalización

Pero 2012 fue también el año de la relocalización, un concepto con el que se quiso explicar el fenómeno contrario a la deslocalización. Sin bien la distribución organizada que manejaba grandes volúmenes había fomentado el traslado de la producción a países asiáticos, era ahora el fast fashion el que volvía a aproximar a los mercados de consumo la fabricación de las prendas, en busca de una respuesta ágil a los vaivenes del mercado. El auge del ecommerce aceleró aún más esta tendencia, que se centra en series cortas y en servir con rapidez.

En Europa, Reino Unido fue el primer país en hablar de manera abierta de relocalización de la producción. Aquel año, el entonces secretario de Estado de Comercio del Gobierno británico, Vince Cable, volvió a colocar a la industria textil de nuevo en la primera línea de la política económica del país con un plan para impulsar a este sector para generar alrededor de 200.000 puestos de trabajo en los siguientes cinco años. El Ejecutivo se basó en un estudio que indicaba un retorno de la fabricación para dar respuesta a los retailers locales y ante el incremento de los costes laborales y de transporte en China.

Sin embargo, ha sido Turquía el más beneficiado por esta relocalización industrial. En estos diez últimos años, el país euroasiático ha hecho del textil una industria estratégica para afianzar su desarrollo económico, dado que el país cuenta con la mayoría de los procesos de la cadena de valor: es productor de algodón, fabricante de fibra sintética y cuenta con grupos verticalizados que cubren todos eslabones. Durante estos últimos diez años, el país se ha convertido en la fábrica de Europa, acelerando esta posición en la recta final de este periodo apoyándose en la devaluación de la lira.

También los países de la Europa del Este han ganado fuerza en las rutas de aprovisionamiento de los retailers europeos, sobre todo Polonia, República Checa y Rumanía. En este periodo, la Unión Europea duplicó sus compras a la industria polaca; las disparó un 72% al sector checo, y un 25% al rumano. Portugal, cuya industria textil se desarrolló en las décadas de los setenta y los ochenta del siglo pasado aupada precisamente por la demanda europea, fue recuperándose del parón de la crisis a partir de 2010, cuando sus exportaciones a la zona comunitaria marcaron de nuevo una tendencia ascendente.

Sin embargo, en 2016 esta evolución se truncó. Así, entre 2009 y 2016 las exportaciones portuguesas de prendas de vestir a los países de la Unión Europea crecieron un 37%, mientras que, en los dos últimos años, cayeron un 15,4%.

Marruecos, por su parte, también ha elevado su protagonismo en el conjunto de las importaciones europeas de textil y confección, incrementándolas un 37% entre 2009 y 2018. El país africano continúa siendo estratégico para España, aunque no tanto para el conjunto de la Unión Europea. De hecho, continúan encalladas las negociaciones para el pacto comercial entre Europa y el Mediterráneo, consecuencia en parte de la normativa de origen en el textil. Las conversaciones arrancaron en 2008 y debían concluir en 2018. Sin embargo, el debate todavía persiste.

 

Rana plaza, punto de inflexión

La tragedia del Rana Plaza marcó un punto de inflexión en las estrategias de sourcing de los grandes retailers de moda. El 24 de abril de 2013 cedió la estructura del inmueble Rana Plaza, un edificio compuesto por unos bajos comerciales y cinco plantas que albergaban talleres de confección. El derrumbe provocó la muerte de más de mil personas y más de dos mil. Se catalogó como el segundo peor accidente de la historia industrial por detrás de Bhopal. Fue la primera vez que los grandes rotativos internacionales desvelaron los nombres de las marcas que se fabricaban en el Rana Plaza.

El colapso de este edificio bengalí simbolizó la manera de hacer las cosas propias del boom de la globalización industrial, a la caza de los mejores costes productivos. Entre 2013 y 2018, se pasó de un periodo en el que todo valía por un buen precio a una nueva era que busca estabilidad. La catástrofe sirvió para abrir nuevos espacios de diálogo entre marcas internacionales, fábricas, administraciones locales, sindicatos y ONGs, hasta entonces inexistentes. El pilar de este cambio fue la creación de un órgano sin precedentes, el Accord on Fire and Building Safety in Bangladesh.

Por primera vez en la historia económica, más de 220 grupos internacionales fueron de la mano junto a dos federaciones sindicales globales y varias locales, el Gobierno del país y distintas ONGs para diseñar una hoja de ruta para evitar una nueva tragedia en la industria textil del país. Después de cinco años de inspecciones, reparaciones y cierres de fábricas, Bangladesh llegó a ser el lugar más seguro en el que confeccionar. No obstante, en 2018, el Gobierno del país empezó a bloquear la continuidad del acuerdo, que ratificaron hasta 2021 alrededor de 200 compañías.

La reputación fue un concepto clave en los años siguientes al hundimiento del Rana Plaza. Los grandes grupos de la moda no sólo se involucraron en inspeccionar las factorías de Bangladesh sino que empezaron a rastrear las factorías en las que producían sus artículos. En la mayoría de los casos, el interlocutor de las empresas de moda era un interproveedor que tenía fábricas en varios países y que tiraba de subcontratas en picos de producción.

La tragedia del Rana Plaza puso también en evidencia la falta de control que tenían las compañías de moda de su cadena de aprovisionamiento y elevó la crítica social sobre la responsabilidad de los gigantes de la distribución en cuestiones como derechos laborales y condiciones salariales en economías emergentes.

Siguiendo la estela de la unión que se logró con el Accord on Fire and Building Safety in Bangladesh, una quincena de gigantes de la moda (entre ellos Inditex, H&M, Primark, Esprit, C&A, Asos o Next) crearon en 2015 la plataforma ACT (acrónimo de acción, colaboración y transformación) junto con empresarios industriales de Camboya y representantes de los sindicatos del país con el fin de alcanzar la negociación colectiva sectorial. El propósito de esta colaboración era crear un escenario de negociación para evitar el conflicto social en el país, después de que en 2014 una manifestación de trabajadores del textil que solicitaban un aumento salarial terminase con muertos y heridos tras unas cargas policiales.

En estos últimos años, los grandes grupos de moda han buscado la reputación en la trazabilidad de su cadena de valor para conseguir una mayor transparencia. Nike, Adidas, Levi Strauss o H&M fueron pioneros en hacer públicos sus listados de proveedores en todo el mundo. Se sumaron a esta tendencia Marks&Spencer, Gap o Uniqlo. Inditex, por su parte, comparte desde hace años los nombres de las fábricas con IndustriAll a través del Acuerdo Marco. En la actualidad, esta tendencia ha evolucionado y ha empezado a sofisticarse con la introducción de tecnología. Levi Strauss y H&M han empezado a testar el blockchain, la base tecnológica de las criptomonedas, para visualizar la trazabilidad de sus cadenas de suministro.

Etiopía, la última meca del ‘low cost’

En 2014, H&M, en una acción coordinada con el Gobierno sueco, puso en marcha un plan piloto para empezar a producir en Etiopía. Aquella acción colocó en el punto de mira a este país africano, que cuatro años después se perfila como el relevo de la producción de moda low cost de Bangladesh y Camboya. Los salarios en el país oscilan entre 19 euros y 47 euros, según un informe de CCOO de 2018. Los supervisores, técnicos y administrativos cobran entre 64 euros y 95 euros al mes.

El Ejecutivo etíope ha hecho desde entonces del textil su bandera, buscando inversión extranjera para activar su economía. El equipo de gobierno se marcó en 2015 el objetivo de alcanzar 30.000 millones de dólares en exportaciones textiles en diez años y convertirse así en el principal hub de aprovisionamiento del sector en África. Después de la incursión de H&M, quienes capitanearon las inversiones en territorio etíope fueron grupos textiles de China, Bangladesh, Turquía o India, proveedores de las grandes compañías internacionales de moda.

Algunos de los primeros gigantes del sourcing global en instalarse en el país fueron Jiangsu Lianfa, de China; Arvind, de India, o Ayka, de Turquía. En 2018, se calculaba que había unas 300 empresas con unos 70.000 trabajadores en este sector. A diferencia de la expansión de la industria textil en Bangladesh o Camboya, en Etiopía se levanta una estructura mucho más automatizada y robotizada con miras a evitar en el futuro el conflicto social.

En los últimos años, Etiopía ha ido levantando parques industriales en su territorio en los que han ido tomando posiciones los proveedores de grupos como Inditex, Gap, PVH o Decathlon, entre otros. A finales de 2018, se puso en marcha un complejo en la localidad de Adama que da empleo a 25.000 trabajadores y genera un volumen de exportaciones por valor de 38 millones de dólares anuales. El país invirtió cerca de 150 millones de dólares para su puesta en marcha. Para 2019, el Gobierno etíope planea levantar otros tres parques más.

Aunque China continúa siendo con diferencia la mayor fábrica global de las industrias del textil y de la piel, el mapa del aprovisionamiento se ha transformado en los últimos años. Parte de las producciones low cost del gigante asiático han ido trasladándose a países cercanos, creando nuevos hubs productivos que, con el tiempo, han ido siguiendo la estela del fenómeno económico de China, sofisticándose y tecnificándose a la vez que los costes laborales también han ido incrementándose.

Bangladesh, Camboya, Vietnam, Laos, Tailandia e incluso Myanmar han subido sus salarios mínimos en los últimos años y la tendencia pasa por continuar incrementándolos, presionando el ya dañado margen de los gigantes de la moda: si bien el impacto de las alzas salariales por prendas es pequeño, los volúmenes que se manejan hacen que sean notables.

La solución pasaría por tecnificar las fábricas, que permitiría continuar operando con costes bajos. Pero, por el momento, ningún gran grupo industrial se ha movido en esta dirección por las elevadas inversiones que requiere.

A corto plazo no hay, además, un nuevo hub productivo que garantice a la industria una nueva década de aprovisionamiento low cost. Plantear un traslado de la producción a otro país, del mismo modo que hace una década China la llevó a Bangladesh, es prácticamente imposible porque no existe ninguno con la misma capacidad que los polos del Sudeste Asiático. Etiopía lleva años perfilándose como el siguiente polo manufacturero del sector, pero está aún a años luz en infraestructuras.

Aun así, el país africano es el mejor posicionado para tomar, a medio plazo, el relevo a Bangladesh. Titanes de la distribución como H&M llevan años tomando posiciones en el país, que está captando inversiones de industriales chinos, bengalíes, camboyanos, vietnamitas o egipcios que buscan costes productivos más bajos. Otras dos vías que se abren en el sourcing del futuro pasan por la concentración en el número de actores y la internalización de procesos.

Es decir, la estructura productiva adelgazará y los actores más débiles serán aquellos que busquen alianzas estratégicas para ganar velocidad, agilidad y flexibilidad. Por otro lado, tras décadas de externalización de procesos, vuelve a ponerse sobre la mesa la internalización. Por ahora, el lujo ya ha abierto el camino en este sentido con la compra de algunos de sus proveedores.

La óptica se aleja del blanco para vestirse del color de moda

Defienden los pensadores liberales que la Europa medieval fue próspera por estar descentralizada. Al haber más de 500 pequeños estados, quien tratara de imponer censura o restringir las libertades sufriría una fuga inmediata de ciudadanos. La óptica era, hasta hace poco, un enorme imperio dominado por sólo cuatro condes italianos. Ellos dominaban la producción, gestionaban las marcas y, sobre todo, controlaban los canales de distribución. El negocio iba bien, pero innovaba poco. Desde que, en 1988, Armani firmó la primera licencia de óptica de la historia, que cambió radicalmente las reglas del sector, apenas se había transformado.

Lee el reportaje completo en el Modaes.es Dossier

El nuevo enforque de la óptica

Pero en los últimos años todo ha cambiado. “En cuarenta años no he visto una transformación tan veloz como en los últimos dos”, asegura Michele Aracri, consejero delegado de De Rigo. El eje transversal de esta transformación ha sido la aproximación a la moda, sustentada en tres pilares: integración vertical, precio y adaptación veloz a la demanda.

Con el Tchin-Tchin de Alain Afflelou en 1997 llegó a la óptica la guerra de precios y los primeros intentos por convertirla en un accesorio de moda, pero la oferta continuaba dependiendo de los gigantes. Afflelou vende Ray Ban (Luxottica), Guess (Marcolin) y Tous (De Rigo), entre otras marcas.

 

Etnia Barcelona, fundada en 2001, e Italia Independent, en 2008, fueron pioneras en la apuesta por el diseño como propuesta de valor, en un sector en el que lo que reinaba era la marca. Pero para su distribución seguían apoyándose principalmente en el canal multimarca, dominado en gran parte por Luxottica y Safilo.

Pero, en 2010, todo cambió. Ese año, cuatro estudiantes de la universidad de Wharton pusieron en marcha Warby Parker. ¿Su diferencia? Un modelo verticalizado, una propuesta de moda y sin intermediarios, con la Red como principal canal de distribución.

“Hasta que llegó Warby Parker, la óptica no era un sector innovador”, explica Leonard Lodish, profesor de márketing de la Universidad de Wharton. “Estaba controlado por los grandes grupos que gestionaban todas las marcas y tenían relaciones muy cómodas con las ópticas: todo el mundo hacía una cantidad decente de dinero y tenían el poder, pero el consumidor no tenía una oferta muy variada”, defiende.

 

Hasta Warby Parker. Su principal disrupción fue la verticalización: como hizo Zara hace cuatro décadas, se saltó a los intermediarios. Eso permitió, por un lado, bajar los precios, lo que hacía posible a su vez aumentar la rotación. Por otro, conocer mejor a su cliente, al que vendía directamente, y acercarse un poco más a la demanda.

“Warby Parker no ha reinventado la rueda, sólo ha cambiado los elementos de la cadena de valor”, explica Felipe Caro, profesor de operaciones en la Universidad de California en Los Ángeles (Ucla).

De multitud de intermediarios a la venta directa

“En un negocio se puede innovar o bien en la producción, o bien en la distribución, o bien en ambas”, sostiene Óscar Valledor, fundador de la start up de óptica Project Lobster. “Las gafas son un sector muy binario, se fabrican de una o dos maneras, así que hay poco margen para innovar en la producción”, defiende el ejecutivo. El principal cambio vino, pues, de la comercialización, aunque tampoco ahí ha sido sencillo.

La cadena de valor de la óptica es de las más complejas del negocio de la moda, con grandes producciones en volumen deslocalizadas y una última parte, clave para el producto, personalizada y en proximidad: la lente. La especialización es, además, fundamental para la mayoría de clientes, al tratarse de un artículo con una función médica, lo que supone una barrera para que los grupos de gran distribución conquisten el sector.

Es, en cierto modo, similar a otro subsector del negocio de la moda, también complejo, que en los últimos años ha acometido una transformación semejante: la moda nupcial. Como el cliente de óptica, las novias valoran un proveedor especializado, por la carga simbólica de la compra, y el supply chain es también semi personalizado.

Estos dos factores, el servicio especializado y la personalización, frenan la innovación en ambos sectores, y especialmente la transformación digital: ¿cómo se vende servicio en la Red? ¿cómo se personaliza en remoto?

El salto de la óptica a la Red, liderado por Warby Parker, fue forzado por el contexto. “La gran barrera para el sector era la tienda, dominada por los grandes grupos, y por eso apostaron por el online”, dice Caro. Para solventar las barreras de la Red, la compañía introdujo servicios como la prueba en casa gratuita de hasta tres pares de gafas, un modelo que otros sectores, como los sujetadores, ya habían probado en su salto al online. “La integración ha sido la gran innovación, y el sector tiene que salir de esto reforzado”, defiende Michele Aracri.

Pero hay un proceso que la Red, por ahora, no puede solventar: la graduación. “El punto de inflexión será la facilidad para que el consumidor obtenga su graduación y sea propietario de ella”, defiende Ramón Pérez, director del área de visión de Hawkers.

“En la actualidad, el consumidor necesita de terceros para tener sus datos de graduación y con un coste: si tuviera la información de graduación y la pudiera usar a su discreción, se produciría una verdadera disrupción”, sostiene el ejecutivo.

Si el cliente ya sabe su graduación, en principio sí puede ya comprar online, pero no en todos los casos. En determinados productos, es necesario conocer otros datos como la distancia entre las pupilas, que algunas ópticas se niegan a proporcionar para competir con los operadores online.

“Existe un problema de educación y sensibilización para que el consumidor pueda acceder a sus datos”, defiende Pérez. “Cuando el consumidor tenga la trazabilidad de su graduación y la pueda usar a su discreción, la compra online será una realidad”, sostiene. Hawkers está trabajando ya en un proyecto de inteligencia artificial y reconocimiento facial con el objetivo de hacer posible la graduación online, aunque está todavía en una fase preliminar.

“Para empezar a vender online un producto que siempre se ha vendido offline, hay dos vías: o bien crear un producto para ser consumido digitalmente, o bien vender lo de siempre, pero con una experiencia nueva”, sostiene Valledor. Más oferta, más frecuente, más moda.

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El nuevo enforque de la óptica

Bruselas da luz verde a la venta de Avon a Natura

Luz verde para Natura. La Comisión Europea ha dado el visto bueno a la estadounidense Natura para tomar el control de la estadounidense Avon, al concluir que no plantea conflictos de competencia. En mayo, el grupo brasileño acordó la compra de Avon por 2.000 millones de dólares (1.800 millones de euros).

Bruselas ha reconocido que las actividades de las empresas se solapan en varias categorías de productos de belleza y cuidado personal. Sin embargo, ha precisado que la compra generará un incremento “moderado” en las cuotas de mercado.

La titular de las acciones de Avon será una nueva sociedad denominada Natura Holdings. Su creación coincidió con el cambio de nombre corporativo de Natura, que pasó a llamarse Natura&Co. Los actuales accionistas de Natura controlan el 76% de la nueva sociedad, mientras que el 24% restante estará en manos de los actuales dueños del grupo estadounidense.

La compra de Avon es la segunda gran operación corporativa que ha realizado la compañía brasileña. En 2017, Natura cerró la compra de The Body Shop a L’Oréal en una operación valorada en 1.120 millones de dólares (1.003,5 millones de euros).

En 2018, las ventas de Natura crecieron un 8,4%, hasta de 2.915 millones de reales (660,5 millones de euros).  Avon, por su parte, anotó unas ventas de 5.247,7 millones de dólares (4.641,2 millones de euros), un 5,7% menos el año anterior.

El dueño de Michael Kors adquiere el fabricante italiano de calzado Alberto Gozzi

Capri compra una nueva fábrica. El grupo estadounidense, propietario de Michael Kors, Jimmy Choo y Versace, ha alcanzado un acuerdo de compra con el productor italiano de calzado Aberto Gozzi, según un informe emitido por la compañía.

En esta nueva factoría, Capri tiene previsto producir la línea de calzado de Jimmy Choo y Versace. El importe de la transacción no ha trascendido y se espera cerrarlo en el cuarto trimestre del ejercicio fiscal de la compañía.

La fábrica cuenta con una superficie de 1.449 metros cuadrados y desde su fundación, en 1974, propiedad de la familia Gozzi. Ubicada en la localidad italiana de Pistoia, esta empresa italiana ha desarrollado su carrera en la industria de la moda fabricando calzado de alta gama para varias empresas de lujo.

“Esta adquisición permite alinearnos aún más con las mejores prácticas de la industria y fortalecer nuestras competencias técnicas mientras consolidamos nuestra posición en el mercado global de lujo”, ha valorado John Ido, consejero delegado de Capri.

La compañía ha finalizado los seis primeros meses del ejercicio 2019 con un resultado de 118 millones de dólares (106,2 millones de euros), un 63,4% menos que en el mismo periodo de 2018. Las ventas del grupo alcanzaron entre marzo y septiembre unos ingresos de 2.788 millones de dólares (2.510,8 millones de euros).

Logisfashion continúa con su expansión internacional con México en el punto de mira

Logisfashion apuntala su estrategia internacional. El operador logístico español continúa con su apuesta en el extranjero con el punto de mira en México, que se perfila como el mayor mercado de crecimiento para el grupo durante el año que viene.

La compañía, que abrió su primera planta en México en 2007, cuenta actualmente con dos centros en el país, en Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México, con una superficie operativa de 20.000 metros cuadrados, y una plantilla de 230 personas.

Durante el próximo año, Logisfashion abrirá una nueva planta en el país, de 12.000 metros cuadrados de superficie, que ha supuesto la contratación de ochenta nuevos empleados. Los centros del grupo en el país cuentan con servicios de gestión de stocks, pick and pack, cross dock o logística inversa.

El operador logístico cerró el ejercicio 2018 con una facturación de 36,5 millones de euros, un 21,6% más que en 2017. La compañía prevé cerrar el actual ejercicio con una cifra de negocio de cincuenta millones de euros y llegar a los cien millones en 2025.

Clarks se aprieta el cinturón: anuncia 170 despidos

 

Clarks anuncia recortes de cara a 2020. La compañía de calzado, con sede en Somerset (Inglaterra), ha comunicado el nuevo plan de reestructuración que contempla 170 despidos de cara al nuevo año. Clarks cuenta actualmente con una plantilla global de aproximadamente 13.000 empleados.

Actualmente la empresa está liderada por Giorgio Presca, ex Levi’s, Diesel y Geox, quien reemplazó a Mike Shearwood, después de su abrupta salida en marzo pasado. En noviembre de este año, la empresa fichó a Philip de Klerk, ex consejero delegado de Low&Bonar, como nuevo director financiero para encarar su reestructuración.

Este recorte llega después de que la compañía registrara pérdidas valoradas en 82,9 millones de libras (99,32 millones de euros) a cierre del ejercicio de 2018. Las ventas del grupo, por su parte, cayeron un 4,6% en los doce últimos meses, hasta 1.468 millones de libras (1.703,4 millones de euros), frente a los 1.539 millones de libras (1.785,8 millones de euros) del año anterior.

La compañía, que fue fundada en 1825 por los hermanos James y Cyrus Clarks, cuenta con 750 tiendas a escala global. Actualmente, la familia Clark continúa siendo accionista mayoritario de la empresa con 84% de las acciones.

Mothercare busca aliados en plena reestructuración: franquicia su negocio en Reino Unido a Boots

Mothercare abre una nueva etapa en su mercado local. La compañía británica de moda infantil, inmersa en una profunda reestructuración, ha sellado un acuerdo de franquicia con Boots para la gestión de su negocio en Reino Unido. La empresa continuará así operando en el país tras anunciar el cierre de todas sus tiendas en febrero de 2020.

En concreto, Boots comercializará a través de sus tiendas ropa, así como accesorios para el hogar gran puericultura. El acuerdo alcanzado incluye tanto el canal offline como el online, aunque este último no estará disponible hasta mediados de 2020. Después del verano, la oferta se ampliará. “Después de un periodo difícil, esta asociación entre Mothercare y Boots aporta seguridad y escala a nuestro grupo”, ha asegurado Mark Newton-Jones, consejero delegado de Mothercare.

En el primer semestre del año (cerrado el 12 de octubre), la compañía británica redujo sus ventas un 13,2%, hasta 324,1 millones de libras (385,2 millones de euros). El beneficio bruto de la compañía se situó en 21,2 millones de libras (25,1 millones de euros), un 14% más que en el mismo periodo de 2018.

En Reino Unido, las ventas por superficie comparable de Mothercare se redujeron un 2%, mientras que las online avanzaron un 68,9%. La facturación total del grupo en el país se redujo un 19,2%, hasta 131,8 millones de libras (156,7 millones de euros).

Boots, por su parte, es la mayor cadena de parafarmacia de Reino Unido. Propiedad de Retail Walgreens Boots Alliance, en el eejercicio fiscal de 2019 incrementó las ventas un 4,1% hasta 136.900 millones de dólares (123.059 millones de euros).

Milano Moda Uomo gana una talla para su próxima edición con nuevas marcas

Milano Moda Uomo toma impulso. La pasarela de moda masculina, que tiene lugar entre el 10 y 14 de enero, ha ganado terreno para su próxima edición con un aumento de participantes. En concreto, el evento acogerá a 77 marcas, frente a las 56 con las que contó el año pasado.

Según ha explicado la Camera Nazionale della Moda Italiana, Prada regresará durante la próxima edición, después de haber presentado en Shanghái en junio. Magsm, Iceberg o Han Kjøbenhavn son algunas de las marcas que participarán durante la semana de la moda de Milán.

Junto con Confartiginiato Imprese y el apoyo del Ministero dello Sviluppo Economico e Ice Agenzia, la Camera Nazionale della Moda Italiana presentarán un nuevo plan de mejora para la semana de la moda masculina de Milán.

El proyecto pasa por “presentar Milán e Italia como un centro de producción de moda a escala internacional, destacando el sistema de pequeñas y medianas empresas italianas y dando a conocer a un nivel en todo el mundo el know how que nos distingue, y mejorar la propuesta italiana de moda masculina, que comienza en Florencia con Pitti y continúa en

Milán con la semana de la moda”.

Entre las nuevas iniciativas se encuentra la colaboración con el Bristish Fashion Council, que ocupará un espacio durante el evento. “Este proyecto le dará a Cnmi la oportunidad de expandir sus horizontes y hacer que Milano Moda Uomo sea aún más internacional”, ha señalado Carlo Capasa, presidente de la Camera Nazionale della Moda Italiana.

Kering y Slimane ponen fin a la batalla: el juez ordena el pago de 40.000 euros al diseñador

Kering y Hedi Slimane ponen fin a la batalla. La disputa legal, en la que el conglomerado de lujo y el ex director creativo de Yves Saint Laurent llevan inmersos varios años, ha puesto punto yfinal después de que el tribunal dictaminara hace unos días que Kering debe pagar 40.000 euros al diseñador.

El conglomerado tendrá que pagar 20.000 euros a Slimane y otros 20.000 euros a Analytic Project, la empresa que administra los derechos comerciales del creativo, en

concepto de costes por los trámites judiciales de los últimos años.

La batalla judicial entre Kering y Slimane comenzó en 2016, cuando el tribunal de comercio de París condenó al conglomerado a pagar 13 millones de euros a Slimane por una de las cláusulas de no competencia.

Previamente, el juzgado de lo mercantil de París ya había ordenado al grupo dar acceso al diseñador a la información financiera de la empresa por no ser socio minoritario. Tras su salida, Slimane reclamaba el pago de 9,3 millones de euros por las acciones que tenía en el conglomerado.

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